viernes. 19.04.2024

Los medios de comunicación que trabajan para el PSOE sin mayores disimulos ni mínima ética deontológica han iniciado ya, en plena carrera electoral, el proceso para la beatificación de Carlos Espino, por su cruzada (aguanten un fisquito la carcajada, por favor) contra la corrupción, que inició él solito y sin la ayuda de nadie. El empeño no me parece bueno ni malo. Simplemente, y conociendo al héroe de marras, mueve a la risa.

La leyenda dice que el pájaro espino canta sólo una vez en su vida: desde el momento que abandona el nido, no descansa hasta buscar un árbol espinoso y, cuando da con él, se clava él mismo en la espina más larga y afilada. Algo desconocido le impulsa a empalarse, y muere cantando. Pero es sólo una leyenda, como queda dicho. No se crean nada. Todo mentira, como en política. Cuentos.

El PSOE, por cierto, ha sido el primero en Lanzarote en confeccionar y hacer públicas sus listas electorales de cara al 22 de mayo de 2011. No tiene mucho mérito esa celeridad porque donde no hay debate interno ni discusión posible todo se hace a golpe de ordeno y mando, como es triste fama. Ni siquiera cabía sorpresa alguna, porque hasta los menos avisados intuían de antemano que Carlos Espino no podía ser candidato a nada al Cabildo (imposibilitaría o haría muy complicado negociar luego con ninguna otra fuerza política), y mucho menos en ningún Ayuntamiento. La táctica puesta en marcha finalmente era la única que le quedaba al que va de muy vivo pero huele que apesta a cadáver político: aprovechar la inercia electoral de esos varios miles de votos devotos (con perdón por la rima) que siempre, llueva o truene, obtiene el PSOE de los militantes o militontos más conformistas para colar de rondón a Espino al modo y manera que se hizo en las últimas elecciones generales con el candidato a senador y el diputado nacional, ambos aupados a Madrid sin colgar ni un mísero cartel electoral con sus respectivos caretos, y ambos desaparecidos en combate justo después de acceder a sus respectivos puestos gracias al “efecto Zapatero”, hoy convertido en “defecto ZP”.

Sobre el resto de los candidatos y la calidad de los mismos, ni me pronuncio. Pero, sin desmerecer de nadie, es obvio que si eso es todo lo que tiene ofrecer el PSOE, aparte de parecerme un insulto a la inteligencia de los votantes potenciales, el partido está incluso mucho peor de lo que nos maliciábamos los que estando fuera lo conocemos mejor que muchos de los que están dentro. A esto han quedado reducidas esas históricas siglas bajo el mandato de su todavía secretario general: la nada elevada al cubo (o al balde, por decirlo en canario). ([email protected]).

La leyenda del pájaro espino
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