5 de enero de 2007, 13:58
El Quijote, “en la penuria”. Parece el título de una interesante novela, pero no lo es. El Quijote, que recibe su nombre en esta singular sección de nuestro diario por su huesudo cuerpo y su barbado mentón, está últimamente bastante famélico. De hecho, dicen los que le conocen que no se mantiene en pie. Para sujetarse, cual muletas improvisadas, está echando mano nada más y nada menos que del Sargento Alatriste, de Lito y del Picudo Rojo. Lo que no sabe el Quijote es cómo se las gastan estos, cómo huirán como las ratas en el momento en el que vean que el barco se hunde definitivamente. No es la primera vez que lo hacen. Su consuelo además es que el Brasileño anda bastante bien de perras últimamente. ¿De dónde las habrá sacado?
