miércoles. 24.04.2024

GUERRA CONTRA LOS QUE QUIEREN HACER LA GUERRA A LA TRIPLE PARIDAD

Los presidentes de los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura van a liderar una cruzada en defensa del sistema electoral que permite el equilibrio político en Canarias, algo que ha funcionado bien en las últimas tres décadas y que no es precisamente un invento de Coalición Canaria (CC). En formaciones como PP, PSOE y NC hay opiniones de todos los gustos, pero sobre todo voces de las islas que no son Gran Canaria y Tenerife que ven muy necesario que el tema se aparque nuevamente, al menos hasta después de las elecciones locales y autonómicas de mayo de 2019

Este fin de semana ha circulado por los teléfonos de media humanidad una fantástica viñeta realizada por el empresario y está claro que gran dibujante Miguel Cabrera en la que se pone de manifiesto lo útil que es el humor gráfico cuando éste es humor y es gráfico. De forma muy acertada, se ve a las dos islas glotonas –no caer en el error de llamarlas mayores porque Fuerteventura es más grande en superficie que Gran Canaria- representando el papel de padre y madre de las otras seis islas habitadas del Archipiélago. Gran Canaria la madre y Tenerife el padre, y las otras unos bebés con poca capacidad de decidir nada en la vida porque todavía están con la chupa en la boca y sujetas a las reglas que marcan sus progenitores.

La inteligencia de la escena centra un tremendo problema que está a punto de echarse encima de toda la sociedad de las Islas: la reforma del sistema electoral y la supresión de la triple paridad. Aunque durante años se ha entretenido al personal con este asunto, lo cierto es que hasta la presente legislatura nadie se había tomado verdaderamente en serio que se fuera a suprimir un sistema electoral muy particular aplicado a un territorio muy particular. Como defienden los representantes de Coalición Canaria (CC), el enemigo a batir teniendo en cuenta que desde que existe y desde que Manolo Hermoso censuró a Jerónimo Saavedra han gobernado siempre sí o sí ganen o pierdan elecciones, el actual sistema electoral de las Islas y la conocida como triple paridad –equilibrio mediante el cual las dos provincias tienen el mismo número de diputados (30), Gran Canaria y Tenerife tienen el mismo número de diputados (15 cada una) y el resto de islas tienen el mismo número de diputados (15 por cada provincia repartidos en función de la población de cada territorio)- nacieron antes del propio nacimiento de la coalición de partidos nacionalistas e insularistas, que está fechado en 1993.

A pesar de que CC no estuvo en el origen de la medida, está claro que va a ser CC la que más ahínco va a poner en su defensa. Tal vez, que es lo que ellos no reconocen, porque efectivamente con el paso del tiempo les ha beneficiado enormemente. Pero tal vez, y ahí está lo verdaderamente importante, porque es una medida tremendamente justa dentro de lo injusto que es siempre el reparto de la representación institucional del voto que ejercen los ciudadanos. Es algo que no debería tener color político, algo que se logró precisamente obviando los intereses particulares y de afiliación.

Este lunes el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales, que ha sido uno de los más entusiastas distribuidores de la ejemplar viñeta, ha dejado claro que tanto él como su compañero Pedro San Ginés van a iniciar una campaña de concienciación sobre la importancia que tiene para las islas que no son Gran Canaria y Tenerife la defensa del actual sistema de representación. Luego tratarán de convencer a los que son de Gran Canaria y Tenerife de lo importante que es para ellos defender también una Canarias más justa y equilibrada.

En los cálculos de los presidentes de los dos cabildos, como es lógico, está el retratar a todos y cada uno de los diputados de ambas islas que van a propiciar con su voto la posibilidad de que se termine con la triple paridad, en un proceso que de seguir así se podría llevar a cabo este mismo año. Lo que quieren es que en el caso de Lanzarote parlamentarios socialistas como Marcos Hernández o Dolores Corujo justifiquen por qué quieren tumbar el trabajo que hicieron otros ilustres socialistas como Luis Fajardo o Jerónimo Saavedra; que parlamentarios de centro-derecha como Astrid Pérez expliquen por qué quieren enterrar la labor que desarrollaron políticos como José Miguel Bravo de Laguna, Acenk Galván o Rafael Stinga; que parlamentarios nacionalistas como Gladys Acuña justifiquen por qué están en contra de la defensa que hicieron políticos que fundadores del nacionalismo en las Islas como Lorenzo Olarte, Victoriano Ríos o Manuel Hermoso.

Lo van a tener complicado, desde luego, porque en el Partido Socialista (PSOE), en el Partido Popular (PP) y en Nueva Canarias (NC) parecen tener bastante claro que esta vez sí, todo con la idea de acabar con CC, van a ser capaces de sacar adelante una reforma del sistema que pasa por elegir diez diputados que estarán en una Cámara autonómica de setenta elegidos por un criterio estrictamente poblacional. Con esa lista de diez, por muchas vueltas que le quieran dar y por mucho que hablen de resolver la injusticia de que La Palma tenga más diputados que Fuerteventura contando en la actualidad con menos población, romperán un trabajo que fue histórico y que ha funcionado relativamente bien durante más de tres décadas.

Según nos cuentan, fuera de CC hay otro movimiento de diputados disconformes que están pidiendo a sus partidos (PP, PSOE y NC, ya que los de Podemos quieren todos y en todas las islas el cambio) que aparquen el debate y no lo hagan coincidir ni de broma con las próximas elecciones locales. En el caso de los populares, ahora que se están recuperando del tema del petróleo y que por fin pueden sumarse al movimiento ecologista con las prospecciones autorizadas por Marruecos, sería otra bofetada muy inoportuna, defendida además por un presidente palmero. Es ciertamente complicado cargarse el sistema actual y luego ir a pedir el voto a Lanzarote, Fuerteventura, La Graciosa, El Hierro, La Palma o La Gomera.

Breve historia de la triple paridad

El proyecto de Estatuto de Autonomía de Canarias aprobado el 22 de diciembre de 1980 por la Asamblea de consejeros de las Mancomunidades Provinciales y de los diputados y senadores canarios realmente no recogía la regla de la triple paridad, sino una de doble paridad, pues no contemplada la correspondencia provincial. En este proyecto el parlamento autonómico estaba compuesto por 56 diputados: 14 por Tenerife y Gran Canaria; 7 por La Palma, 5 por La Gomera, 4 por El Hierro; 6 por Lanzarote y 6 por Fuerteventura. Las islas de Tenerife y Gran Canaria se repartían, pues, 14 diputados cada una, 28 en total, y las islas menores sumaban también 28 diputados. Pero la provincia de Santa Cruz de Tenerife disponía de 30 diputados y las de Las Palmas, de 26. La triple paridad posterior llegó con la labor que realizó el senador palmero Acenk Galván González (1917-1990), a la sazón vocal del Consejo Permanente y secretario del Pleno de la Junta de Canarias, quien consigue introducir el actual concepto de reparto en el Dictamen de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados de mayo de 1982, pero todavía como un embrión de lo que fue luego, puesto que hubo varios bloqueos iniciales. El desbloqueo se produjo el 29 de abril de 1982, con el llamado Pacto de Medinaceli, en el que participaron los parlamentarios canarios de UCD y algunos cargos orgánicos de otros partidos como Jerónimo Saavedra o José Miguel Bravo de Laguna en un restaurante de este nombre, situado en la calle Duque de Medinaceli de Madrid. En aquel cónclave intervino Galván junto al también palmero Juan Julio Fernández, diputado y presidente regional de UCD, que lo suscribió.

Finalmente, el Congreso aprobó una composición del Parlamento canario de 60 diputados, con la redistribución que hoy conocemos, a instancia de una enmienda transaccional formulada en el pleno por Jordi Solé Tura, catedrático de Derecho Político y portavoz del Grupo Comunista. El PSOE ya entonces (a través del lanzaroteño Luis Fajardo Spínola, que era profesor de Derecho Administrativo) defendía una representación mínima de cada isla (que cifraba ahora en 3 diputados) y una representación regional de 35 (o 39) diputados, que tampoco compensaba la sobrerrepresentación de las islas no capitalinas.

Con el Proyecto en el Senado, Acenk Galván presentó dos enmiendas que confirman la paternidad de la regla, aunque luego las retirara para no dilatar la aprobación del Estatuto (ambas las formula con Rafael Stinga, senador por Lanzarote: los dos miembros de la Ponencia de la Comisión, y el palmero, además, secretario de la misma): una para que la disposición transitoria 1ª (que recogía la concreción en escaños del criterio por islas) se convirtiera en disposición adicional y sustituir “dos terceras partes” por “tres cuartas partes” (su justificación no era otra que “las situaciones paritarias constituyen fundamento esencial del Estatuto”), y otra para positivizar la regla de la triple paridad, incluyendo una disposición adicional del siguiente tenor: “En todo momento, cualquiera que sea el número de diputados que tenga el Parlamento canario, lo será respetando las siguientes situaciones paritarias: a) El total de los representantes de las Islas de Tenerife y de Gran Canaria será igual al total de los representantes de las Islas de El Hierro, Fuerteventura, La Gomera, Lanzarote y La Palma; b) El total de representantes de la Isla de Tenerife será igual al total de representantes de la Isla de Gran Canaria; y c) El total de representantes de las Islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro será igual al total de representantes de las Islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura”.

Fue tanto lo que contribuyó Lanzarote a la creación de ese modelo tan injusto quitando todos los demás, que sonroja pensar que haya diputados que representan a la isla de Lanzarote que vayan a ser capaces de dar su voto para que se produzca el cambio.

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