jueves. 25.04.2024

Por Antonio Rodríguez de León

Parece ser que el pueblo canario soporta estoicamente las canallescas mentiras que determinados políticos vierten a los medios de comunicación. Nos engañan cuando afirman que “TODOS” los buques que naveguen por las aguas interiores archipelágicas, están obligados a solicitar autorización a las autoridades canarias, y demás, la obligación de declarar el contenido de la carga que llevan a bordo.

Dicho de esta manera, sin matizar mas elementos, es una verdad a medias, con lo cual, confunden a la ciudadanía canaria, dando a mostrar que es verdad sobre el máximo control de la navegación marítima entre islas. Pero no es así, se refiere solamente a aquellos barcos que tengan por destino un puerto canario, lo que es normal, porque navegan por aguas de jurisdicción y soberanía española.

Los “otros buques” y eso no lo dicen, de cuya ruta de navegación sigue siendo la habitual desde tiempos lejanos, o sea, solo de paso, no parando en ningún puerto canario, quedan exento de la obligación de informar su paso por ruta entre islas, así como si quieren o no, de declarar a las autoridades canarias del contenido de la carga que transportan. Esta es la otra media verdad, la cual quieren disfrazar con la innecesaria creación de unos pasillos para ordenar la ruta en la navegación internacional por aguas canarias. ¿Crear lo que es evidente?, para ocultar a la opinión pública canaria, la realidad jurídica del Mar Canario.

También otras medias verdades son las declaraciones que desde hace mas de un año, que niegan sistemáticamente, la existencia de barcos nodrizas que llevan en su cubierta o bodega, decenas de cayucos e inmigrantes procedentes del África subsahariana, cuyas distancias a Canarias van desde las 500 millas náuticas de Mauritania, hasta mas de 2000 millas de Guinea Bissao, o Sierra Leona. Todos estos cargos políticos, niegan la evidencia al sentido común; la cual aseveramos con la más firme convicción de la imposibilidad de navegar en un cayuco con un centenar de personas sobre un espacio reducido, y desde tanta distancia, y si a esto se le añaden, los necesarios recursos de cargar combustibles, alimentos y agua, la conclusión sería, a más carga, menos personas.

La realidad es bien otra, en el cayuco no cabe ni un alma más. ¿Dónde meten los imprescindibles pertrechos para la navegación?. Pero aún bien pertrechados, las condiciones físicas después de una travesía a mar abierto con muchos días de navegación, quiérase o no, el cuerpo humano se tiene que resentir físicamente. Sin embargo estos inmigrantes, en su gran mayoría, llegan en perfectas condiciones, excepto algunos que tienen que ser atendidos por los lógicos mareos, a que las ongs, al mareo le dan otro nombre. La verdad es que a las pocas horas, esos enfermos pasan a estar en perfectas condiciones.

También es verdad que algún cayuco se desorienta o se queda sin motor al ser descargado desde el buque nodriza, cuando vienen en ruta pueden ser sorprendidos. Entonces los desembarcan apresuradamente, sea cual sea la distancia que falta para llegar a las costas canarias. Pueden ser 100 o 200 millas náuticas. Esa es la razón de que algunos se pierdan en el camino.

Lo más sorprendente son las declaraciones que el director adjunto del FRONTEX, Sr. Gil Arias, que echándole un capote al Sr. Segura, y en consecuencia a las acusaciones vertidas en el Parlamento canario contra el Delegado de Gobierno, cuando afirma que el Frontex no tiene constancia de la existencia de buques nodrizas. A ello le contestamos que, absolutamente nadie que sea profesional del mar, puede darle la mínima credibilidad al Sr. Segura, y menos al Sr. Gil Arias, sobre si existe o no, barcos nodrizas. Uno lo viene negando sistemáticamente desde hace dos años. El otro dice que los barcos nodrizas existían en momentos puntuales, pero ahora no. Con lo que afirma que ha existido, ¿o no?. Como es de esperar, la autoridad competente cubre sus responsabilidades ante futuras presencias de barcos nodrizas, cuando afirma que podría darse en un futuro inmediato. ¿En que quedamos?, ¿sí, pero no?.

Lo mas absurdo de las afirmaciones del Sr. Gil Arias, es la contundencia conque afirma como un hecho habitual, que son barcos pesqueros para transportar cayucos a pescar a 50 millas de la costa, para luego recogerlos al regresar a puerto. ¿Cómo se explica que docenas de cayucos cargados con un centenar de inmigrantes tengan autonomía propia, para una travesía de 500 a 2.000 millas náuticas para alcanzar las costas canarias, mientras esos mismos cayucos necesiten ser transportados en la cubierta de un buque, para salir a pescar con menos de diez marineros a tan solo 50 millas de Dákar?. ¿Dónde está el secreto?

Mentiras canallescas
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