viernes. 29.03.2024

Por Ramón Pérez Hernández

Espectacular y fulminante el cese del Sr. Secretario General de la Delegación del Gobierno en Lanzarote, D. Fernando Rodríguez López (un leonés de pura cepa) casi al momento de culpársele por “no activar expedientes sancionadores”. Como ciudadano conocedor del buen hacer de este señor Funcionario, no puedo silenciar mi asombro ante el exceso de celo de la la Sra. Subdelegada del Gobierno en Las Palmas frente a este benévolo servidor público, insobornable e imparcial. También me dejó patitieso la inesperada actitud del Sr. Director Insular, trasladándole improcedentemente abrupta propuesta de dimisión...

Cuando en 1999 D. Fernando tomó posesión, ofreció abiertamente su colaboración a los ciudadanos, promesa que ha cumplido generosamente, dedicándose con su leal saber y entender, al asesoramiento y ayuda desinteresada a la ciudadanía, sin distinción, beneficiando enormemente al interés general, por lo que este señor lo que merece es ser premiado por los logrados servicios prestados y no un, supuesto, ofensivo cese. Opino Don Fernando que si usted hubiera llegado antes a Lanzarote, algunos de los inverosímiles hechos que se fraguaron no hubieran prosperado, pues se deduce que después de su arribada, gracias a sus desvelos y ejemplar actuación funcionarial, muchos de los intentos de fraude a la ley, han sido abortados con naturalidad, por sus eficaces, competentes y atentos consejos y ayuda al pobre y al poderoso; al iletrado y al culto; al animoso y al abatido; al viejo y al joven. Deseo fervientemente (como otros vecinos) que su “obligado” traslado a Madrid, no desborde algunas de las variadas vías isleñas en latente peligro...

Con el debido respeto, no me puedo sustraer a la tentación de considerar, que por la Sra. Subdelegada Dª Carolina Darias no se han tenido en consideració las enormes tareas que coincidieron en la Delegación Insular al momento de la incorporación de D. Fernando: la excedida inmigración, que sobrepasó la pésima situación administrativa de la Delegación; el fundamental papel de éste en la remodelación de la Delegación; la creación de 4 oficinas de Correos y, la del Catastro, consecución histórica, junto con la Inspección General de Trabajo y la Comisaría de Policía que no pocos disgustos y excesos de trabajo afectó a D. Fernando, esencialmente cuando la Sra. Alcaldesa (PIL), en vergonzoso desplante a la ciudadanía negó tercamente la licencia de obras, vulnerando supuestamente su ineludible obligación legal, con la confabulación, quizás con el PP y CC, y sin pararse a calcular ella ni “sus” maquinales técnicos y asesores, entendidos en informes a “la carta” (¡vaya arbitrariedad contra el interés general!), la valiente y fenomenal defensa que les opondría Don Fernando, ganándoles por justicia el torpe y ruin pulso borricamente ejercitado. (En abril 2004, ante tal desatino legal, publiqué opinión bajo el título “Comisaría e Impunidad”, en el que reproché con argumentos legales la negada actitud de la Sra. Alcaldesa y “su equipo”).

En cuanto al surrealista e inoportuno cese del Sr. Secretario, según la legislación que regula el cargo (CE. Art. 154. Ley 6/1997, Art. 29. RD 617/1997, Art.10 y RD 1330/1997, Art. 8.2.), dilucido, con las debidas reservas, que la intervención administrativa en la Delegación compete en principio y hasta cierto límite al Secretario, pero siempre bajo la dirección e inspección del superior jerárquico, el Sr. Director Insular, por ser competencia y responsabilidad exclusiva de éste, según, taxativamente y, clarito como agua de mayo, le impone ineludiblemente la Ley: ...“bajo la dirección del Director Insular”, que en Lanzarote es desde hace casi 2 años el Señor Don Marcial Martín Bermúdez.

Por ser de justicia D. Fernando, espero (como otros numerosísimos vecinos de la Isla, de su Isla...) que el supuesto dictatorial cese dictado en su contra, sea revocado ¡ya!, reponiéndole en su puesto de Secretario hasta que se jubile, no solo por la dignidad que merece, sino porque se lo ha ganado a pulso durante una vida entera de honesta dedicación a la digna labor funcionarial. A pesar de la rocambolesca ocasión servida gratis a la ciudadanía..., aprovecho para reiterarle mi admiración y respeto, darle las más efusivas gracias por los generosos servicios prestados a Lanzarote y desearle de corazón, mucha salud. Don Fernando, como dijo el poeta: “la esperanza debe mantenerse siempre”.

¿Derribado el Secretario...
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