jueves. 25.04.2024

Por Ramón Pérez Hernández

Son más de ¡diez¡ los años de inquietud por la alocada incuria, en la inconcebible contaminación de las garzas cagonas del emblemático Parque Municipal de Arrecife, con potencial peligro para la salud y vida humana. El ahora desairado y emponzoñado Parque, consagrado a las personas y, a actos culturales, festejos populares, regocijos, paseo con música, mercadillo, etc. rememora la ganada evocación del patricio lanzaroteño D. José Ramírez Cerdá “Hijo Predilecto de Lanzarote”, al que los lanzaroteños debemos parte de nuestro bienestar, pues con su tesón y altruista defensa, perpetúo lúcidamente la colosal obra de desarrollo armónico de nuestra singular naturaleza, implantada hace siglos por nuestros heroicos campesinos, con la ayuda de César y su equipo, dando lugar, con tan acertada e histórica decisión, a que floreciera el milagroso escenario económico que gozamos, frente a la indigencia de siglos.

Resulta que con la falacia funcionarial y política, “de que las garzas están protegidas en virtud de la Directiva 74/409/CEE”, se mortifica irritantemente a los ciudadanos, tolerando, en base a un reiterado falso discurso de protección de las aves, la inadmisible profanación a diestro y siniestro, de la sin par zona central del mágico litoral de Arrecife, con la enigmática apatía del Grupo de Gobierno y el Área Insular de Medio Ambiente, sin valorar la brutal agresión a la salud y vida de los ciudadanos. Injusto que los Técnicos del Cabildo hayan despreciado tantos años la sensata definición jurisprudencial del Tribunal de Justicia Europeo, de la Directiva de protección de las aves (74/409/CEE)” que considera “el derecho a la salud y a la vida humana” interés superior al de conservación de las aves. Absurdo que la oposición siga, neciamente, durmiendo la mona, a pesar del contundente Informe del Servicio Canario de Salud elevado al Ayuntamiento denunciando el “ALTO RIESGO PARA LA SALUD PÚBLICA” el que las garzas sigan habitando en Arrecife, y además ahora en el interior isleño desde que Ubaldo Becerra, siguiendo la iniciativa de Antón, echó muchas de Arrecife; enviciadas garzas cagonas y carnívoras asesinas[comen toda clase de inmundicias y pájaros] según denuncia con pelos y señales un vecino de San Bartolomé, se ¡meriendan! las crías de los nidos [¡hay mi madre!] de las más de 30 especies autóctonas de aves. Si a ello le sumamos el criterio jurisprudencial del Tribunal de Justicia Europeo, es muy sospechoso que hasta ahora tampoco la ‘dormida o leal' oposición no haya denunciado o reclamado medias radicales, por la desgracia de la ocupación fraudulenta isleña por las garzas cagonas, y la oscura inactividad de políticos y burócratas convictos para erradicar el “grave peligro para la salud y la vida de los isleños y de la singular y casi exclusiva fauna conejera”. ¿Se convencerá el Fiscal General de que la impunidad brilla y no precisamente por su ausencia?.

Las garzas mortíferas
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