jueves. 25.04.2024

Por MIGUEL ÁNGEL DE LEÓN

En las películas de Cantinflas, en las que se encierra muchísima y más valiente crítica social y política que en las de Pedrito Almodóvar (como de aquí a México, con el valor añadido por parte de Mario Moreno de que él afeaba los abusos de la dictadura perfecta del PRI en plena dictadura perfecta del PRI, no como los valientes directores españoles actuales que alaban a Zapatero y rajan contra la dictadura de Panchito Franco), se escenificó por primera vez aquel chiste que luego se ha repetido hasta el infinito. Alguien preguntaba a un funcionario de la pesada Administración estatal si allí trabajaban por las tardes:

-Aquí cuando no trabajamos es por las mañanas. Por las tardes ni venimos.

Este martes, día de San Juan, muchos conejeros volvieron a comprobar en carne propia que el chiste se sigue repitiendo, aunque ya sin ninguna gracia, en ayuntamientos y cabildos de esta pobre islita rica sin gobierno conocido. Para eso les pagamos entre todos lo que no está ni en los escritos a los presuntos trabajadores impúdicos (públicos, quise decir). Y lo escribe alguien que no ha pisado jamás una institución pública ni en broma ni por una apuesta, pero al que le cuentan el cuento los que sí han podido comprobar en primera persona que, por si fuera o fuese poca la total inacción política de las dos principales corporaciones conejeras (a doña Manuela y a don Enrique gracias, otros dos que se ganan el sueldo con el sudor de sus respectivas frentes), los funcionarios sin función no renuncian ni por ésas a sumarse a la burla hacia la misma ciudadanía que les costea sus jugosos sueldos y les garantiza su futuro laboral (y lo de laboral es un eufemismo más) para los restos.

Hace unos años se descubría y se denunciaba en la prensa que en la Administración pública canaria sobraban ya por aquel entonces (finales del pasado y pesado siglo XX, cambalache) casi seis mil funcionarios (se escribe pronto y fácil) que no sabían exactamente qué función realizaban/realizan (probablemente ninguna, puestos a contar verdades). Y, aunque parece que el mencionado escándalo se ha ido apagando en lo tocante al interés estrictamente informativo (el periodismo crítico en Canarias es apenas una quimera o el sueño de una noche de San Juan, como es triste fama), fue lo cierto que, al decir de las cuatro empresas consultoras que había contratado el propio Gobierno regional por aquellas fechas, venían siendo exactamente 5.600 los funcionarios que estaban/están de más en las distintas instituciones públicas del Archipiélago. Eso sin contar, claro está, a los asesores de la nada elevada al cubo (de la basura), el personal de confianza que se torna en confianzudo, a los gabinetes de prensa para desinformar al contribuyente que contribuye a pagar esos lujos absolutamente innecesarios, y otros parásitos que la parasitaria clase política insular ha ido poniendo de moda de último. Conociendo el paño y la tradición que avisa y advierte de que todo lo que es susceptible de empeorar suele acabar empeorando, lo más probable es que la situación y la bola de la incompetencia haya ido en alarmante crecimiento.

No consta que ninguna de esas malas prácticas se haya echado a la hoguera durante la pasada noche de San Juan. Seguro que no les dio por ahí a ningún funcionario o supuesto “trabajador” de las instituciones públicas, ni siquiera los que se gozaron la víspera sanjuanera saltando, comiendo y bebiendo alrededor del fuego porque sabían que el día siguiente no es que no trabajaran sino que ni siquiera tendrían que al “trabajo”. Les apuesto triple contra sencillo. ([email protected]).

Cerrado por San Juan
Comentarios