jueves. 25.04.2024

Llegan Los Dolores (de cabeza) y otras romerías trocadas en ron-erías y, de repente y como por ensalmo, se produce el milagro: el fervor religioso que curas, obispos y monaguillos –si los hubiera o hubiese todavía- no ven por ningún lado durante el resto del año resulta que lo ven por todas partes, renacido como por ensalmo, periodistas trocados en publicistas poco amantes de la verdad y convencidos de que, como decía el gran Lope de Vega, hay que darle al vulgo lo que el vulgo pide (un millón de moscas revoloteando alrededor de la insufrible Mercedes Milá, por poner otro mal ejemplo, no pueden estar equivocadas; las mayorías mandan, aunque sean ágrafas). ¿Pero estamos todos obligados a creer que es una romería como Dios manda lo que nos parece un simple pero multitudinario botellón bendecido por las instituciones y hasta por una Iglesia necesitada de fieles, aunque sean beodos? Pues yo con esa rueda de molino no comulgo.

Tómatelo con filosofía y humor, porque tampoco es chiste chico ni manco eso de leer al día siguiente de la romería que a Mancha Blanca acudieron 50.000 fieles y devotos (del ron), según un periódico, o sólo 30.000, según otro. Siempre hay unos 20.000 feligreses que se pierden en el limbo por el camino del recuento. Este año se anuncia que se esperan 70.000, y subiendo. Es lo que tiene ponerse a contar fieles (del trago) habiéndose mandado ya varios: se ve doble, como es triste fama.

¿Seguro que lo que llaman fervor religioso no es, en puridad y con objetividad elemental, hervor etílico? Se lo pregunta uno que bebe como el que más, así que no tengo nada contra el bebedor, sino contra el que intenta contarme cuentos con mis cuartos, sea político o periodista.

Cuando a doña Sebastiana Perera (Chana para los amigos y demás personas piadosas) se le ocurrió sacarse de la manga (la misma manga de la que sacaba chocolatadas y cruceros turísticos que todavía estamos pagando incluso los que nunca nos embarcamos en aquel temerario Titanic tolete) la ya oficializada Romería de Los Dolores, aquí rebautizamos al momento su ocurrencia como “ron-mería” o “ronería”, nombretes que ahora ya repiten hasta los más fieles romeros o “roneros”. Estos últimos, sobre todo, tienen muy mal o escaso sentido del humor, como tengo comprobado por columnas anteriores bajo las cuales se me ha dicho de todo menos batatero, y entienden que aplicar ese sobrenombre es una falta de respeto a la Virgen y a la sacrosanta tradición. No caen en la cuenta de que quienes faltan al respeto a todo eso son ellos mismos, los de los carritos robados a los supermercados y los cubatas en la mano durante todo el recorrido. Nunca pensé por aquel entonces (estertores de la década de los 80 del siglo pasado) que ambos neologismos que me acababa de inventar fueran o fuesen a tener tanta aceptación, no tanto por la originalidad del autor como por ser fiel reflejo de lo que finalmente acabó convirtiéndose o trocándose esa Romería, a la que también hemos calificado aquí como carnaval de verano, visto lo visto. Pura novelería a la que le sacan rédito electoral los actores –nunca mejor dicho- de la política insular, con la ayuda, ya no sé si consciente o inconsciente, de determinada prensa que hace de mera caja de resonancia del poder institucional o empresarial. Eso por no hablar de las “actoras”, que diría la ministra miembra, que se colocan con su congénere la Virgen y no se mueven de sus faldas hasta que acaban las ofrendas, como si fueran o fuesen consejeras, vicarias o delegadas marianas en la tierra. Este año de vísperas electorales no van a caber todas sin que haya empujones o pisotones entre ellas, me malicio.

Los Evangelios dicen que Jesucristo no sólo no era idólatra sino que combatió a quienes lo eran. Otras religiones tienen prohibido a su vez las imágenes de sus dioses o profetas. Un detalle de buen gusto, para mi gusto. Y más en esta sociedad actual, tendente a convertir en iconos de la moda o figuras mediáticas a auténticos mediocres del cine, la televisión, el chismorreo rosa y por ahí seguido. ¿Qué pintan consejeras regionales, presidentas, alcaldes y concejales merodeando todo el rato por el trono y robándole plano a la teórica protagonista principal de esa romería mariana? Ahí algunos se están pasando de listos. Y son los mismos que nos tienen a los demás por tontos… ([email protected]).

Macro botellón en Mancha Blanca
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