viernes. 19.04.2024

Por Manuel N. González Díaz *

El nacionalismo en Canarias, a principios del siglo XXI se consolida como regionalismo españolista en concurrencia con el otro nacionalismo, el español, que por el infortunio campea en la Islas, y lo hace porque el nacionalismo canario se ha pervertido indefectiblemente consolidándose como una opción que no sólo no libera sino que ata a la metrópoli y degrada biotopo y sociedad insular.

Ese impostor nacionalismo, que no pretende la independencia del Archipiélago y la constitución en Estado, asentado entre las naciones en Naciones Unidas, resulta radicalmente falsario, y contrario, enfrentado, al nacionalismo que surgiera en torno al MPAIC y Antonio Cubillo, y si una de las evoluciones de aquel proyecto derivó en Pueblo Canario Unido, que pudo hacerse con las riendas y el destino político de la Nación, el surgimiento de Coalición Canaria y su consolidación no ha supuesto otra cosa que la negación del objetivo principal, la independencia, que lo es de todo nacionalismo en una colonia.

Coalición Canaria, que se fragua en torno a las Agrupaciones Independientes de Canarias y su unión a las fuerzas nacionalistas de izquierda, que fueron desafectas del Partido Comunista de España y de Unión del Pueblo Canario, UPC, tras fagocitar a la intelectualidad del Partido Nacionalista Canario, cuyo máximo exponente fue Victoriano Ríos, derivó en nacionalismo “regionalista” español por tener su raíz en el proceso de descolonización del Sahara Occidental, ante el pánico que les supuso el abandono por parte de España de aquel territorio y su integración en Marruecos tras la Al Massira (Marcha Verde) y que por miedo a la decadencia española que pudiera suponer su retirada también de las Islas Canarias se articula en una fuerza nacionalista que, ad initio, no hace otra cosa que, bajo leve amenaza a la metrópoli, atar hilos y untar pegamento a los débiles lazos que unen el Archipiélago con España.

La perversión de ese nacionalismo, que no puede calificarse como tal, pues es mero regionalismo españolista, supone una engañifa y una estafa ideológica a la nación, y la garantía de degradación de la conciencia de los isleños. Enumerar el esperpento que supone su actuación pasaría por citar a Perestelo, ex presidente del Cabildo de La Palma, cuando resuelve plenariamente asistir con combustibles a los vehículos de la Guardia Civil en aquella Isla, o la penúltima, el alcalde de Teguise, Oswaldo, lamentándose porque el SIVE no sirve para “localizar y atrapar moros”, no, no pretende que frene el asentamiento colonial, nos preserva de los hermanos imazighen al otro lado de la marea.

Tras la inclusión de España en la NATO, se aseguran que Canarias no caiga bajo el mando de Lisboa, no quieren portugueses, más imbricados en la estructura militar de los Estados Unidos, CC garantiza la presencia y el dominio colonial del ejército español. Lo llaman “nacionalismo integrador”, que viene a ser la exposición de su insolvencia ideológica y de su estafa electoral. Se pierden en disquisiciones sobre mares territoriales cuando les consta que va contra derecho, contra el derecho internacional y las convenciones y acuerdos, y sólo el planteo de que el único derecho que nos asiste es el de la descolonización, ante U.N. les provoca asombro, cuando no sorpresa, en su ineluctable proceso de negación de si mismo y de “ignorantación“, como denunciara el escritor Víctor Ramírez.

A mi me sorprende que personas a las que conozco y estimo, militantes y dirigentes de Coalición Canaria en Lanzarote, no frenen o planteen frenar una deriva que no lleva a otro sitio que a la continuación del coloniaje en las Islas, y a la mejora de las condiciones de vida y medios de esos mismos dirigentes a los que no se combate, lo que es intrínsecamente vergonzoso por parte de esos que usan y han usado la política para su enriquecimiento personal.

Sería demasiado fácil hacer una crítica política a otras opciones del campo nacional, como la última deriva insularista, por inepcia dirigencial, y su desaparición… pero todavía queda población canaria en las Islas, y la esperanza de que se dé un giro en el espectro político que oriente esfuerzos y defina el objetivo, y eso a pesar de las penúltimas manifestaciones del coloniaje disfrazado de verde ecologismo, que es más de lo mismo, no muy distinto al resto de opciones del campo nacional español, PP y PSOE, en las Islas.

Todavía taras coloniales, como el apoyo a la causa del Frente POLISARIO, siguen asentando la enfermedad en un cuerpo ya de por sí débil y patológicamente herido. Tampoco parece que el panorama, ante los próximos comicios electorales que se celebrarán en el Archipiélago despeje duda alguna sobre una hipotética reorientación de esfuerzos. El Senado español, para Canarias, nunca ha servido de nada, y ni un solo senador ha servido de nada salvo para lucrarse personalmente o colmar la estúpida vanidad humana. No nos engañemos, no nos engañen. Tampoco que un presidente de Cabildo sea senador sirve para nada, salvo lo referido anteriormente, y todos han acabado mal y presas del olvido, sin que se les pueda atribuir aporte alguno a la causa, ni dentro ni fuera de Canarias.

Por fortuna para Canarias y los canarios, el MPAIC/CNC y Frente por la Independencia, FREPIC-Awañak, siguen, y su militancia es inquebrantable, y sólo ese camino, su camino, es el práctico, además de honorable. Es de suponer que los jóvenes de las Islas, los más conscientes, nutran a esas organizaciones y persigan el noble objetivo que señalara Secundino Delgado hace más de un siglo: “El grito está lanzado, no lo recogeremos más: Vivan las Canarias Libres”.

Tesón. El español no descansa, no lo hagan ustedes. Que su interés espurio no acabe con lo que en ti queda de los antiguos y la causa política que se defiende, por ser necesidad individual, en tanto personas singulares, y colectiva, como sociedad.

Y ante los próximos comicios electorales, la mejor acción es la abstención.

*El autor es militante y miembro del Comité Nacional del FREPIC-Awañak.

La perversión del nacionalismo canario en Canarias y los próximos comicios coloniales
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