jueves. 28.03.2024

Por Laura San José

Es frecuente que en verano aparezcan casi todos los días noticias relacionadas con accidentes que se producen tanto en las playas como en las piscinas provocadas por las imprudencias de los bañistas. En una isla como Lanzarote, en la que es imposible cubrir con vigilancia toda la costa, son lo usuarios los que deben mostrar el respeto que se merece el mar para no concluir el verano con percances.

Nuño Rodríguez es el coordinador de Playas de Cruz Roja y asegura que “la población de la Isla es bastante cívica a la hora de bañarse aunque siempre hay determinados grupos que pueden presentar más riesgos como las pandillas de jóvenes o niños no acompañados”.

Las imprudencias que más se suelen cometer se realizan con los dispositivos de flotabilidad, es decir, colchonetas y flotadores. Hay que tener en cuenta que en Lanzarote casi siempre sopla un viento fuerte y mucha gente no controla el manejo de estos juguetes, que en ocasiones acaban junto a sus portadores lejos de la orilla. De hecho, es frecuente que los socorristas tengan que actuar por este tipo de incidencia.

Flotadores homologados

Precisamente en este sentido, desde las asociaciones de consumidores se recomienda a los padres que siempre adquieran flotadores homologados para prevenir posibles accidentes, como que el vuelco de estos artículos pueda provocar la asfixia de los niños. El responsable de Cruz Roja asegura que también han visto este tipo de problema en las costas conejeras, aunque afortunadamente no son frecuentes. Recomienda que este tipo de objeto nunca se utilice cuando haya bandera amarilla o roja y que siempre se consulte a los vigilantes ante cualquier tipo de duda.

Es importante tener en cuenta que las banderas que se ponen en la playa dan información con carácter general y que son los socorristas los que pueden advertir sobre los peligros concretos que presenta el mar. Dice Rodríguez que “con la bandera, el bañista sabe que hay algo peligroso pero cuál”.

Sobre la adecuación de estos iconos, también hay opiniones sobre todos los gustos; sobre todo, en lo concerniente a las banderas azules. Llama la atención que merezcan este galardón lugares en los que no hay socorristas o unas simples duchas. Rodríguez no quiere meterse en camisas de once varas aunque reconoce que “si yo tuviera que otorgar esa categoría tendría otros parámetros y otras formas de inspección de la playa totalmente diferentes”.

Playas sin vigilancia

Curiosamente, en un lugar tan turístico como éste, es difícil entender que haya tantas playas sin vigilancia o sin el número de socorristas necesario. “Está claro que cubrir tantos kilómetros de costas es caro y si bien es cierto que nosotros tenemos mucho personal voluntario, también hay gente que tiene que cobrar”, reconoce el coordinador de Cruz Roja. En su opinión, es difícil explicar esta falta de dotaciones en la costa ya que como dice “yo no sé el dinero que tienen los Ayuntamientos”.

Para mejorar la situación, esta ONG está realizando un plan de viabilidad. Entre otros aspectos, recomiendan mejorar el material que se destina a trabajar en las playas y realizar algunas pequeñas correcciones. En determinados lugares, consideran imprescindible que se imponga ya un servicio de vigilancia. Dice Rodríguez que “cualquiera que se dé un paseo por el sur de Lanzarote podrá ver muy pocos socorristas”. Por ello, se podría optar por un tipo de vigilancia más general como poner una embarcación que recorra toda la costa. Asevera que soluciones hay muchas pero son los Consistorios los que tienen que implicarse en llevarlas a la práctica.

Son las familias que acuden a la playa con niños las que más suelen tener en cuenta si existe un puesto de socorro. Los jóvenes, por el contrario, buscan precisamente los lugares en los que no hay progenitores a la vista y es ahí donde empiezan las complicaciones.

Lo bueno es que cuando surgen problemas la gente es muy solidaria, aunque esto a veces pueda complicar las cosas más que solucionarlas. El responsable de Cruz Roja asegura que “hay ocasiones en las que en vez de una posible víctima tenemos cuatro porque la gente que no tiene los conocimientos adecuados puede entorpecer mucho”. A este tipo de personas, les recomienda que más que intentar ayudar, lo que hagan es buscar a quien realmente pueda hacerlo.

Caso a los socorristas

La gente suele hacer caso a los socorristas cuando el peligro es obvio, con oleajes o vientos fuertes. “Sin embargo, si las cosas no son tan claras, a algunos les da por pensar que hemos puesto la bandera roja porque nos hemos levantado con mal día”, reconoce Rodríguez.

En cuanto al comportamiento de los bañistas en función de su procedencia, el coordinador de Playas de Cruz Roja asegura que se suele notar a los turistas extranjeros, no sólo por el enrojecimiento de la piel, sino porque es evidente que muchos no han visto el mar en su vida y no suelen tener en cuenta ni el tiempo prudente de exposición al sol ni el estado de la mar.

Cruz Roja propone poner una embarcación que vigile las playas en las que no hay...
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