jueves. 18.04.2024

Ya dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras y si esa imagen se produce en una serie de audiencia de la televisión, su efecto se multiplica hasta el infinito. Muchos españoles supieron lo que era un implante coclear gracias al personaje que la actriz Nuria Gago interpretaba en la serie MIR de Telecinco.

Juan José de León, presidente de la Asociación de Implantados Cocleares de Canarias, reconoce que a la mayoría de la población le suena a chino cuando se les habla de implante coclear. Por eso, le parece importantísimo el papel divulgativo de estas series a la hora de que la gente conozca más o se interese por las personas que tienen este aparato. Reconoce que le sorprendió mucho cuando descubrió este personaje, que además interpreta a un médico, dejando claro que cualquier persona que lo porte puede ser lo que quiera en la vida y puede tener una existencia tan normal e integrada como la del resto de individuos.

Una de las vías de información que tiene la población sobre los beneficios de la implantación de esta tecnología la pueden encontrar en la Asociación que dirige Juan José y que lleva ya dos años funcionando en Lanzarote.

Canarias en el podio español en el número de sordos

Destaca De León el alto porcentaje de implantados que existe en Canarias ya que de los 3.500 casos que hay en todo el país, 480 están en Canarias, 4 de ellos en Lanzarote. No sabe la causa de la elevada cifra, aunque se apoya en los datos que reflejan que el Archipiélago es la comunidad autónoma con mayor índice de sordera. Cree que muchos de estos sordos han recurrido al implante porque “el Servicio Canario de Salud financia un programa puntero en el ámbito nacional, encabezado por uno de los mejores especialistas en el tema de gran reconocimiento internacional y es el propio SCS el que costea al 100% la intervención, que está resultando de gran ayuda para todos los niños que nacen con sordera”.

Descubriendo al niño sordo

Juan José reconoce que es complicado detectar una sordera, aunque se puede empezar a sospechar cuando se producen ciertas señales. En su caso, descubrió que su hijo era sordo en cuanto se fijó en los primeros síntomas: el niño dormía más de lo normal y no reaccionaba ante los estímulos sonoros. “Si el bebé hace esto cuando tiene tres meses, se puede pensar que tiene un problema de audición, lo que no significa que tenga por qué ser sordo”. La siguiente pista sería que el pequeño, con 5 ó 6 meses, no reproduce ningún sonido, ni dice “papá” o “ajo” o cualquier otro tipo de vocablo. Ese es el momento de que el pediatra se ponga en acción, siempre y cuando uno se tope con un buen profesional, que no fue el caso de Juan José. “El que me tocó a mí descartaba en todo momento que mi hijo fuera sordo, a pesar de lo que le decíamos los padres y los resultados de una prueba que así lo indicaba y que es fidedigna al cien por cien”, recuerda. El doctor les decía que “todo era cosa de padres, que nos alteramos por cualquier cosita que pueden tener los niños”.

Screenings universales en Canarias

De León cree que esto se solucionaría si el SCS pusiera los screenings universales en todos los hospitales de Canarias. Se trata de una prueba que se realiza a los pocos días del nacimiento y determina si el niño oye o no. Una vez detectada una sordera, el paciente sería remitido al otorrino y él lo derivaría a la Unidad de Hipoacusia del Hospital Insular de Las Palmas.

“Es fundamental un diagnóstico precoz de la sordera porque todos los niños que se someten a un implante coclear en fases iniciales tienen resultados mucho mejores que el resto”, explica.

Niños implantados con 8 meses

En este momento ya se está realizando este tipo de intervención en bebés de 8 meses con resultados espectaculares. Hay que tener en cuenta que la operación, que puede parecer muy impactante por desarrollarse en la cabeza, no toca en ningún momento el cerebro y se realiza en la parte posterior del oído. Requiere anestesia general, suele durar unas 4 horas y tiene los mismos riesgos que cualquier otra intervención.

Casi podría decirse que es mucho más complicado poder costear los gastos que se generan tras la operación que ésta en sí misma. En el plano de atención profesional, los niños requieren de la visita de un logopeda que les ayude con el lenguaje. “Ahora mismo la Seguridad Social paga a estos profesionales hasta una determinada edad pero nos estamos encontrando con que no hay logopedas especializados en niños con implantes cocleares ya que en la diplomatura de esta carrera ni siquiera se habla del tema”, explica de León. Esto ha provocado que muchos logopedas se hayan formado por su cuenta y trabajan dentro del sector privado, lo que supone para los padres que recurren a ellos un gasto medio anual de 2.000 euros.

El mantenimiento del propio implante también supone una fuente de gastos digna de tener en cuenta. “Si alguien quisiera someterse a la operación en una clínica privada le costaría unos 50.000 euros”, comenta Juan José. Además, tener en buenas condiciones el aparato requiere unos 200 euros más; si se rompe el cable supondría otros 120 euros. Como el procesador de voz cuesta entre 6.000 y 9.000 euros, los implantados suelen acogerse a un seguro que pueda cubrir este desembolso ya que hay muchas personas que no podrían afrontarlo. En total, el importe anual puede rondar los 3.000 euros que asumen las familias en su totalidad, y que pagan, como pueden, pero con la satisfacción de conocer los beneficios que supone para el niño.

Los implantados cocleares necesitan unos 3.000 euros anuales para logopedas y...
Comentarios