martes. 23.04.2024

Por Yolanda Perdomo

A menudo, uno no es consciente de la trascendencia que puede llegar a tener una noticia en la vida diaria. Hay asuntos que parecen ubicarse en una órbita lejana, en un espacio carente de vínculos con lo cotidiano. Sin embargo, y aunque no siempre reparemos en ello, muchos de los problemas a los que nos enfrentamos a diario están directamente relacionados con esa clase de noticias.

Arrancaba el pasado mes de enero con la firme apuesta de Ángela Merkel de activar la reforma constitucional europea, algo que si bien parece muy remoto, tiene una trascendencia vital en aspectos tales como la política inmigratoria. La negativa a la aprobación al texto constitucional por parte de Francia y Holanda, propuesto por la Convención Europea presidida por Giscard d'Estaing, frustró de cuajo un nuevo paso hacia la unidad política de los Estados que configuran la Unión Europea, y cerró, igualmente, la vía de salida para la aplicación de auténticas políticas comunes en materia de asilo, inmigración y control de fronteras exteriores.

El texto constitutivo que Ángela vuelve a situar sobre la mesa, representa un cambio en la estructura misma de la Unión Europea. En la actualidad, ésta se basa en tres pilares: el primero es el comunitario, que engloba la Comunidad Europea, la Comunidad Europea de la Energía Atómica, y la antigua Comunidad Europea del Carbón y el Acero; el segundo engloba la política exterior y de seguridad común; el tercero corresponde a la cooperación policial y judicial en materia penal, no teniendo estos dos últimos un carácter comunitario, sino intergubernamental.

El tratado constitucional, actualmente en entredicho, suprime la estructura de pilares y comunitariza los aspectos incluidos en el segundo y tercer pilar, persiguiendo con ello la materialización de un verdadero espacio de libertad, de seguridad y de justicia, así como la puesta en marcha de una efectiva cooperación judicial y policial -con el desarrollo de las acciones de Europol y Eurojust-, y la creación de una Fiscalía Europea. Una herramienta tan familiar como el Frontex se vería enormemente impulsada por este proceso.

Por otro lado, el hecho de haber optado por la completa inclusión de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea en el texto Constitucional, posibilita que ésta sea un instrumento jurídicamente vinculante si se aprueba el proyecto de Constitución. En consecuencia, la búsqueda de una vía de salida al estancado proceso de ratificación de la Constitución no sólo es vital en los ámbitos anteriormente mencionados, sino que constituye un aspecto primordial dentro de la construcción de la Europa de los ciudadanos. No se puede levantar Europa al margen de la ciudadanía, pues necesita de legitimidad, valores y principios comunes que vertebren la estructura de una unión política. La Carta, facilita un nuevo idioma socio-político, ayuda a adquirir la conciencia de ser parte de la Unión, e instituye un marco de convivencia para quinientos millones de ciudadanos.

El temor a la cesión de soberanía por parte de algunos Estados europeos -el punto de vista de Sarkozy al respecto no es ninguna novedad- ha dificultado en múltiples ocasiones el proceso hacia la visión europea defendida en sus orígenes por algunos relevantes protagonistas de los tres primeros cuartos del siglo XX. Sin embargo, no creo que resulte estéril el esfuerzo de Merkel, pues durante los últimos cincuenta años, el proyecto europeo ha afrontado reveses mayores y, aún así, ha continuado adelante.

Nadie nos ha enseñado a sentirnos unitariamente como europeos, la distancia con la que tratamos aquello que nos atañe como tales es prueba de ello, pero, aún así, puede que en el futuro debamos añadir el nombre de Ángela a la lista de aquellos que han hecho posible la mayor conquista de los europeos por la salvaguardia de la paz y la prosperidad económica en el viejo continente. Puede que entonces hayamos entendido la relevancia de lo que hoy se trata a miles de kilómetros de aquí, en un ámbito totalmente ajeno a nuestros cotidianos temas de preocupación.

La apuesta de Ángela
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