martes. 16.04.2024

Por Lorenzo Lemaur Santana

“DON GINES DE LA HOZ. El alcalde de Arrecife, eficaz y bueno ya incorporado con letras de oro al cuadro de honor de los mejores hijos de LANZAROTE”

Con este titular, con la firma de Agustín de la Hoz, publicó el Eco de Canarias el 20 de julio de 1972, apenas unos días después del fallecimiento (17 de abril) de quien pocas personas no coinciden en considerar que ha sido el mejor alcalde que ha conocido el Puerto del Arrecife.

Me parece de mucho interés leer ese artículo de tal insigne escritor e historiado, al que puedes acceder en Jable, pinchando este link http://jable.ulpgc.es/jable/el.eco.de.canarias/1972/07/20/0032.htm?palabras=gines+hoz, o leyendo su transcripción, que con gran gusto y posiblemente más admiración y nostalgia he realizado.

“Un hombre puede cambiar una ciudad, y Ginés de la Hoz fue el corregidor acertado que advirtió a tiempo y con claridad lo que debía hacerse para cambiar nuestra ciudad y darle asimismo confianza en su futuro. Hay que reconocerlo. No regatearlo. Quiero decir que su paso por el Ayuntamiento de Arrecife quedará, sin duda alguna, como uno de los más brillantes y efectivos en la historia de la capital.

Incorporado el Puerto de Arrecife al evidente progreso de España, había que proyectar con sentido y perspicacia políticas las bases que ahora vemos convertirse en realizaciones plenas. Era el momento. Cierto que la sociedad no había madurado lo suficiente para comprender aquello que se le mostraba como reflejo de futuro, aunque el tiempo –siempre equitativo- iría revelando las razones del buen alcalde, cuya maravillosa intuición trazada con seguridad y sin ambages lo que tenía que ser en los próximos 30 años nuestra ciudad. Por eso he dicho que era el momento -el momento de Ginés de la Hoz- si bien no tanto de la sociedad, por así decirlo. Tengamos en cuenta que las resultantes vitales de una sociedad, cualquiera que esta sea, y de dónde sea, cristalizan en general en un hombre que valgan verdades, queda más o menos reducida a ensayo de lo que esa misma sociedad desea.

Arrecife necesitaba crecer y no era otro el común anhelo de sus habitantes. La surgente población, afanosa, superándose a sí misma, y acaso sin que lo supiera muy bien, tomo al buen alcalde como caballo de carga, pero sólo dejándolo andar cuando la pendiente parecía expedita y favorable… Cuando no, palo y tente tieso. Como siempre. La crítica es libre, claro está, pero muchas veces nos atrevemos a opinar de lo que ignoramos con una audacia e intrepidez sin límites. Y esto hace daño, ya lo creo. Sin embargo, me consta que el buen alcalde aceptaba la crítica cuando esta venia sobrada de razonados argumentos y gustaba además de considerarla y aún de tomar opinión de quien conocía a fondo los problemas de Arrecife. "Vamos a ver quién se mete hoy conmigo”, decía, pero sin entristecerse ni dejar pasar por eso lo justo y correcto. Todo sin prisa, sosteniendo una muy difícil serenidad, sin roturas ni desfases. Y esto, que en sí mismo tal vez signifique poco para algunos entrañaba, sin embargo, una agonía y tremenda labor que quiérase o no, iría marcando huellas profundas en la moderna historia de la ciudad.

Como prueba más dura e inaplazable debía el buen alcalde resolver la cuestión del abastecimiento definitivo de agua potable, problema acuciante que hubo de superarse en 1964 con la entrada en servicio de la Potabilizadora, cuyos resultados formidables, elocuentes, al margen de posteriores situaciones más o menos acertadas, fueron por entonces un hito histórico en Arrecife, siendo además el punto de partida para su normal desarrollo.

En consecuencia, la explosión demográfica no tardaría en producirse construyéndose abundantes viviendas particulares, pero notándose también la creciente escasez de ellas a nivel social y asimismo la falta de zonas urbanizadas donde poder edificar con un mínimo de dignidad. Arrecife era por entonces casi solamente el centro, pero como surgido de un sueño había crecido en torno suyo una serie de barrios donde las construcciones anárquicas florecían como mala hierba, sin posible control y ordenamiento. Era, pues, necesario, urgentísimo, un Plan General de Urbanización con todas las consecuencias… Una obra magnífica y a lo que creo sin lesión local alguna pero fruto de ese afán y superación conseguimos a duras penas -como ocurre con cualquier gran realización- en beneficio de la común riqueza de todos los arrecifeños. El tiempo, ya digo, será el gran predicador.

También la Enseñanza era un problema de capital urgencia, inaplazable, si no se quería que los demás esfuerzos llevados a cabo en otros planos condujeran a una sociedad incapacitada, de hombres con espíritu baldío, y ello aun previendo el logro posible de una real prosperidad material. El buen alcalde hizo suya creencia de que Arrecife debía tensar al máximo todas sus energías para dotar de medios docentes a la incontenible expansión ciudadana.

Ginés de la Hoz, entre tantas y tantas cosas valiosas, revalorizó, fijó y exaltó su barrio natal: "La Destila", que hizo rotar con grande visión futurista hacia la deliciosa cala del Reducto. Creó a punta de lápiz esa bellísima estampa de la Avenida de la Mancomunidad, que sin su acertada intervención sería acaso no más que muros desconchados y casas en ruina, abandono, promiscuidad…

Pero ahora no puedo escribir bien. Tengo dolor de ti Ginés, amigo, pariente… Estáte en paz, tranquilo, que tu nombre quedará ya incorporado con letras de oro al cuadro de honor de los mejores hijos de Lanzarote.

Ahora en este instante no puedo seguir. Todo es ahora muy superior a mis fuerzas, pero eso sí, te prometo dar fe de tu noble fuerte, originalísima personalidad.”

Lo he leído en varias ocasiones. He entresacado en mis artículos las frases, las afirmaciones que, en cada caso, más reforzaban las razones de mi admiración por don Ginés de la Hoz Gil.

Hace años, siendo presidente de la Asociación de Vecinos de Titerroy, realizamos una campaña de recogida de firmas solicitando al Ayuntamiento de Arrecife el reconocimiento para don Ginés de la Hoz como Hijo Predilecto de la ciudad. Hace bien poco, siendo concejal de Cultura y Archivo del Ayuntamiento de Arrecife encargue realizar las actuaciones necesarios para el inicio del expediente para su designación como Hijo Predilecto de Arrecife. Supongo, espero, deseo que el expediente, pronto, llegue al Pleno de la Corporación municipal de la ciudad del Puerto del Arrecife.

Don Ginés de la Hoz...
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