Por INA
A plena luz o bajo la sombra de las estrellas refulgen las olas clamor y belleza, es invierno y hasta aquí has de llegar atravesando un manto de negra lava que desde el Volcán de la Corona baja tan vivo antaño que nos dejó su huella en forma de vacío, en forma de jameo que el mar llena y que frente a mi y con gran calma produce para nuestro disfrute las olas más grandes y bellas que podrás ver en esta margen que primero recibe el amanecer, la ola nace a escasos metros de la orilla pero se eleva grácil y esbelta hasta romper muy cerca en la costa inmóvil, ahora mojada por la lluvia que también impacienta mis pies llevándome de vuelta por dónde he venido, el mismo camino ahora más verde que negro se deja llevar por la vista hacía el mismo volcán entre nubes que lavan sus laderas para que brille más la piedra cuando desde aquí la mires, son los efímeros colores de la lluvia que luego el mar se lleva.
“Verte aquí quise
sobre esta arena blanca
al resguardo de estas negras piedras
y a mi lado te vi, sentada
sobre este madero, contemplando
el mismo mar que yo
mientras seguías a las olas
desde su nacer
hasta su morir a nuestros pies
yo hacía lo mismo
pero mirando a tus ojos
sin saber si era el mar
o tu propia vida
lo que en ellos
se reflejaban
y que aquí se deja ver
como ondas del recuerdo
rescatando del olvido
alegres momentos,
momentos felices, como siempre
cuando tú estás.”