jueves. 18.04.2024

En términos médicos, la definición de incontinencia es “Trastorno o alteración del organismo que consiste en la emisión involuntaria pero consciente de la orina, los excrementos u otra materia biológica, cuya evacuación se produce normalmente bajo la influencia de la voluntad”

Este trastorno, que en algún momento de la vida sufrimos los seres vivos por determinadas circunstancias, podríamos trasladarlo a la actividad política y más concretamente a la actitud que, demasiado a menudo tienen nuestros doctos dirigentes públicos.

En la vida cotidiana y en términos clínicos, la incontinencia no deja de ser un trastorno físico que solo lo sufre aquel que lo padece, que se cura con tratamiento y que, la mayoría de las veces, no deja secuela y solo supone un periodo incomodo de nuestra vida.

En la vida pública, este trastorno se torna mucho más complejo, tienen menos solución y deja muchas más secuelas de las deseables.

Esa extraña capacidad que tienen nuestros políticos de no saber callarse a tiempo, de soltar lo primero que les viene a la cabeza, de decir hoy una cosa y mañana la contraria o donde dije digo, digo Diego, seria la definición perfecta de incontinencia llevada al plano público.

Desde las elecciones del 26J hemos asistido a episodios bastante graves de incontinencia neuronal severa.

Pedro, “No apoyaré al PP ni por activa ni por pasiva, ni con voto a favor ni con abstención”. Albert, “No apoyaré de ninguna manera un gobierno encabezado por Mariano, el de los sobres de Bárcenas, el del apoyo a Barbera, el consentidor de la caja “B” y defensor de los corruptos”.

Ambos dos tienen una cosa en común, afirman sin el menor rubor ni recato que no va a haber terceras elecciones porque esto supondría un fracaso absoluto de su capacidad de negociar y de hacer política, además de ser conscientes de que una nuevas elecciones supondrían, para ellos y para las formaciones políticas que dirigen, un varapalo pocas veces visto, además del que ya se han llevado el pasado 26J.

Ustedes se preguntaran, en lenguaje coloquial, que coño tendrá que ver la incontinencia médica con lo que les estoy contando.

Pues tienen razón a medias.

La médica es un trastorno involuntario con fácil solución mientras el que se manifiesta en la clase política ni es involuntario ni su solución es sencilla. Uno se cura y el otro no solo no lleva medicación, sino que aumenta con el tiempo.

Esta incapacidad de mantener las bocas cerradas, diciendo o manifestando cosas que, por la propia naturaleza de sus declaraciones, no se van a cumplir, deberían ser objeto de estudio clínico, ya que, a lo mejor, estamos ante el descubrimiento de un nuevo trastorno patológico de dimensiones insospechadas y de consecuencias incalculables.

Si, como afirman el guapo del PSOE y el quedabien de CIUDADANOS, la posibilidad de nuevas elecciones no es un tema a contemplar, a mí, que de política entiendo lo justito, me lo van a tener que explicar.

Analizando un poco los números que han dejado las elecciones, un pacto por la derecha no da y otro por la izquierda tampoco. PP, C`S, CC y PNV suman 175 y PSOE, PODEMOS, ERC, BILDU y CDC suman lo mismo, 175.

Teniendo en cuenta que el PNV ya le ha dicho a Mariano que no y que C´S ha reiterado que con Mariano tampoco, el pacto de la derecha no sale y teniendo en cuenta que el PSOE no puede pactar con los independentistas y que una alianza entre el PSOE, C´S Y PODEMOS es tan inverosímil como que a Belén Esteban la den el Nobel de Literatura, ya me contaran ustedes, si alguien no se abstiene, como se va a conformar un gobierno en este maltratado país llamado España.

La medicación que tienen que tomar Pedro y Albert va a ser intravenosa, se van a tener que pegar un chute de realidad y ambos deberán abstenerse o por lo menos el PSOE, si no quieren que en noviembre más o menos tengamos que ir a votar de nuevo.

Si Mariano no se va, Albert no le apoya porque eso es lo que ha repetido hasta la saciedad durante la campaña. Pues bien, Mariano no se va y Albert va a tener que apretarse el esfínter con cinta aislante para que no le salgan mas ideas de Perogrullo ya que, aunque muchos somos partidarios de que lo haga, Mariano no se va.

Si, como parece lo más factible a tenor de las declaraciones hechas, el resto de los partidos menos CC, al que le da igual Arre que So, votan en contra, o el PSOE se abstiene o las terceras elecciones están a la vista.

Después de cuatro años de absoluta indiferencia, al PNV no le puedes pedir responsabilidad política para que te apoye cuando has pasado completamente de los nacionalistas vascos y sus reivindicaciones, entre las que no están, como objetivo básico e innegociable, la independencia.

Los nacionalistas catalanes y los extremistas vascos no te van a votar si el referéndum no es una pieza básica del acuerdo y con los de CC, cuyas siglas significan “Con Cualquiera”, no suman ni de lejos.

Con este panorama, en el que nuestros extraordinarios dirigentes políticos nos han embarcado, la única solución pasa, si no consiguen encontrar el remedio para la incontinencia neuronal y verbal que padecen, por unas nuevas elecciones y que se salve el que pueda. Patético pero realista cuando los únicos intereses que les mueven, a todos, son los de mantener su sillón en un Congreso más parecido a un Circo Romano que a un foro de debate sobre los verdaderos problemas de los ciudadanos.

Incontinencia política
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