jueves. 28.03.2024

Por Mare Cabrera

El hombre es un lobo para el hombre, no cabe duda. Plauto atinaba en su descripción y de paso demonizaba aún más la figura del animalito equiparándola con el hombre. Escuchaba a un famoso director de cine español comentando que el humor era la herramienta que utilizamos para ponerle un toque rosa a una existencia tan cruel y devastadora. Y es que nos hacemos daño a diario entre nosotros y al entorno que habitamos y que destrozamos con nuestros caprichos poco ecologistas.

Demetrio Pintado describía hace poco a tres jóvenes grancanarios como manada de lobos. El señor Pintado es fiscal y hacía la comparación del comportamiento de los tres acusados por la muerte de Iván Robaina con el de las manadas de lobos y su forma de atacar a las presas. Iván, un chico de tan sólo 19 años, fue asesinado en las inmediaciones de Franchy Roca, en una noche que se prometía una de tantas con los amigos pero que terminó en tragedia.

De esta forma tan gráfica explicaba el fiscal Pintado lo que en su opinión había ocurrido el 7 de diciembre del pasado 2008: "Los lobos llegan sigilosamente donde hay ciervos pastando, los observan y los atacan. El primero que llega ataca al último del rebaño, le suele morder en la pata trasera y consigue que pierda el equilibrio. A continuación llegan los demás compañeros y le muerden en el cuello. Todos golpearon con la intención de causar el máximo daño posible".

José María Palomino, el abogado de los padres de Iván Robaina, hijo único y estudiante universitario, declaraba que los presuntos criminales "le patearon cobardemente hasta tirarle al suelo, lo desnucaron, y lo hicieron a traición y sin posibilidad de defensa".

Si se buscan los motivos de tan salvaje agresión parece no haber otro que la actitud de unos desalmados dedicados a buscar conflicto para financiar sus vicios.

Este caso tiene conmocionada y muy pendiente a la sociedad grancanaria. El juicio ha sido seguido de cerca por todos los medios locales, con mucho eco también en los medios nacionales, y los intentos por desprestigiar a uno de los testigos presenciales, que señala directamente a los tres acusados como responsables de la muerte de Iván, sacan de sus casillas a los asistentes al juicio, a la prensa y al propio juez, cansado según sus palabras de los trucos que utilizan los letrados para restar valor a tal declaración de vital importancia.

Los presuntos asesinos ya no son tan presuntos, pues el jurado popular cree que durante el juicio se ha probado su culpabilidad. Los padres, el resto de la familia y los amigos de Iván al menos tendrán el consuelo de saber que los responsables de su pérdida estarán entre rejas durante años. Pero, sinceramente, esta muerte no tiene explicación posible por mucho alegato y comparaciones de fiscales y abogados. La maldad gratuita y la crueldad parecen comerse la luz que debería existir en cada uno de nosotros.

Lobos. Homo homini lupus
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