viernes. 19.04.2024

1.- Vengo diciendo desde hace tiempo que un país que deje que quienes gobiernen sean los jueces y los fiscales, mal asunto. Lo vengo diciendo, pero es como predicar en el desierto. Pasó en Italia con Tangentópoli. Tengo un amigo al que casi lo agarran, por una chorrada; amigo de Bettino Craxi, que murió el pobre –bueno, pobre precisamente, no– en el exilio tunecino. Allí, en Italia, algunos de los jueces y fiscales que sembraron el terror nacional con procedimientos judiciales que parecían causas generales acabaron siendo abogados defensores y cobrando minutas millonarias defendiendo a corruptos. Aquí ha pasado alguna vez. Es la condición humana, no le den más vueltas. Lo que le han hecho a Moix, fiscal jefe anticorrupción hasta ayer –que dimitió “por causas personales”, es decir, por una cuenta legal con sus hermanos en Panamá–, no tiene nombre. Pero, ¿quiénes están detrás? ¿Sus propios compañeros? ¿Los sindicatos ilegales de la Guardia Civil y cercanos a Podemos? ¿Mi difunta abuela? Los poderes ocultos, que así englobo yo a los malos. Moix era, según opinan muchos, un buen fiscal. ¿Por qué se lo cargaron del cargo? ¿Con qué moral se irá ahora al Tribunal Supremo? ¿Y con qué planteamientos vamos a llamarlos también morales? Mal asunto que este sea un país en el que los jueces puedan decirle al presidente del Gobierno: “Usted declara en persona como testigo, no hay privilegios, no hay declaración por pantalla”. Repito, la condición humana: todo el mundo quiere su minutito de gloria. No hay tu tía.

2.- Me alegro mucho por las empresas canarias que progresan y progresan. Y una de ellas es la de Sergio Alonso, que inauguró sede para VW, Audi, Skoda y Ducati en Los Majuelos, donde antes estaba la sede de Renault. Una gran inversión, unas instalaciones de lujo, muy americanas, y unos modelos de coches y motos muy bonitos, fieles a las líneas de las marcas. En el acto de inauguración estaba todo el mundo, incluso José Manuel Soria, al que me alegré mucho de ver. Me dijo José Manuel que más que su dimisión como ministro le costó renunciar a su plaza en el Banco Mundial, que había ganado cabalmente y a la que tenía derecho como técnico comercial del Estado que es. Y me dijo más cosas, pero, por una vez, voy a guardar el off the record, en el que no creo; pero José Manuel me dijo: “Le estoy hablando al amigo”. Así que chitón, me fastidió. Ya habrá tiempo de hablar. Estaba todo el mundo, repito, hasta nuestro presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, y el del Cabildo –al que no vi–, Carlos Alonso. Me han dicho que una de las peticiones “secretas” de Nueva Canarias a Rajoy es que no entre el PP a gobernar en Canarias y que están escenificando algo que no va a ocurrir. No sé. Antona también estaba por allí. Antona está en todas partes. Y el inevitable, y simpático, Pedro Suárez, que celebra boda de su hija en estos días.

3.- Son las dos de la mañana. ¿Les cuento lo que he hecho hoy? Me levanté –tarde–; fui a ver a un amigo a su oficina; almorcé con otro amigo en el sur; vi a una persona en el aeropuerto, otro amigo al que le voy a escribir el libro de su vida. Fui al Puerto de la Cruz a tomar datos sobre la vida de la familia Morgenstern (otro libro que preparo); volví a La Laguna para asistir al cóctel de Sergio Alonso y ahora son las dos y diez de la madrugada y escribo esta crónica. En agosto cumpliré 70 años. Todavía no sé cómo hay gente que dice que escribo muy bien porque después de tantas horas en planta, esto tiene que ser un churro. En el ínterin hablé con la veterinaria de mi perrita “Mini”, que ha estado malucha –ya anda mejor–, y con mi hermano para solucionarle una cosa personal. ¿Creen que puedo seguir así? Ah, me alegro mucho de que el tribunal que juzgó tan duramente a Zerolo no haya atendido a la fiscal y a la acusación particular (y a sus teorías de posibilidad de fuga de Miguel) y le haya concedido al ex alcalde la libertad provisional, o como se llame, hasta que el Supremo estudie su recurso. Era de justicia esta gracia. Y espero que el alto tribunal atienda, por lo menos, las dilaciones indebidas, el juicio paralelo, la posible indefensión y otros extremos terribles de este juicio mediático sin precedentes, en el que se ha violado el secreto del sumario y se han cometido docenas de irregularidades que no han tenido eso que se llama “reproche penal”. Parece la letra de un bolero. Y eso.

Lo vengo diciendo
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