viernes. 29.03.2024

El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, lo decía claro y alto, Canarias ya no puede más. En una comparecencia pública que fue noticia en todos los medios nacionales, Martín exigía al presidente del Gobierno del Estado, José Luis Rodríguez Zapatero, de vacaciones en Lanzarote y testigo de excepción de lo que Canarias tiene que asumir, a la vez que soportar diariamente, un gabinete de crisis de inmigración que dé solución a un problema de “todo el Estado español” y también de Europa. El titular del Ejecutivo canario, visiblemente preocupado, pedía asimismo el reparto de los menores extranjeros con otras comunidades autónomas que suponen a las arcas de la Comunidad Autónoma un gasto diario de nada menos que 30.000 euros.

Es evidente que la situación de Canarias es muy crítica. Todos podemos ver cómo día a día arriban a las islas numerosos cayucos, -antes pateras-, dejando en nuestras costas a cientos de personas que no hacen sino engrosar el número de inmigrantes que en busca de una vida mejor se acercan a Canarias sin saber que aquí esa vida que añoran no será posible.

El presidente ofreció datos que corroboran la situación casi al límite en la que se encuentra el Archipiélago y advirtió que la llegada de más de 16.000 inmigrantes a las islas desde el principio de año hace que la inmigración canaria sea un problema de todo el Estado español y de Europa, puntualizando, eso sí, que si esos mismos inmigrantes hubieran llegado a las costas de la Península habrían sentido el problema más cercano.

Adán Martín habló de que los centros de internamiento de inmigrantes están a rebosar y que los menores inmigrantes que la Comunidad Autónoma tiene que atender hasta que cumplan los 18 años son ya 660, teniendo un ritmo de llegada de diez diarios y provocando que las islas hayan acogido más menores extranjeros que nacionales en desamparo.

Ya no nos basta con que nos digan que lo estamos haciendo bien, que Canarias se ha enfrentando de una forma muy digna a un problema que sufre toda Europa porque tampoco Europa ha hecho nada hasta ahora por solucionar la pobreza y el desamparo de África. Ni siquiera nos sentimos satisfechos con las promesas y más promesas del presidente del Gobierno del Estado, que ayer pudo comprobar in situ el hacinamiento que existe en los centros de retención de inmigrantes de Gran Canaria, y que sigue prometiendo más medios y más acuerdos que al final se reducen en nada o casi nada.

Queremos que el Gobierno del Estado y la Unión Europea multipliquen sus esfuerzos ante una situación de “emergencia” e “insostenible”. Como dijo el presidente la capacidad para recibir y atender a los inmigrantes tiene que ser “infinita”, porque se trata de personas que se juegan la vida en el trayecto, pero la situación por la que atraviesan las islas, que reciben un goteo constante de ‘sin papeles', ha superado cualquier expectativa.

Los canarios estamos con el presidente y por eso queremos que siga levantando la voz y exigiendo lo que nos corresponde. No podemos ‘echar por tierra' todo nuestro esfuerzo por un problema, insistimos, estatal. El Gobierno socialista tiene que demostrar que está con nosotros y que participa activamente en la solución de una situación que se viene produciendo desde hace años y que ahora se ha recrudecido hasta límites insospechados.

Ya no nos valen las críticas de si son declaraciones electoralistas o no lo son. En este asunto debemos trabajar todos como una piña y no ponernos zancadillas, a pesar de estar a pocos meses de las elecciones. Es un problema que afecta a Canarias y en el que todos los canarios, todas las personas que viven en esta tierra, tienen que colaborar.

En definitiva, debemos apostar por Canarias y una forma de hacerlo es intentar solventar o aminorar entre todos este problema que nos viene demasiado grande.

Incendiarios

Regreso de vacaciones con un sentimiento de desazón. Todos los años vamos a Galicia en verano, tierra que vio nacer a mi marido y paraíso de relax para el resto de la familia, y este año como no podía ser de otra manera repetimos nuestro viaje. Sin embargo, en esta ocasión la tristeza embargó a una tierra cuya belleza, además de buena parte de su economía, radica en su vegetación.

Este año hasta 31 personas, seguramente más, tenían como objetivo quemar Galicia y con ello a los gallegos. Y lo consiguieron. No sé cuántas hectáreas de terreno dejaron inservibles, se habla ya de 92.000, ni cuántas personas, además de los fallecidos, se vieron afectadas por los incendios que se produjeron durante esos diez negros días de agosto, pero fueron muchos y muchas las pérdidas de esta región.

Nosotros que habíamos estado antes por esas zonas haciendo el Camino Francés y después de visita con nuestras hijas, regresamos a Lanzarote muy tristes y pensando cómo es posible que haya alguien capaz de cometer tremendo atropello a una sociedad que no hace sino trabajar por su futuro.

Esperemos que los jueces sean lo suficiente rigurosos y que esto tenga su castigo porque el panorama que dejamos atrás era desolador. Es de destacar también la colaboración, -la misma que se pide para Canarias con el tema de la inmigración-, del resto de las comunidades con Galicia que se volcaron por hacer que ese fuego, que lo cubrió todo en un momento, desapareciese lo antes posible.

Canarias ya no puede más
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