miércoles. 24.04.2024

ALGO MÁS QUE MAREJADA EN EL PSOE

La decisión de María Dolores Corujo de terminar con la vida orgánica de la Agrupación de Arrecife ha provocado un auténtico terremoto en el PSOE. El ex alcalde José Montelongo ha decidido romper su silencio porque se siente engañado por aquellos que consensuaron con él su salida de la Alcaldía de la capital

Lo de la marejada interna del PSOE en Madrid parece que va a ser poco si se compara con la tormenta que se intuye en Lanzarote. La confirmación de lo que era un secreto a voces y que ya adelantamos en este confidencial, que Loli Corujo y los suyos iban a crear una gestora en Arrecife incumpliendo así uno de los acuerdos que habían alcanzado con José Montelongo para que abandonara la Alcaldía de la capital, ha hecho saltar todas las alarmas. Era conocido que en el PSOE de Lanzarote se estaban creando de nuevo dos grupos enfrentados por diferentes razones, casi todas relacionadas con el control del poder orgánico e institucional. Más de lo mismo, y nada que no suceda en el resto de los partidos. Sin embargo, el caso Montelongo, como ya dejamos escrito hace unas semanas, les ha estallado en toda la cara a más de uno. Empezando por el propio ex alcalde, que entiende que está siendo sometido a un linchamiento injusto y gratuito, promovido precisamente por aquellos que él tanto defendió en el pasado, los fieles seguidores del espinismo y sus medios afines.

Este miércoles Montelongo ha roto su silencio, y se ha puesto a disposición de los medios de comunicación que se han molestado en llamarle para hablar más o menos claro de lo que está sucediendo. Y lo ha hecho porque se siente dolido, especialmente con la secretaria general del partido. Aunque no cuenta realmente cuáles fueron los acuerdos concretos que alcanzaron para que dejara la Alcaldía de Arrecife, sí que está dejando entrever que uno de ellos tenía que ver precisamente con lo contrario de lo que se está haciendo en estos momentos. Porque Montelongo no ve casual que se estén filtrando las noticias a los mismos medios que controló el espinismo y que desde allí se reparta estopa contra aquel que en su día tanto defendieron. Ve un plan orquestado, que no termina de entender. Porque una cosa es que Corujo se esté apoyando en el espinismo para intentar controlar el partido por dentro de cara a un más que próximo congreso insular, y otra cosa es que provoquen la ruptura de la Agrupación de Arrecife llevándoselo a él por delante. ¿Qué necesidad había? Ninguna. Simples daños colaterales de una batalla en la que Montelongo ya no pinta nada, y en la que sobre todo no cuenta para los que se están jugando los garbanzos futuros.

Pero si el partido estaba dividido entre los que están con Corujo y los que no están con ella, que coinciden además con los que defienden el papel de Patricia Hernández en el Gobierno regional y su llegada a la Secretaría General en Canarias (se cuentan casos curiosos como el de que hay una extraña alianza entre Marcos Hernández y Manuel Fajardo), ahora la cosa se ha puesto mucho peor.

El tema de la Ley del Suelo no es más que la excusa que se está buscando para justificar la división. Los corujistas aparecerán ahora como los firmes defensores de tumbar un proyecto de ley con el que los socialistas oficialmente están de acuerdo. Los no corujistas van a ser representados como aquellos que defienden una iniciativa de Coalición Canaria (CC) que viene a poner patas arriba aquello que el PSOE lanzaroteño siempre ha defendido como propio, el territorio. En conclusión, que se forman dos bandos más o menos organizados que finalmente se tienen que enfrentar en un congreso, tratando de convencer al mayor número de afiliados de que lo bueno es lo que cada uno representa. ¿Quién tiene en estos momentos la sartén por el mango? Está claro que la secretaria general. Todos los movimientos que está haciendo tienden a garantizarse esa mayoría que anhela para salir bien parada en la próxima cita interna. Porque nada hace pensar que Corujo quiera enfrentarse en Tenerife con Patricia Hernández, que sea la punta de lanza de aquellos que aspiran a evitar que la actual vicepresidenta del Gobierno se haga con las riendas del partido en las Islas.

¿Afecta este lío interno al conjunto de los ciudadanos? Está claro que sí, porque el PSOE gobierna en las principales instituciones de la Isla, y cualquier movimiento desestabilizador, más si tiene que ver con sus socios, podría desembocar en rupturas institucionales que dejarían de nuevo a Lanzarote en el lugar en el que tantas veces ha estado en su pasado remoto y reciente. Aunque el secretario general de CC, David de la Hoz, se ha esforzado en apagar el fuego que surgió de las antorchas que portaban sus compañeros de Arrecife, aunque le ha dado la razón a la propia Corujo en eso de que no hacía falta que se reuniera la mesa de seguimiento del pacto, el actual movimiento de su socio recuerda mucho al que se produjo al final del mandato anterior de Pedro San Ginés en el Cabildo, y ya se sabe que no terminó precisamente bien. Hacer oposición mientras se gobierna, en esas están de nuevo. ¿Consecuencias? En estos momentos imprevisibles, aunque quedan demasiados años para las siguientes elecciones locales como para que los nacionalistas piensen como probable aguantar una situación de este tipo. ¿Será José Juan Cruz o Marcos Bergaz el nuevo Joaquín Caraballo? Es probable que no, y que la sensatez y el espíritu de supervivencia se anteponga a los deseos de los que prefieren estar fuera de las instituciones que mantener el Gobierno de un personaje tan odiado en la parroquia socialista como es San Ginés.

Y en la guerra de guerrillas actual están los comentarios de los unos y los otros. Unos acertados y otros absolutamente desacertados, unos interesados y otros desinteresados. Pero está claro que todo el mundo habla, y a esta redacción llegan confidencias que revelan lo mucho que les importa a algunos el permanecer en política a costa de lo que sea. Van soltando por ahí todos aquellos que tienen ganas de gresca que los dos bandos oficiales podrían convertirse en tres o en cuatro, teniendo siempre presente que José Juan Cruz forma su propio bando. Lo último, y esto sí que nos cuesta creerlo, es que el antaño todopoderoso Manuel Fajardo Palarea ya no se lleva con el no menos poderoso allá cuando Carlos Espino Angulo. Ese, sí, ese que tenía asesores de guardia que cobraban del dinero de todos los lanzaroteños que se dedicaban entre otras lindezas a escribir aberrantes artículos en periódicos serios como el Canarias 7 en los que se llegó a explicar al mundo, para alardear públicamente de su potencial, que manejaba los resortes del poder mejor que nadie. En realidad él no manejaba los resortes del poder, pero sí estaba cerca de aquellos que lo hacían.

Esta semana se ha escrito el primer capítulo de la nueva guerra. Pero habrá más.

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