miércoles. 24.04.2024

Por Serapio Manuel Rojas de León

“¿Por qué estoy yo aquí? Se equivocan, están equivocados, yo no maté a Benjamín!” (Youssef Anzaha)

(…) Ya habíamos comentado que el día 05 de noviembre de 2009, tuvo entrada en el Juzgado de Instrucción Número 2 de Arrecife de Lanzarote, el Informe del Instituto Toxicológico de Canarias, (Folios desde el 192 al 203 de la Instrucción) y cuyas conclusiones eran contundentes con respecto a que en las muestras y pruebas analizadas, Youssef Anzaha nada tendría que ver en el asesinato de don Benjamín Santana.

Ese mismo día 05 de noviembre de 2009, dos folios antes del Informe enviado por el Instituto Toxicológico de Canarias, el Juzgado de Instrucción Número 2 había dado Registro de Entrada a una Diligencia de Entrega de Efectos que le habían remitido desde la 2162ª Comandancia de la Guardia Civil, Puesto Principal de la Guardia Civil de Yaiza. (Folios 190 y 191 de la Instrucción)

El Folio 190 es un Oficio de la Guardia Civil dando cuenta de una entrega de efectos, y el Folio 191 es la Diligencia de Entrega de Efectos.

Consta en el Folio 191 de la Instrucción, que un hermano de la víctima se ha personado en las dependencias de la Guardia Civil de Playa Blanca el día 02 de noviembre para “saber si puede recuperar las llaves del domicilio de la vivienda de su hermano fallecido D. BENJAMÍN SANTANA CABRERA…”. Y efectivamente, después de comprobadas y realizadas algunas consultas, le son entregadas las llaves de la vivienda del fallecido, a su hermano.

Esta es la única mención que consta en toda la Instrucción Judicial con respecto a las llaves de la vivienda del asesinado. Es ilógico e incomprensible. Está fuera de raciocinio, que estas llaves no formaran parte del trabajo de investigación policial. Se supone que personas expertas o con experiencia en este tipo de sucesos, como supuestamente debían ser los cinco Guardias Civiles venidos desde la Gran Canaria, este tipo de detalles los estudia minuciosamente, y sin embargo, resulta increíble que en su Atestado Policial no indicaron nada, ni hicieron constar la existencia de estas llaves.

Un Atestado Policial que le fue entregado a la Juez el 09 de octubre de 2009 con un anexo fotográfico de ochenta y ocho fotos, pero ninguna fotografía es de estas llaves de la vivienda del asesinado. Llaves misteriosas y voladoras. Porque lo que no explican convenientemente y con claridad, para estos investigadores extraordinarios, es que las cosas vuelan, como aquellos zapatos de la víctima que se puso el asesino y se lo llevaron del lugar de los hechos sin dejar ni la más mínima señal en su huida.

No se lo van a creer, pero nadie, absolutamente nadie, sabe decirnos por qué las llaves de la vivienda de don Benjamín Santana estaban en las dependencias de la Guardia Civil de Playa Blanca. Y es posible que también salieran volando y ellas solas decidieran irse hasta esas dependencias policiales. Pero, ¿a qué ustedes tampoco se lo creen.? Veinte y dos días más tarde, después de su entierro, el hermano del fallecido fue a esas dependencias para saber si podía disponer de esas llaves, y a lo que se ve, se las entregaron.

Pero a partir de aquí, empiezan las dudas con respecto a esas llaves. ¿Por qué no consta en ningún sitio por escrito, el lugar donde las encontraron? ¿Por qué no hicieron fotos de un objeto que es absolutamente necesario para acceder a la vivienda? ¿Por qué no consta la existencia de estas llaves en el Atestado Policial? ¿Quién las encontró? ¿Qué agente las recogió y las depositó en las dependencias policiales de la Guardia Civil? ¿Por qué no formaron parte esas llaves como una de las muestras y pruebas para análizarlas (ADN) y también para estudiarlas (Huellas)?

Si todas esas preguntas hubieran tenido respuesta, es porque las actuaciones policiales con estas llaves habrían sido correctas, pero sin duda, fueron tremendamente negligentes. No sabemos si también esta torpe actuación policial se hizo consciente o inconscientemente, pero desde luego, no resulta profesional, ni tampoco responsable.

Es impensable que no podamos saber dónde se encontraban las llaves. ¿Estaban en la cerradura de la puerta por fuera? ¿Estaban en la cerradura de la puerta por dentro? ¿Se hallaban en algún lugar en el interior de la casa? ¿Estaban relingadas en el suelo de la terraza?

Conocer detalles como esos, hubieran ayudado muchísimo a establecer una hipótesis más certera de cómo ocurrieron los hechos, porque desde luego, la HIPÓTESIS que en el Folio 44 de la Instrucción, la Guardia Civil le redactó a la Juez, es de una comedia malísima. Una comedia que además de no hacerte reír, más bien te acojona, cuando lees que algo tan surrealista, puede conducir a una persona varios años a la cárcel.

Las llaves de la vivienda de la víctima fueron recogidas sin ningún tipo de control. Ninguno. El Secretario del Atestado Policial en el Juicio, no pudo dar una explicación convincente de lo sucedido con estas llaves. No conocía lo ocurrido y no sabe nada. No se sabe quién las encontró, ni quién las recogió, ni dónde estaban. ¡Increíble!

Las conciencias de los actuantes sólo saben lo que hicieron. Sí. Sólo estos cinco Guardias Civiles saben lo que organizaron e hicieron tan mal en esa investigación, pues más que investigación, parece un relato negro para no dormir. Por eso Youssef Anzaha no duerme. Pero ese desvelo, a quién coño le importa ya.

Esas llaves podían tener huellas o restos de ADN que podían ayudar al pobre diablo al que le endilgaron el muerto. O no tener huellas, ni ADN; y por tanto, también ayudar al inocente inculpado. Claro está que ahora para qué lamentarse. En estos momentos y a estas alturas de la función macabra que alguien se inventó descaradamente, qué se puede hacer. Ahora, ya no sirve de nada.

Pero, por qué esta insistencia en que esas llaves hubieran clarificado muchas cosas. Pues sencillamente, porque a los Miembros del Jurado los enredaron y confundieron del tal forma, que su decisión no podía ser distinta de la que tomaron.

Les hablaban a los Miembros del Jurado, de la confianza existente entre víctima y su agresor. Sin embargo, lo que nadie explica, es que precisamente, si esa confianza era tan buena, grande o especial, ¿por qué no decidió el agresor esperar, si llegaron juntos, a que la víctima abriera la puerta para matarlo dentro de su casa?

Si la victima encontró su muerte en la confianza, qué sentido tenía que el asesino decidiera matarlo en la terraza, en el exterior de la vivienda, y en un pasillo comunitario donde otras personas podían transitar en cualquier momento, o arriesgarse incluso a que la víctima pidiera auxilio, gritara o pudiera tener posibilidades de huir. El sentido común nos indica que esperar a que la victima le invitara a pasar, era los más sencillo, pues se ahorraba el asesino tener que coger, manosear y usar las llaves para abrir la puerta y además no tendría luego que arrastrar el cadáver al interior de la vivienda. Señores investigadores de la Guardia Civil, ¿dónde encontraron ustedes esas llaves?

También es lógica la idea, de que el asesino conocía perfectamente ese lugar y se encontraba seguro de lo que hacía donde lo ejecutaba, porque a la hora escogida para perpetrar su agresión, nada ni nadie le molestaría.

Les dijeron a los Miembros del Jurado que el asesino y el asesinado se conocían, y que ese conocerse daba superioridad al asesino por la confianza que la víctima podía tener hacia él. De esta manera, el Jurado se hacía consciente de que esa confianza y el aprovecharse de ella, agravaba mucho más los hechos, sólo que se los imputaban al inocente juzgado. Sin duda, es muy extraña toda esa hipótesis confianzuda, nada convincente.

Y lo contradictorio. La explicación que el Capitán les dijo a los Miembros del Jurado: “La puerta está abierta, no estaba forzada, no había otra cerradura, no la habían manipulado. Lo primero que nos dice esto, que o bien le permitió el paso al agresor, o bien llegó junto con el agresor. El ataque se produjo probablemente por la espalda. Estamos hablando de un ataque ante diestro que golpea por el hombro derecho de la víctima. Tiene que estar a su espalda o a su costado. O bien le atacó mientras se estaba abriendo la puerta, habían llegado juntos,…”

“La puerta está abierta, no estaba forzada, no había otra cerradura, no la habían manipulado.” ¿Y las llaves, dónde las encontraron, Capitán? ¿Y huellas?, ¿De verdad no había ni una sola huella de la víctima en esa puerta, si intentó abrirla? ¿De verdad no había ni una sola huella del asesino si empujó esa puerta para introducir el cadáver?

“Lo primero que nos dice esto, que o bien le permitió el paso al agresor, o bien llegó junto con el agresor.” Bien Capitán, puestos a suponer, porque Usted todo lo supone, sin la más mínima prueba que confirme sus elucubraciones, pues supongamos: Supuesto 1.- Si le permitió el paso al agresor, es que la victima estaba en su casa y abrió la puerta, luego, supuestamente le invitaría a pasar, y al darse la vuelta le apuñaló. Pero comprenderá que eso se queda sin sentido, todo hace pensar que pasarían a la vivienda y dentro de ella le mataría. En este supuesto las llaves estarían en la puerta por dentro o no necesariamente, pudiendo encontrarse en cualquier lugar, o parte de la casa.

Pero Usted, Capitán, no sabe dónde estaban esas llaves. No se fotografiaron, ni se hicieron constar en el Atestado Policial. Este supuesto 1 se nos desbarata

Supuesto 2.- Si vinieron juntos, supuestamente por la confianza que había entre los dos, tampoco es lógico el ataque antes de entrar. Seguramente también hubiera esperado a estar dentro de la casa. En este supuesto las llaves estarían en la puerta por fuera, ya que van abrir para acceder al interior. Y seguramente aquí las llaves solo tendrían huellas de su dueño, puesto que sería quien las pone en la cerradura para abrir, pero Usted, Capitán, no sabe dónde estaban esas llaves. No se fotografiaron, ni se hicieron constar en el Atestado Policial. Este supuesto 2, también se nos desbarata.

Lo visionado en esa terraza puede hacernos pensar que por lo sucedido, es posible que pudieran conocerse la víctima y el asesino, pero la confianza no podía ser suficiente o intensa, por el lugar dónde el asesino decidió matar a don Benjamín Santana. No podemos saber si estaba en el interior de su vivienda y abrió para ver quien le requería. Si hubiera sido así, es posible, que al ver quien era y a lo mejor reconocer a esa persona, avanzó hacia su asesino y discutieron en mitad de la terraza con el desgraciado desenlace. Pero también es muy probable, que sencillamente regresaba a su casa y le siguieron para matarlo, o bien le esperaban escondidos o agazapados para atacarle antes de penetrar en la vivienda. La demasiada confianza no es, desde luego, la que facilita el crimen, como se nos quiere hacer creer. Esa confianza, el sentido común, volvemos a repetir, hubiera hecho que la agresión mortal, hubiera tenido lugar en el interior de esa vivienda.

Los Miembros del Jurado encontraron en esa confianza inexistente en este crimen, que Youssef aprovechándose de ella, perpetró el asesinato y por eso la condena es aún mayor.

Pero volvamos a la puerta principal de la vivienda. En el anexo fotográfico que le entregaron a la Juez el día 09 de octubre de 2009, del exterior de esta puerta se pueden observar tres fotos, pero en ninguna de ellas se ve lo suficiente, como para observar la cerradura: 1ª.- Fotografía número 7. Folio 113 de la Instrucción. Está tomada desde muy lejos y es para destacar la cancela de acceso a la terraza. 2ª.- La foto número 16, Folio 116 de la Instrucción, parece una tomadura de pelo a la inteligencia. Dice lo siguiente: “FOTOGRAFIA Nº 16 (PUERTA ACCESO VIVIENDA)”. Es una foto realizada desde muy lejos por un lateral, con lo cual no se ve de frente. Además no recoge el total de la puerta. 3ª.- Foto número 22, Folio 118 de la Instrucción. Destaca la ventana anexa a esa puerta, por lo que la puerta en esta foto se convierte en algo anecdótico y sin importancia.

Ni adrede, o muy adrede, estas fotos de la puerta principal de la vivienda se pondrían en una Investigación, como únicas fotos de esa puerta. Esas únicas fotografías de la puerta desde el exterior no son creíbles, ni son lógicas en una investigación mínimamente decente que se precie.

Estoy convencido de que hay fotos como mandan los cánones de esa puerta, pero por alguna razón, que sólo los cinco Guardias Civiles conocen, no aparecen en su Atestado Policial. Y si no existieran esas fotos, esos cinco Agentes deben dedicarse a otra cosa.

Luego aparecen dos fotografías del interior de esa puerta: 1 ª.- Fotografía número 83. Folio 141 de la Instrucción. 2ª.- Foto número 84. Folio 141 de la Instrucción. En ambas fotografías se observa la cerradura de la puerta sin las llaves puestas. Estas fotos están realizadas de frente a la puerta y desde una distancia prudente y razonable. Un buen trabajo. No así las fotos del exterior, donde no se distingue ningún detalle de la cerradura. Parece como si el fotógrafo de la puerta por el exterior, fuera una persona diferente, de la que realizó las fotos de esa misma puerta desde el interior.

En el Folio 329 de la Instrucción, que pertenece al Segundo Informe Fotográfico que la Juez recibió en febrero de 2010, aparece la misma foto del interior de la puerta con la número 77, que es la número 83 del Primer Informe del 09 de octubre de 2009, pero esta vez diciendo lo siguiente: “Acabamos dicha operación y nos dirigimos al interior del domicilio, en el interior cerramos la puerta del domicilio y observamos restos de sangre en su parte interior a la altura de la cerradura, estos concuerdan con señales dejadas por varios dedos, se inspecciona no localizando ningún tipo de crestas papilares”.

Quieren decirnos que las huellas no son lo suficientemente buenas para su cotejo. La puerta es de aluminio y la superficie completamente lisa. Es muy raro, Capitán, que esa huella no sea nítida. La superficie de esa puerta es igual de lisa que la de un interruptor de luz, pero es posible, que quien la haya dejado ahí lo hizo tan deprisa que no es posible cotejarla. Sin embargo, según Usted,

Capitán, al encender la luz lo hizo con tanta tranquilidad y relajación, que sí dejó la huella perfecta. Y de esa sangre de la puerta por el interior, por qué no se recogió ninguna muestra para análisis de ADN.

¿Y de la puerta por fuera? No dicen ustedes en su Atestado Policial absolutamente nada. No hay ningún tipo de explicación. Ni fotos, ni detalles de la cerradura, ni huellas ni manchas de sangre. ¿No es raro, Capitán, que la puerta por dentro tenga huellas de sangre y por fuera no haya nada de nada?

En la página 18 del Segundo Informe Fotográfico que le llegó a la Juez en Febrero del año 2010, Folio 296 de la Instrucción, escribieron: “Antes de acceder al interior del domicilio estudiamos tanto la puerta y su cerradura, no apreciamos ningún tipo de forzamiento en la misma por lo que procedemos a acceder al domicilio empujando la puerta”. ¿Qué estudiaron? ¿Qué observaron?

No escribieron nada sobre esos estudios y observaciones. Es curioso que en ese Folio, escribieron tres renglones sobre esa puerta, y las dos fotos que los acompañan sean la número 25 y la número 25 Bis, que son de un felpudo y de una zapatilla boca abajo situados en la terraza. En definitiva, de esa puerta por fuera no hay fotos, ni explicaciones convincentes. ¿A qué se deben esas omisiones? ¿Por qué cuando una vez hablan de esa puerta, las fotos son de cosas diferentes?

Esas llaves podrían dar un pizco de credibilidad a todos los supuestos e hipótesis incontrastables, que Usted se inventó, Capitán, pero en fin…, nadie sabe nada de ellas, ni siquiera Usted, y claro, lo que Usted nos cuente ahora, quién carajos va a creérselo. ¡Ah sí! Le creerían un Fiscal, para corroborar su éxito profesional y mejora de su currículo a costa de lo que sea, y por supuesto una Juez, que ni siquiera se encuentra ya en la Isla. Ese Fiscal y esa Juez sí le creerían, pues no les queda otra. Si fueron capaces de tragarse todas sus mentiras, y además defenderlas y justificarlas, por qué no se iban a conformar con lo que Usted les dijera de las dichosas llaves invisibles y voladoras.

Sí, sí. ¡Vaya con la canción infantil que se nos ha venido a la cabeza!: ¿Dónde están las llaves, matarile… Desgraciadamente el asunto que nos ocupa es demasiado serio, tremendamente triste, como para andarse con bromas que pudieran parecer de mal gusto. Han matado a una persona y no se supo quién lo hizo. A un inocente lo han enviado a la cárcel. No es motivo de cantos ni de alegrías. Nos mintieron y nos engañaron quienes tenían que investigar y resolver ese asunto.

El asesinato cometido en la persona de Benjamín Santana no fue tan simple, como nos quieren hacer creer, como les hicieron creer a los Miembros del Jurado. La investigación está plagada de incongruencias y rebosan demasiado los errores, demasiados cabos sueltos sin explicaciones, demasiadas ocultaciones, demasiados cambios realizados a las declaraciones de los testigos, que diciendo una cosa, luego fueron capaces de escribir que habían dicho otra totalmente diferente. Demasiadas cuestiones no debidamente contrastadas, y además el relato de una hipótesis que es un insulto al sentido común y al raciocinio.

Todo ello hace que el Atestado Policial resulte una falacia y una irresponsabilidad, cuando hay que reconocer que también constan los resultados de esfuerzos bien hechos y gestiones debidamente realizadas, pero que se difuminan con tanta mentira enredándolo todo, desperdiciando el empeño serio y profesional de aquellos Guardias Civiles que sí hicieron bien su trabajo.

Son muchas las personas que cada vez coinciden más, en que fue resuelto este asunto demasiado rápido. La Instrucción Judicial no fue coherente ni inquisitiva, simplemente se remolcó en el rebufo del mentiroso Atestado Policial que le habían dejado a la Juez sobre la mesa. Algo tremendamente grave.

La Fiscalía, a través de su representante, no estuvo a la altura de las circunstancias ni con la Investigación Policial, que con un presunto desconocimiento casi absoluto la defendió de forma reprobable, ni con la Instrucción Judicial, donde también presuntamente permitió y consintió lo indefendible. Y lo peor de este acusador obcecado, y además de incompresible fijación, es que su intención consciente en el Juicio no era otra que la de confundir a los Miembros del Jurado. Su objetivo era ganar él. Por supuesto lo consiguió, aunque la JUSTICIA, la JUSTICIA de verdad, la mandara al carajo.

En manos de este Fiscal pareciera que lo de menos es la Justicia. Una Justicia que pasa a ser algo secundario. Lo importante, lo verdaderamente importante para este funcionario justiciero, es él. Sólo él importa. El inocente no era nada, era nadie.

Por otro lado, la Juez – Instructora, en aquel entonces Titular del Juzgado Número 2, se dejó llevar por los acontecimientos y los consejos, ya no hay duda, de algún mentiroso miembro del equipo de investigación policial y se embarró sin necesidad, hasta el punto de inventarse en su Auto Judicial el famoso “en la madrugada” para poder enviar al inocente a la cárcel.

Y una vez que te embarras, o te duchas muy bien para que no queden rastros de esos polvos y lodos, barro en definitiva, o terminas por echarte al charco y enfangarte al completo. No se lo van a creer, pero la Juez se metió en esa laguna para ensuciarse aún mejor.

La ignominia judicial comenzó el 16 de Noviembre de 2009, justo cuando Youssef Anzaha cumplía el mes y medio en la cárcel. … (CONTINUARÁ).

¿Quién mató a Don Benjamín Santana? (XVIII)
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