viernes. 19.04.2024

Por Miguél Ángel de León

Por si fuera chica la hipocresía que se gasta el Imperio Prisa cuando acusa a los demás de sus propios pecados censores (ya los mencionábamos ayer aquí mismo, no vamos a insistir hoy), su buque insignia, el diario El País, se descolgaba este martes con un cínico editorial titulado “Una lengua global”, dedicado al XIII Congreso de las Academias de la Lengua Española que se celebra en Colombia, en cuyo segundo párrafo afirma que “coincide con un momento de plenitud en las previsiones sobre la pujanza del español; las estadísticas conceden a este idioma el mayor crecimiento entre los globales, que podría tener una difusión equiparable a la del inglés hacia mediados del siglo actual”. Pues no será gracias a las ayudas de los editorialistas, redactores y columnistas de El País, precisamente, que más parece que trabajen para el enemigo o gran rival lingüístico. ¡Fuerte cara, cristiano! Les pongo no más que el mal ejemplo, a modo de significativo botón de muestra, de las columnas que firman en la revista de colorines que saca los domingos el citado periódico progubernamental el telelelo Juan Cueto o la “progre trasnochada” Maruja Torres, repletas de innecesarios anglicismos a punta pala, muy propio de papanatas que pasan por políglotas y propician la patada o el puntapié periódico y periodístico al propio idioma que -pese a ellos mismos- les da de comer.

Antes del Congreso de la Lengua en Colombia (donde se habla un español tan dulce y tan puro que por aquí ya sólo podemos escuchar en boca de inmigrantes, puesto que en la calle y en los medios de incomunicación eso ya es una quimera), en esta misma tribuna impresa y digital dábamos cuenta meses atrás de una magnífica noticia para los que no tenemos nada contra nuestro propio idioma: la constatación del auge o aumento del español, a pesar de todo y también a pesar de todos, de los lenguatrapos y los mencionados papanatas.

El año pasado, sin ir más lejos en el tiempo, el Gobierno de Brasil aprobaba oficialmente la ley que extiende la enseñanza del español a sus veinte mil institutos de Secundaria. La norma, que había permanecido paralizada un lustro en el Parlamento, exigía la inmediata contratación de doscientos mil profesores de lengua española. La enseñanza obligatoria de nuestro idioma en Brasil se extendía así a veinte mil institutos de Secundaria, a centros públicos y privados y a nueve millones de potenciales alumnos. Ahora sólo falta que esa Ley se aplique también... en España, si se me permite el chiste, porque ésta es la hora en la que todavía no se sabe muy bien qué se les enseña a los estudiantes en escuelas, institutos o universidades para que acaben hablando y escribiendo todos, casi sin excepción, con el tobillo izquierdo del pie derecho, por no irnos a otra concreta parte anatómica. Hay un gran problema generado por los que se supone que cobran para resolverlos: nuestro idioma casi nunca se ha merecido a los políticos que ha sufrido. Pese a ello -y a ellos- el idioma sigue creciendo. Debe ser lo que llaman el milagro del español. ([email protected]).

País de papanatas
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