viernes. 29.03.2024

1.- Con tal de ver cumplida su obsesión de entrar en La Moncloa, Pedro Sánchez va a traicionar a los partidos constitucionalistas. Si no se ha aliado ya con Podemos es por Susana Díaz y por otros barones. Pero al final va a traicionar a Rajoy y a la Constitución. De momento, le ha dicho a Rajoy que hable con Puigdemont. Esto es imposible. Por muy títere de la burguesía catalana que sea Puigdemont, que lo es, un presidente del Gobierno constitucional de España no puede hablar en este momento con un sedicioso y quizá con un rebelde. Porque es un delincuente. Así que este diálogo, y Sánchez lo sabe, es imposible. Cataluña no va ya sino con la anulación temporal de la autonomía y con la aplicación de una ley de seguridad nacional. No hay más. Está visto que los jueces no se atreven a encarcelar a los responsables de este aquelarre, de esta gran mentira, de esta sedición, de una prevaricación terrible y de delitos que vulneran claramente no sólo la Constitución sino las decisiones de sus intérpretes. Sánchez quiere sacar de nuevo tajada de todo esto y echar a Rajoy de La Moncloa. Y a pesar de su tibieza, y por el momento, el único líder capaz de sostener, hoy por hoy, el estado de derecho es Mariano Rajoy. Otra cosa es que él diga que no confundan sus adversarios debilidad con ponderación. Que diga lo que quiera. Sánchez es un absoluto irresponsable, que se opone a la solución que sería más coherente con un Estado de derecho: la aplicación, con todo su rigor, de la Constitución, aprobada por todos los españoles, o por una inmensa mayoría.

2.- Otra cosa es la torpeza de este Gobierno para tratar a ciertos medios. Soraya Sáenz de Santamaría lo intentó ya alguna que otra vez, a fuerza de concederles prebendas y dinero. A los mismos medios que ahora se oponen frontalmente a este Gobierno y que hacen el juego a los separatistas catalanes. Cuando los ministrables del PP querían gobernar este país desde sus futuros sillones iban en masa a un canal: Intereconomía. Creo que pasaron por allí diecisiete personajes que son o han sido ministros. Le prometieron a Ariza el oro y el moro y cuando llegaron al poder lo dejaron caer “porque era demasiado de derechas”. Qué hipocresía. Auparon a medios como los de Prisa –que sí han dado el callo en esta crisis, hay que reconocerlo– y como La Sexta y Cuatro, los mejores vehículos de promoción de Podemos y de la ultra izquierda. Podemos fue un producto del PP para joder al PSOE. Y miren en lo que ha derivado: están a punto, con el PSOE, de tumbarse a Rajoy y de ayudar a que Cataluña se separe de España, aunque se arruine. Pero así, al menos los políticos del 3%, incluida la familia Pujol, no irán a la cárcel. Las autoridades catalanas ya anuncian, incluso, amnistías. A todo eso van a jugar Podemos y el PSOE de Sánchez, unidos inexorablemente por su odio a la derecha. Y los jóvenes cachorros de CiU, es decir, la CUP, mandarán mucho en las instituciones catalanas, echarán a los niños españoles de las escuelas y harán la vida imposible a la judicatura, al funcionariado estatal, a las fuerzas de ocupación. Qué vergüenza. Y, claro, más tarde o más temprano proclamarán la independencia. Final del puto procés. Hasta un montón de curas se han aliado con esta cuerda de bergantes. Así está la Iglesia Católica (la única verdadera, joder cómo serán las falsas), con unos obispos tibios, que no les tosen a los curas disidentes, quizás porque cada día tienen menos curas.

3.- La chapucería del domingo clama al cielo. Como en los mejores tiempos del franquismo, más votos que inscritos en el censo. Daba igual votar una vez que cinco. Fue todo una mascarada. Y cuando la policía da dos sopapos en defensa propia, aparecen las imágenes y el relato de los hechos en la BBC y en otros medios europeos “de prestigio”. ¿De prestigio? A esto se le llama manejar los medios de comunicación, no lo que hace el PP, un partido que ha descuidado la información del Estado y la suya propia, que no ha sabido convivir con los medios informativos, que ha soportado una clase dirigente corrupta –igual de corrupta que la de los demás partidos, pero corrupción la suya aireada con entusiasmo por los amigotes de las ondas y del papel y las redes sociales–. Mucho cuento, pero nada. Una manada de inútiles, chapados a la antigua, que ni siquiera manejan las redes y que por no tener ya no tienen aquellas entusiastas Nuevas Generaciones que llenaban todos los huecos vacíos de los mítines y de las que salieron políticos muy buenos. Porque no todo es malo en el PP. Los porrazos españoles son los que triunfan en los medios europeos, no las cargas de la pasma francesa y alemana, incluso contra refugiados, ni la brutalidad de Scotland Yard cuando le da la gana, o cuando es menester, que también están las fuerzas de seguridad para repartir porrazos en defensa de la legalidad. A todos les encanta recordar a Franco, cuando el viejo general estiró la pata hace nada menos que medio siglo. Pero nosotros, desde dentro, también estamos encantados de alimentar a los viejos fantasmas, cuando nos interesa. Mierda de medios de comunicación y mierda de periodistas. Naturalmente, con muchas honrosas excepciones. Y mierda de seguridad jurídica de un país que teme más de la cuenta que le acusen de reverdecer viejos y tristes laureles.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com

Dios mío, otra vez Pedro Sánchez
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