martes. 23.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Esta semana he donado al municipio de Garachico mi archivo fotográfico histórico y al Puerto de la Cruz una parte de mi biblioteca, de manera inmediata, con la promesa de que mi pueblo se quede con toda ella, cuando yo abandone este mundo. El alcalde de Garachico, Ramón Miranda , con quien almorcé el lunes en la Villa y Puerto, me preguntó: "¿Y por qué ese regalo a Garachico?". Es difícil de explicar pero en ese pueblo viví yo horas y días muy felices de mi juventud. Guardo gratísimo recuerdo de algunos actos musicales celebrados allí, con la participación de compañeros de colegio integrados en el viejo Cima Club, y el pueblo me ha distinguido como pregonero de San Roque, como ponente del Congreso de la Alegría, como conferenciante y como mantenedor de la Fiesta de las Tradiciones. Es lógico que le tenga afecto a Garachico, con el añadido de otros acontecimientos personales que no vienen al caso. Y con la ventaja de que ese archivo lo tratará con mucho cuidado Evelia , la archivera municipal, que cuida primorosamente de los documentos a su cargo. Así que he cumplido una vieja promesa hecha a mí mismo, con mis amigos Carlos Acosta y Quico Gutiérrez como testigos de la entrega de la carta con la donación, que deberá aprobar el Ayuntamiento, claro está. Un recuerdo muy afectuoso para otros amigos de la Villa y Puerto, con Lorenzo Dorta a la cabeza. A Lorenzo lo conozco desde hace casi medio siglo y nunca nos hemos peleado. Un récord.

2.- El sábado pasado hablé con Marcos Brito , alcalde de mi pueblo, para ofrecerle mi biblioteca. Estamos ahora en las formalidades para que la Comisión de Gobierno acepte la donación y yo pueda hacer entrega de centenares de volúmenes, en una primera etapa. Luego, cuando yo entre en el Valle de Josafat, alguien enviará el resto. El escritor y poeta Carlos Acosta se ripia cuando yo hablo con tanta alegría de mi muerte, pero es que no le tengo miedo. Una vez, en la barra del Mencey, un adivino cifró mi adiós a los 69 años, o sea, que me quedan siete. Es el tiempo máximo que tendrá que esperar el Puerto a recibir el resto. Yo creo que le he entregado a mi ciudad natal más de lo que ella me dio a mí -que no me ha dado nada, excepto el privilegio de haber nacido en ella-. He escrito seis libros sobre el pueblo y he publicado cientos de artículos cantándolo o criticándolo. Una vez, Marcos Brito propuso para mí la Medalla de Oro de la ciudad, pero el PSOE se opuso y el PP se abstuvo. Así que agradecí mucho a Marcos su petición (que se hubiera ganado por mayoría), y le pedí que la retirara. Ya no la quiero.

3.- Si les digo la verdad, con estas donaciones me he quedado bastante aliviado. Ya no porque me mudo de casa y sería difícil llevar todo esto conmigo, sino porque creo que he decidido actos de justicia. Me he mudado de casa más veces que Juan Ramón Jiménez y el problema de los que reunimos cosas es que no podemos llevarlas con nosotros cada vez que nos da por cambiar de habitación. Ni al otro mundo. En fin.

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