martes. 23.04.2024

Fotos: Jesús Porteros

“¡Nueve! ¡Nueve! ¡Nueve! ¡¡Nueve de cada diez dentistas recomiendan un chicle sin azúcar... esta noche, aquí, en primicia, para todos vosotros, el hijo de puta que recomienda un chicle con azúcar!!”... Con este clásico de su trayectoria, Faemino y Cansado comenzaron el espectáculo que ofrecieron el pasado viernes en el teatro de San Bartolomé. Las 395 localidades se vendieron en dos días, y así descubrimos que este dúo cómico tiene en Lanzarote un numeroso público fiel y entregado. Efectivamente, y antes de que abriesen la boca, fueron recibidos en el escenario con un prolongado aplauso y risas anticipadas. Faemino y Cansado no defraudaron, aunque el paso del tiempo ha hecho mella en sus personajes.

En general, el espectáculo que ofrecieron fue muy similar a lo que hemos visto en sus anteriores apariciones, aunque no por eso dejaron de tener gracia. Es lógico que los personajes que cada uno de ellos interpreta mantengan su rol y actúen de acuerdo a sus características. En eso reside parte de su éxito. El esquema de muchos “sketches” estaba repetido, aunque adaptaron algunas historias a la Isla, y así, en una de ellas apareció la cantante conejera Rosana, como un personaje más dentro de su verborrea surrealista.

Por supuesto, apareció el famoso “qué va, que va, que va, yo leo a Kierkegaard”, los testimonios en primera persona de los personajes con la cara oculta que siempre terminan con la mítica frase “ahora, mi mujer me ha dejado”, y la sutil - pero innegable - diferencia entre “un punto” y “tres mini-puntos”, que les dio pie para dar rienda suelta a su fantástica y característica vena absurda.

Entre las novedades, me pareció que en esta ocasión los humoristas dieron más protagonismo que otras veces a los juegos lingüísticos... buenísimo el momento en el que Cansado se hace un lío con el leísmo y el laísmo, el complemento directo y el indirecto, el verbo transitivo...

También pudimos comprobar que la edad ha vuelto a Faemino más basto y malhablado que antes. Todo el tiempo con "el miembro" en la boca - eso era lo más suave que decía - blasfemando y soltando una retahíla de palabrotas insistentemente... Uno de los momentos más atrevidos - y aplaudidos, hay que decirlo - fue cuando se metió directamente con el Rey y sus supuestos líos de faldas. Es tal la censura que existe en nuestro país alrededor de la figura de nuestros monarcas, que un simple chiste acerca de ellos despierta la euforia entre sus humildes súbditos... que sentimos el vértigo y la excitación de estar presenciando algo prohibido. Quizás los que estuvieron sentados en las primeras filas se percataron de que ambos portaban en su solapa una adorable chapa-souvenir de la pareja más famosa del momento: los príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia.

Faemino y Cansado, humor absurdo del siglo XXI
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