jueves. 18.04.2024

Por Miguel Ángel de León

Aunque el título de hoy pueda llevar o llamar a engaño, aviso y prometo que esta vez no hablamos de políticos lugareños, sino del regreso de Supermán (con perdón por el estúpido anglicismo), que retorna a las degradadas pantallas cinematográficas de medio mundo y parte del extranjero. Ese chiquito nuevo que le da vida al héroe de cartón no sabe donde se mete, o desconoce las muertes trágicas que han sufrido todos los actores que han encarnado en cine o televisión al personaje que no es un pájaro ni un avión ni un Binter (esto último es broma, no se me enfade otra vez el colectivo de pilotos, por favor).

Confieso humildemente que, pese a mi infantil adicción a las revistas de chistes y machangos (tebeos o historietas para los peninsulares, cómics para los más papanatas), nunca fui lector ni seguidor del “Supermán” de papel. En hablando de héroes impresos gringos, ninguno me decía nada del otro mundo. Si acaso, “Los cuatro fantásticos”, allá cuando la adolescencia y los primeros picores al sur del ombligo, pero sólo porque la rubia era verdaderamente fantástica, a fe mía. Lo del hombre araña -un suponer- me sigue pareciendo una bobada (y las dos últimas películas que se han hecho al respecto, mucho más aún). Lo del “Capitán América” ni les cuento. Uno prefería, allá cuando chinijo y cuando Panchito Franco todavía era Caudillo de España por la gracia de Dios, “El Capitán Trueno”, “El Jabato”, “El Guerreo del Antifaz”, e incluso “Roberto Alcázar y Pedrín” (todos ellos unos fascistas convictos y confesos, de acuerdo, pero yo por aquel entonces sabía de política lo mismo que ahora: nada). Eso por no citar a machanguitos con más gracia y salero como “Mortadelo y Filemón”, “Anacleto, agente secreto”, “Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio”, “Doña Urraca”, “Carpanta” o “Rompetechos” (ahora hay un personaje en la vida política insular que es clavadito a este último, si ustedes se fijan). Así y todo, “Supermán” podía ser digerido o tenía cierta excusa sobre el papel, dibujado. Pero en el cine no ha corrido la misma suerte. Mucho menos sus dos intérpretes principales, George Reeves y Christopher Reeve: el primero acabó suicidándose y el segundo moría hace año y pico de forma tan valiente como temprana. No fue un gran actor este penúltimo “Supermán” al que un caballo poco mitómano dejó tetrapléjico. Ni siquiera el buen doblaje español disimulaba su impericia artística. Eso sin dejar de reconocer que debe ser muy difícil hacer creíble un personaje si te pasas media película, aunque ésta sea una comedia de ciencia-ficción, con los calzoncillos por fuera de los pantalones (una tendencia que después copiaría, en versión braga, la siempre plagiaria y machona Madonna, la reina del mal gusto, como es triste fama). Ya se ha dicho con mucha razón que la verdadera talla de héroe la terminó dando Christopher Reeve fuera de la pantalla, en los últimos años que pasó postrado interpretando el personaje que menos se parecía al machanguito de los chistes y del cine con el que lo encasillaron para siempre.

Ignoro si el nuevo intérprete de “Supermán” es muy valiente, pero parece claro que no es muy supersticioso.

Para lo que sí hay que tener valor, en cualquier caso, es para enfrentarse a la cartelera actual... y salir vivo para contarlo. Misión de héroes, a fe mía. ([email protected]).

Supermachango
Comentarios