miércoles. 17.04.2024

Por Máximo Mérida

Lanzarote es un terrible ejemplo en todo lo que supone monopolios al servicio de grandes o pequeñas empresas en cuestiones básicas: monopolio en la alimentación (tan solo dos grandes marcas copan casi todo el mercado), monopolio eléctrico (Unelco-Endesa es la única suministradora a pesar de haberse liberalizado el mercado), monopolio del agua (una única empresa suministradora, Inalsa, además metida en problemas judiciales), monopolio en el transporte marítimo, monopolio en el transporte aéreo…

Es en este último estadio de la actividad económica en el que me quería detener, precisamente por la importancia estratégica que tiene para una isla como Lanzarote, que necesita el avión para desplazarse como los extremeños, los andaluces o los catalanes necesitan la guagua o el tren. Igual que se reclama de nosotros que contribuyamos a engordar las arcas del Estado para que Comunidades más pobres reciban parte del dinero que genera nuestra industria turística, nosotros reclamamos igualdad de condiciones en asuntos básicos. No es mucho pedir, aunque hasta ahora las distintas administraciones han hecho oídos sordos.

Sigue siendo un misterio sin resolver por qué viajar entre islas es tan caro, especialmente desde Lanzarote. Las compañías reciben el 50 por ciento de la subvención del Estado para que los billetes cuesten la mitad de lo que tendrían que costar; sin embargo, esto no es así, y resulta ridículo comprobar cómo cuesta menos viajar a la Península que a Gran Canaria, cuesta menos viajar a Londres o a Berlín que a Tenerife. ¿La razón? Muy sencillo: el monopolio que sigue ejerciendo Binter.

Con la adquisición de Binter por parte de capital canario muchos pensamos que las cosas cambiarían. Qué equivocados estábamos. Lejos de cambiar la cosa ha ido a peor, puesto que los billetes, con algún que otro “bintazo” de por medio, siguen siendo carísimos. ¿Dónde va a parar la diferencia entre el 50 por ciento de subvención y el resto, qué beneficios reales son los que obtiene la compañía?

Ojo, que hablo de Binter porque en Lanzarote es un monopolio con todas las de la ley. Islas Airways, la otra compañía que nació con la intención de hacerle competencia a la ya establecida, apenas tiene vuelos. Y no los tiene, si nos atenemos a las declaraciones que hizo en su día el presidente de la compañía y presidente a su vez del Club Deportivo Tenerife, Miguel Concepción, porque las agencias de viaje de la Isla boicotean la venta de billetes, dan prioridad a la venta de Binter. ¿Cómo se puede calificar este tipo de actuación, quién es responsable de controlar que esto no suceda?

Yo lo tengo muy claro: el Gobierno de Canarias. Sin embargo, el Gobierno de Canarias no ha hecho nada hasta el momento para solventar la situación. No es posible que todo un presidente de una compañía aérea salga a la opinión pública para desvelar que le están boicoteando en una isla la venta de sus billetes y no suceda nada. ¿Qué interés hay en beneficiar a Binter en detrimento de Islas Airways? Lo que yo sé es que haciendo una simple comprobación a través de Internet descubres que volar con Islas desde Lanzarote sale siempre entre 4 y 5 euros más barato que hacerlo con Binter. ¿Por qué entonces las agencias se prestan a ese extraño juego? Me gustaría que alguien me lo explicase.

En Lanzarote estamos cansados de los monopolios; queremos que de una vez por todas el kilo de tomates nos cueste al menos lo mismo que les cuesta a los ciudadanos de Gran Canaria, Tenerife o Fuerteventura. También queremos que volar de Guacimeta a Las Palmas cueste lo mismo que volar de Puerto del Rosario a Santa Cruz. No es mucho pedir. Es simplemente reclamar lo que en justicia nos corresponde.

Llevamos años oyendo hablar de este tema, no sólo a ciudadanos como yo, sino incluso a políticos, los mismos políticos que cuando asumen cuotas de poder se olvidan de lo que habían reclamado. Es más, ¿cuántos parlamentarios de Lanzarote han hecho algo por solventar el problema del precio de los billetes de avión? Ninguno, por la sencilla razón de que todos ellos viajan cómodamente sentados y “gratis” en los sillones de Binter. Mientras el tema no les afecte al bolsillo a sus señorías parece que no pasa nada.

Va siendo hora ya de que la dormida sociedad de Lanzarote despierte, se ponga las pilas y reclame donde hay que reclamar las cosas que le corresponden: y volar entre islas a un precio razonable es un derecho, no un privilegio.

El monopolio de Binter
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