Un incidente técnico en un avión de Binter que se dirigía a Tenerife Norte en la noche del jueves provocó el caos en el aeropuerto de Guacimeta. Las instalaciones estaban el viernes repletas de viajeros indignados porque todos los vuelos que se dirigían el al norte de la isla capitalina tenían un retraso de tres horas como mínimo.
El problema se inició en lo que todos los usuarios consideraron “una ineficiencia de la compañía”, que no supo hacer frente a una avería y terminó por descuadrar los horarios de los siguientes vuelos.
El incidente ocurrió el jueves por la noche, cuando el vuelo Binter 485 con dirección Tenerife Norte quedó inoperante y se produjo el primer retraso desde la hora oficial, 21.00 de la noche, hasta la de despegue, pasadas las 23.00 horas. Este incidente afectó ya no sólo a los que se quedaron varias horas en tierra, sino a los que estaban en lista de espera, que no pudieron entrar en los dos pequeños aviones con los que Binter sustituyó al 485.
Además, los que llegaron en la noche del viernes a Tenerife lo hicieron al aeropuerto del sur, desde el que tuvieron que desplazarse al norte. La compañía alega que las causas de este desvío fueron climatológicas.
Hasta aquí todo puede parecer habitual, el problema llega cuando los viajeros en lista de espera, después de pasar la noche en la calle frente a las instalaciones de Guacimeta comienzan a ver cambiar continuamente los horarios de Binter en los paneles informativos. El vuelo de las 8.30 salió finalmente a las 12.15, el de las 10.50 estimaba su hora de despegue a las 13.50 horas, y así sucesivamente.
Indignación
Después del comprensible revuelo que se formó en la noche del jueves, a los pasajeros en lista de espera que llevaban ya casi 24 horas esperando en el aeropuerto se les fueron sumando los nuevos usuarios. Las colas para poner reclamaciones se aglomeraron frente a los mostradores de Binter, que no daban a vasto para atender las exigencias y explicaciones que pedían los afectados.
Ante los requerimientos, la única respuesta de la compañía aérea fue la de “regalar” bonos de nueve euros para consumir en la cafetería, una medida que no satisfizo a nadie.
Los corrillos de pasajeros que se formaron en el vestíbulo del aeropuerto intentaban dar una explicación de los retrasos. Muchos apuntaban directamente a Binter como culpable, y se cuestionaban si la falta de aviones no tendría que ver con la festividad de los Dolores, que aumentó el número de pasajeros que salieronn de la Isla pero no el de Gran Canaria y Tenerife, por lo que prefirieron no incrementar el número de aviones para no enviar aparatos vacíos desde las islas capitalinas.
Pero sobre todo, las quejas se dirigieron hacia la falta de información y competencia de la compañía, que no afrontó convenientemente la situación y no puso los medios para remediar los retrasos.
Además, a la espera se sumaba la imposibilidad de salir del aeropuerto, ya que, según los afectados, la compañía recomendó que permaneciesen en el aeropuerto por si la hora de salida se adelantaba.
Una falta sin sanción
Muchos de los pasajeros a los que este diario entrevistó en la jornada del viernes aseguraron que no era la primera vez que Binter protagonizaba estos descontroles. Según su testimonio, la compañía insular que une Lanzarote con el resto del Archipiélago tiene por costumbre cambiar los horarios sin previo aviso, obligando a los usuarios a cambiar sus planes, que en muchas ocasiones les ocasionan trastornos laborales o familiares muy serios.
Por eso los pasajeros afectados, cansados de pedir explicaciones a Aena y a Binter, optan finalmente por presentar reclamaciones e instan a las autoridades a regular con sanciones la mala gestión de las compañías.
Por ahora la única respuesta que reciben es una disculpa y algún bono de comida, que no recompensa para nada la desesperación de los usuarios.
La compañía puede ampararse en ambiguos argumentos como “cuestiones metereológicas” o “ajenas a la empresa” para no tener que indemnizar a los clientes con los que no cumplen.
