viernes. 29.03.2024

La Comunidad Autónoma catalana lleva mucho tiempo instalada en la desobediencia continua haciendo caso omiso a las obligaciones que la Constitución, leyes y diversas sentencias imponen.

Se aprecia irresponsabilidad en la gestión de todo en general, bien sea en Educación, bien en Sanidad, bien en Interior, por ejemplo.

La Generalidad lleva años vulnerando derechos de aquellos catalanes que están preocupados por el día a día y no por otras falacias. No respeta el bilingüismo constitucional, sino que provoca una situación inadmisible de persecución lingüística contra el español, que es la lengua materna de muchos catalanes y hablada por más de 560 millones de personas en el mundo. No solamente esto, sino que multa a comerciantes que, estando en territorio español, quieren rotular en sus negocios en la lengua de Cervantes. A tales hechos hay que añadir que la señalización de hospitales, carreteras y todos los servicios públicos está solo en catalán. ¿Cómo se puede consentir esto habiendo sentencias al respecto y una Constitución muy clara en lo que se refiere al conocimiento y uso de las lenguas de España?

Por otro lado, para acceder a la Función Pública, los aspirantes que no saben catalán lo tienen muy negro para aspirar a plazas que convoca la Generalidad. Se hace también una utilización perversa de las competencias educativas y de seguridad ciudadana entre otras. ¿Cómo se puede consentir esto?

La desobediencia campa a sus anchas en Cataluña. Tal desobediencia se ha acentuado en los últimos años culminando en la apertura de “embajadas” en muchos países del mundo y en la convocatoria de referendos ilegales, con ingentes cantidades de dinero público (presunta malversación), despreciando al propio Parlamento regional, a jueces, a fiscales, a muchos catalanes y al resto de los españoles. ¿Cómo se puede consentir esto?

El artículo 155 de la Constitución Española es muy claro. Se refiere a la desobediencia e incumplimientos de una Comunidad Autónoma. Se tenía que haber aplicado hace muchos años, ya que los atropellos han sido numerosos y humillantes. No queda otra que aplicarlo hasta la naturalización y buen hacer, puesto que la situación se está yendo de las manos, si no se ha ido ya. Muchos ciudadanos catalanes se sienten desamparados y traicionados por el Estado. Ya va siendo hora de reconducir la situación por el bien de Cataluña y del resto de España. Estamos echando en falta la aplicación firme del Estado de Derecho, que ha de imponerse sobre todo ante una situación del calibre que estamos viviendo todos los españoles. De no ser así, las consecuencias serán gravísimas para el interés general.

En defensa de la aplicación del 155
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