jueves. 28.03.2024

Quizás porque no estoy en uno de mis mejores momentos o quizás porque igual que a muchos ciudadanos de Lanzarote se me ha acabado la paciencia, pero lo cierto es que ya no me creo nada de lo que dicen nuestros políticos. No sé si se creen que los ciudadanos nos movemos al son que nos marcan ellos o si la fe en determinadas siglas nos ciega y no vemos más allá de lo que dicen unos y otros pero siguen ‘erre que erre' intentando ‘vendernos la moto' como si fuéramos el mismo electorado de hace cuatro u ocho años.

No se dan cuenta de que al igual que la población, que ha aumentado de manera considerable enriqueciéndose con nuevas culturas y formas de entender el futuro que se nos avecina, también las necesidades son diferentes. Arrecife, Yaiza, Teguise, San Bartolomé, Tías, Tinajo, Haría, Lanzarote entera e incluso la isla de La Graciosa ya no se pueden plantear como ‘reinos de taifas', ahora tenemos otras necesidades que no se cumplen y que exigimos como ciudadanos.

De qué nos vale que nos hablen de macroproyectos, porque curiosamente siempre que se llega a esta época se sacan de los cajones los mismos viejos macroproyectos que se presentaron en la pasada campaña electoral o en la anterior.

No se habla de las necesidades básicas de las que carecemos en muchos sitios de la Isla o de buscar la fórmula para que la cesta de la compra se regule, -que por cierto todavía estamos a la espera de que se presente públicamente ese estudio del Cabildo que nos va a dar las claves sobre las causas de la carestía de la cesta de la compra en Lanzarote-, y no se convierta en un mal endémico que hace que muchos profesionales (médicos, jueces, funcionarios...) huyan de Lanzarote hacia otros lugares donde se pueda vivir más holgadamente, o de integrar a los barrios en la ciudad haciéndoles a sus vecinos la vida más agradable o de procurar viviendas dignas a un precio razonable.

Según el último estudio del Centro de Datos del Cabildo, son muy pocas las personas en Lanzarote que pueden llegar a fin de mes y aún menos las personas que consiguen ahorrar porque a la subida de las hipotecas, hay que unir los precios desorbitados de las viviendas, la desproporcionada cesta de la compra (en La Palma es más barata que en Lanzarote) y los precios de los carburantes que cada vez son más altos y en una isla como Lanzarote el coche es fundamental, ya que -otra cosa a tener en cuenta- el transporte es tercermundista, a excepción de las zonas turísticas de Costa Teguise y Puerto del Carmen. Menos mal que por lo menos se piensa en nuestra principal fuente de ingresos, que cada vez se reduce más, si bien los políticos deberían también pensar en los residentes de la Isla que viven fuera de Arrecife o de las zonas citadas anteriormente y que necesitan un transporte ágil y rápido.

Si, se siguen haciendo las cosas mal. Los políticos hablan y hablan sin parar de esos macroproyectos innecesarios y baladíes, al cuál más grande y ambicioso, que dicen que van a poner en marcha si nosotros votamos su opción política o su persona, porque en Lanzarote ya casi hemos llegado a tener una persona por partido, y no se dan cuenta de que la población no quiere promesas sino realidades.

Desde viviendas de 80 metros cuadrados a 60.000 euros hasta carreteras de cuatro carriles para, según dicen, cohesionar la ciudad a través de una especie de rambla, un proyecto que ni siquiera se contempla en el Plan de Carreteras Canarias-Estado, pasando por la recuperación del proyecto Maretas tal como ocurriera hace cuatro años, y todo eso aderezado con descalificaciones e insultos que lo que hacen es crispar aún más el ambiente.

Pero si en estos cuatro años, en estos 1.440 días, que no es poco, no se ha hecho casi nada, por no decir nada, cómo se va a hacer a partir de ahora cuando según todos los indicios las elecciones del 27M arrojarán unos resultados parecidos a los actuales, cómo podemos pensar en cambios cuando ya se habla de pactos postelectorales que perfilan parcelas de poder bien determinadas.

Yo no me lo creo pero les deseo suerte a todos ellos, porque estar en el ‘pellejo'de cada uno de los políticos no es fácil.

No me lo creo
Comentarios