sábado. 20.04.2024

A veces tengo la sensación de que los políticos a los que con tanto esfuerzo conseguimos pagar su nada modesto sueldo nos toman a todos por tontos. Es el caso del lío que se ha organizado en Lanzarote con el tema de las torretas que Red Eléctrica Española quiere colocar por encargo del Gobierno de Canarias en el sur de la Isla.

Lo primero que me gustaría apuntar es que estoy de acuerdo con el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, con eso de que aquí todos deberían estar callados, incluyéndole a él y a su partido, Coalición Canaria (CC). Y cuando digo todos son todos, desde Gladys Acuña en el sur pasando por socialistas del Cabildo como José Juan Cruz a parlamentarios del Partido Popular (PP) como Astrid Pérez. Todos, en mayor o menor medida, tienen la culpa de que ahora tengamos que levantarnos el pueblo en armas para impedir que nos vuelvan a atropellar, como ya intentaron en su momento con el tema del petróleo. Porque a nadie con dos dedos de frente, y ahora parece que se dan cuenta nuestros representantes públicos, se le ocurre pensar que es una idea genial levantar más de cincuenta torres gigantescas a lo largo de catorce kilómetros en una Reserva de la Biosfera.

Por lo poco que he visto, oído y leído, que no ha sido tan poco, la verdad, tengo claro que por mucho que digan en CC el que menos culpa tiene de todo esto y el que más culpa tiene a la vez es el actual director general de Industria del Gobierno de Canarias, Erasmo García. Es el que menos culpa tiene porque el hombre, según me aseguran, es un recién llegado al cargo. Teniendo en cuenta que el proyecto viene de lejos, desde hace más de seis años, el actual director general de Industria no puede ser el autor material del mismo. Él se lo encontró en la mesa de me imagino su comodísimo despacho en Las Palmas. Pero también es el más culpable porque este hombre es de Lanzarote, y siendo de Lanzarote creo que una vez que le plantaron el proyecto encima de la mesa de su comodísimo despacho, viendo que era algo gordo, debería haber abierto un debate en la Isla o en su partido sobre la conveniencia o no de estampar su firma. Dicen sus compañeros que si no firmaba, teniendo todos los informes positivos, incurría en delito de prevaricación. Pues no lo creo. No creo que nadie prevarique por tardar en firmar un documento. ¿O existe una ley que dice que un cargo público tiene tres minutos y cuarenta segundos para firmar un documento una vez que alguien se lo pone encima de la mesa con informes positivos?

Si Erasmo García no firma el año pasado, estaríamos a tiempo de buscar a otros culpables. Porque ahora Red Eléctrica, en buena lógica, se agarra a esa firma y a todo lo que la ampara para decir que no dan marcha atrás al proyecto y que se olviden los unos y los otros de que se van a poner a soterrar. Eso es mucho más caro y además no estaba previsto.

Pero claro, luego uno se entera que el proyecto nace en el Ejecutivo canario cuando la ilustre Paquita Luengo, del PSOE, era consejera de Industria. No sólo no lo paraliza sino que lo tramita, y lo lleva a ese órgano que tanto defiende el PSOE que es la Comisión de Ordenación del Territorio y del Medio Ambiente (COTMAC), que le da el visto bueno. Durante ese periodo, como está perfectamente documentado, no se presenta ni una sola alegación por parte del Ayuntamiento de Yaiza ni por parte del Ayuntamiento de Tías, ni tampoco por parte del Cabildo insular. Cuando salta inicialmente la liebre, y se abre un pequeño debate, se pide la paralización del mismo, pero ahí se queda la cosa.

Unos años después, porque nadie enterró el proyecto y porque es cierto que ha aumentado la demanda eléctrica, el Gobierno lo vuelve a sacar a la luz, y en nuestras administraciones locales todos se quedan sordos, ciegos y mudos.

Y en esa estamos. Ahora tenemos que ser los ciudadanos los que nuevamente tengamos que hacer el trabajo de nuestros políticos, que sinceramente no sé para qué les pagamos. ¿Qué posibilidades hay de que esto se pare, de que se ponga finalmente el tendido soterrado? Pues no lo sé, como no lo sabe nadie. Pero debemos pelear para que nadie levante las torres, y para que todos, todos, asuman su parte de responsabilidad en el desaguisado.

Mucho me temo, por suerte para mis amigos abogados, que al final en este río revuelto ganarán los mismos de siempre. Pleito va y pleito viene, con letrados, procuradores y folios que pagamos entre todos, incluyendo a los de Red Eléctrica.

Una y no más, santo Tomás.

Las torretas de los Ajaches, nos toman por bobos
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