jueves. 25.04.2024

Por A.Z. Shariif

Soy extranjero afincado en Lanzarote. Como muchos otros llegué para pasar unos días y llevo ya más de veinte años entre isleños.

Mis mejores amigos son oriundos de esta isla y mi mujer y mis hijos son de Lanzarote. Con esto quiero revelar mi amor a esta isla y a los suyos que también son los míos porque, ante todo me considero canario y conejero. Y podrán decir que no nací aquí y que vine de fuera, como me han gritado a la cara los que presumen de ser más canarios que las papas o las parras. Podrán venir con el cuento de que a mí no me duele lo de aquí como a ellos pero, vuelvo a repetir hasta la saciedad que yo soy de aquí. Que mi vida está aquí y que uno es de dónde su corazón le dice que es. Aunque haya venido del frío europeo mis sueños, mis risas y mis lágrimas las conoce Lanzarote. Esta tierra llena de magia que hizo de mí un hombre y que ha hecho de mí un padre de familia y un enamorado de esta tierra negra y este mar fuerte y enérgico. Me siento un empresario conejero con raíces. Igual que el empresario Juan Francisco Rosa. Le conocí hace unos años por un amigo común. Primero lo traté con cautela y luego fui admirando su forma de gestionar y su capacidad para tener la mente ocupada a la vez con tantas y tantas ideas buenas, no sólo para su gente sino para la isla. En multitud de ocasiones hablamos de cómo deberían funcionar diferentes sectores económicos y sociales para que esta isla lograse por fin una situación mundial relevante. Comentamos a cerca de productos básicos y de la productividad de Lanzarote, dada la posibilidad de obtener materias primas sin necesidad de recurrir a otros mercados.

De cuidar cada rincón de este paraíso volcánico. De conseguir por medio del esfuerzo común un turismo de calidad y una tierra con ofertas complementarias a las actuales. De solicitar que las instituciones de los distintos municipios se comprometieran con el sector empresarial para crear infraestructuras demandadas por los visitantes. De tantas y tantas cosas que hoy son realidad y tantas otras que espero lleguen a buen puerto que, no entiendo que se consigue atacando a un hombre así. Un buen gestor, un hombre tranquilo fiel a sus amigos y trabajador sin descanso, un mejor canario y un extraordinario conejero. De verás no consigo comprender cuál es la finalidad y por qué este acoso. Por mi parte tiene todo mi respeto y mi apoyo y creo que como yo somos muchos los que nos sentimos un poco Juan Francisco Rosa. Empresarios con raíces.

Para un empresario con raíces
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