miércoles. 24.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Puede que este se convierta en el único artículo que José Rodríguez Ramírez , director y propietario del diario que tienen en sus manos, me sugiera que no publique. En todo caso me arriesgo. Yo le agradezco mucho que, desde hace unos cinco años creo, permita que escriba en este periódico. De hecho, sin vivir con frecuencia entre sus paredes, EL DÍA es mi casa. Las diferencias que hayamos podido tener en el pasado Pepe Rodríguez y yo fueron inducidas. De su calidad humana y de su hombría de bien habla el hecho de que yo esté aquí. Y ahora toca el turno a los de siempre: estás haciéndole la pelota al jefe, tú, que en el pasado lo ponías verde; y a los otros, a los pusilánimes: no sabes a lo que te arriesgas hablando bien de él. Pues yo no voy a hablar bien de él; sencillamente, voy a hablar de él. Pepe Rodríguez es muy inteligente. Bajo su aspecto observador se esconde un hombre enamorado del peñasco en que nació y de una profesión que se le contagió desde hace mucho tiempo: el periodismo. Yo tuve el honor, siendo presidente de la Asociación de la Prensa y vicepresidente de la FAPE, de entregarle un carné de periodista que él merecía desde hacía años. Como se lo entregué a otros compañeros.

2.- Tardé cinco minutos en aceptar escribir para este periódico. Fuimos a comer Pepe y yo, me lo propuso y no le pregunté ni siquiera cuánto me iban a pagar. Consideraba que eso era de mal estilo. No ha habido ni una sola diferencia entre él y yo. Y si me adapto a la línea editorial del periódico es por convicción; no por mercantilismo ni por oportunismo. Me da mucha rabia que, sin conocerlo, cuestionen con insultos su trayectoria. EL DÍA está en la historia de Canarias, desde hace mucho tiempo. Y sus principios son sólidos; y es el medio escrito líder en Canarias; y los criterios de su director, aún discrepando de ellos, son respetables. Rabiosamente independientes.

3.- Zanjamos nuestras diferencias con una comida. Siendo yo director de La Gaceta, y sin soñar nunca con aterrizar enEL DÍA , le pedí disculpas por mis tonterías anteriores para con él; y el tiempo nos ha convertido en amigos. No tolero que se le insulte, porque insultándolo a él se insulta al periodismo libre. Detesto a los políticos que fueron capaces de llevar al Parlamento el peor ataque contra la libertad de expresión de la historia del periodismo canario. La mayoría de los que votaron aquello se la han envainado. Pepe Rodríguez sigue en su despacho dirigiendo un acorazado con las banderas al viento. Las enseñas son las que él estime precisas pero, desde luego, entre ellas está, no sé si en la popa o en lo alto del palo mayor, la tricolor de las siete estrellas verdes. En todo caso, banderas de libertad.

[email protected]

José Rodríguez
Comentarios