sábado. 20.04.2024

La ministra ha llegado a las 8.00 horas a Camp Butmir, la sede del Cuartel General, donde ha sido recibida por el jefe de Eufor, el general de división español Ignacio Martín Villalaín. Tras pasar revista a las tropas, ha presidido, junto al Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general de ejército Félix Sanz Roldán, el homenaje a los caídos, que de forma excepcional ha incluido el himno militar 'La muerte no es el final', que la ministra ha cantado durante un momento con los soldados.

De ahí, Carme Chacón ha compartido el desayuno con las tropas y ha pronunciado un breve discurso, en el que ha trasladado el mismo mensaje que en Afganistán y el Líbano. La titular de Defensa ha recordado la imagen que quedó grabada en su "retina" cuando visitó Bosnia en 1996 como observadora de la OSCE, "las caras de miedo y pavor" de los habitantes de la ex república yugoslava, y la contrastó con la situación que vive ahora el país, en la que "la convivencia es posible".

Un resultado en el que, según dijo, las Fuerzas Armadas españolas han tenido "una participación esencial". España envió sus primeros soldados en 1992, en la primera misión internacional en la que participaba el Ejército español, y ha jugado un papel importante en la pacificación de Bosnia. Hoy en día, aporta el principal contingente de Eufor -371 efectivos de los 2.500 totales- y, desde el pasado mes de noviembre, lidera la misión.

El "éxito" de estos más de 15 años de despliegue militar le sirvió a Chacón para lanzar un mensaje de esperanza a los otros destinos en los que España tiene tropas, como Afganistán y el Líbano, donde "un día, esa realidad de paz y convivencia será posible", dijo.

Ese era el mensaje que Chacón quería mandar este lunes: el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas en el exterior sirve para algo, y Bosnia es el mejor ejemplo de ello. "Estáis recogiendo el fruto de un trabajo de muchos años. Vuestros colores, más allá de los de la bandera, son los de la generosidad y la entrega", le dijo a los soldados.

En efecto, aunque los efectos de la guerra siguen siendo muy visibles por toda la ciudad, en la que los edificios con agujeros de bala siguen siendo mayoría, Sarajevo es hoy un sitio en el que se respira un ambiente pacificado. Cada mes se abren nuevos comercios y cafeterías, y el centro es un ejemplo perfecto de esa mezcla de modernidad y tradición que se observa en muchas ciudades del este de Europa.

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