martes. 23.04.2024

Por Inés Rojas, consejera de Bienestar Social,

Juventud y Vivienda del Gobierno de Canarias

Al nacer cada uno de nosotros es depositario de una historia única, una historia que llevamos con nosotros, que nos da forma como seres sociales y nos lanza a la vida. En esta historia, la familia, nuestra familia, es la base de las primeras líneas de escritura que comenzamos a trazar sobre la libreta en blanco que será nuestra vida.

La celebración anual del Día Internacional de la Familia, instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para el 15 de mayo, refleja la importancia que la comunidad internacional le confiere a la familia como unidad básica de la sociedad. Pero también nos proporciona una oportunidad para reflexionar en torno al significado de la misma.

Cuando hablamos de familia, una de las primeras ideas que me asalta es, sin duda, la transformación que en la sociedad actual existe en torno al estereotipo tradicional de familia. Vivimos en una sociedad en la que el concepto clásico ha evolucionado hacia otros tipos de unidades familiares cada vez más frecuentes, como es la familia monoparental o la familia nuclear sin redes familiares. El concepto de familia es hoy tan variado que ya no resulta nada extraño ver a grupos de hermanos que viven con una familia cuya cabeza es una mujer, a hermanos de diferentes razas o color o a abuelos que crían a sus nietos como si fueran sus hijos. La familia sigue siendo el nexo de unión, el espacio del cariño, el aliento y el apoyo.

Según la Encuesta de Ingresos y Condiciones de Vida de los hogares canarios de 2007, el 10% de las familias canarias tienen como cabeza de la misma a una mujer. Es decir, del global de unidades familiares, el 10% son familias monoparentales, lo que, por un lado, pone de manifiesto la necesidad de potenciar un cambio en la concepción de familia, y por otro, que el mayor peso de las unidades familias monoparentales recae sobre la mujer.

Desde el Gobierno de Canarias, somos conscientes de la necesidad de evolucionar a la par que lo hace la propia sociedad en la idea de familia, y no sólo evolucionar hacia nuevos conceptos de familia sino especialmente hacia nuevas pautas de intervención familiar. De ahí la importancia del impulso que estamos realizando para potenciar políticas sociales de apoyo a la familia, abarcando desde elementos educacionales y de formación hasta las líneas de estudio y reflexión en torno a cómo la familia de hoy afronta nuevos retos, como son las situaciones de conflicto social, problemas de conducta de los hijos o el envejecimiento de los miembros de la familia y su tratamiento, así como mediante políticas concretas dirigidas a apoyar a la mujer en cuanto su acceso al empleo y la formación mediante, por ejemplo, los planes Canarios para la Igualdad de Oportunidades para Mujeres y Hombres.

Universalmente la familia sigue siendo considerada como un ente vital en el desarrollo de los niños y niñas, por su capacidad socializadora, pero sobre todo, porque constituye el refugio a donde todos nosotros acudimos a buscar comprensión y consuelo, amor y cariño.

Pero hay niñas y niños que, por diversas circunstancias, se encuentran privados de la fuerza que les proporcionan las primeras palabras trazadas en el libro de su vida, simplemente porque no han tenido la suerte de contar con una familia que le proporcione unas raíces propias o que se han visto alejadas de ella. Por eso, hoy, Día Internacional de la Familia, quiero recordar a su parte más frágil, a los menores que se han visto alejados de sus familias y están obligados a afrontar la vida sin su protección. Estoy hablando de los pequeños que han tenido que dejar su entorno familiar en otros paí-ses, muy lejos pero a la vez muy cerca, en sus corazones, porque precisamente por ellas, por sus fami-lias, han decidido embarcarse en un cayuco aún a riesgo de jugarse la vida en ello.

Pero también estoy hablando de los niños y niñas que, por las circunstancias personales de sus progenitores, están creciendo alejados de ellos, residiendo en pisos de acogida donde, a pesar de recibir aliento y apoyo de los profesionales que les atienden y les ofrecen cariño y cuidado, les costará mucho más recibir la atención personal que ofrece el seno de una familia. En estos niños y niñas hemos pensado al poner en marcha campañas para potenciar el acogimiento de estos pequeños en familias, porque a nadie se le escapa que el crecer y vivir en el seno de una familia dota a los más pequeños de las pautas para afrontar el futuro como adulto.

Porque familia es quien te da la mano para que comiences a dar tus primeros pasos en la vida pero es también quien te sujeta cuando comienzas a flaquear por el cansancio de tus pies. Pero también familia es quien te ayuda a levantarte cuando tropiezas y es también quien deja que te vuelvas a caer para que aprendas a valerte por ti mismo. Familia es quien te empuja y te alienta, pero es también quien te dice que seas prudente y que reflexiones sobre los pros y contras de una decisión.

Pero sobre todo Familia es quien te alienta cuando te equivocas y quien te admite cuando ya te habías ido pero necesitas volver. Por eso, hoy, en este día tan especial, quiero ofrecer mi aliento a esos niños y niñas que, por los diferentes avatares de la vida, están acogidos en pisos o centros tutelados por el Gobierno de Canarias y agradecerles su empuje, sus ganas de luchar y de prosperar en la vida, y les pido que sean persistentes para que, en el futuro, también ellos puedan contar con una nueva familia, ya sea propia o ajena, a quien poder alentar.

La familia, nexo de unión
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