Por Ina
Se agachó otra vez al salir de casa como en el trabajo, por la calle y cuando regresó, se agachó como cada dos lustros desde hacía... a recoger años, se los encontraba por todas partes unos completos otros deteriorados, a veces tardaba en encontrar alguno pero siempre aparecía oculto entre las sombras de un callejón a media luz, los recogía para ordenarlos y guardarlos no fuera llegara un día y se viera sin ninguno. Se sorprendió aquella noche cuando vio entre sus manos uno de color rojo, entonces cerrando los ojos y acercándoselo a la nariz extrajo todo su aroma de recuerdos grabados hace tanto y sonrió, un día más fue feliz, recordó vivamente el día que sus vidas se cruzaron, en realidad fueron sus ojos quienes se conocieron, no puede precisar en que momento exacto ni en que lugar intercambiaron sus miradas, lo que si recuerda es que no había nada más, todo había desaparecido, sólo quedaban sus ojos devorándose, no pudo recordar otra cosa de aquel día en que sintió la felicidad cuando surgió de pronto, de entre la multitud, aquella luz cegadora que a todos deslumbró haciéndolos estremecer, a todos menos a uno, recuerda como se colapsó su ser durante días con una mirada clavada... con una mirada perdida entre horas y sollozos por la espera de volver a verla, pero el año terminó y hubo que empezar otro quedando éste en el olvido hasta hoy.
