viernes. 19.04.2024

Fue cosa de conocerse los resultados electorales del pasado domingo y empezaste a perder los nervios (los papeles no, porque ya los llevabas perdidos desde que te conozco). Y te conozco tan de viejo y tan bien que ando preparando tu biografía no autorizada, en los pocos ratos libres de los que dispongo. Doy por hecho que no cuento con tu permiso para publicarla, pero intuyo que incluso a ti te va a gustar: no quedas bien en la foto final, es cierto, pero ya sabes que eres muchísimo peor que todo lo que puedan decir o escribir sobre ti.

Confieso que me estás dando mucho trabajo. Tienes un historial denso. Has hecho demasiadas cosas, y casi ninguna buena, pero te lo has currado. Que nadie te niegue tu capacidad de trabajo. Es lo único positivo en tu haber. Dicen que hasta en el infierno se pueden encontrar cosas buenas, si se sabe mirar bien.

Puede que me equivoque. No lo dudo, ni lo discuto ni lo descarto, pero fíjate que yo creo que ambos nos vamos a divertir. Lo sé precisamente por eso, porque ya te tengo muy calado. Has engañado a muchos durante mucho tiempo. Has defraudado a no pocos. Les has mentido a todos alguna vez, porque me reconocerás -ahora que no nos escucha nadie- que mientes más que hablas... y mire que hablas y hablas.

Consta que has hecho mucho daño a conciencia. Incluso a familias enteras. Pero no debe importarte el dolor ajeno, porque al fin y al cabo eres un hombre de éxito al que no le quita el sueño ni le enturbia la conciencia, si la hubiera o hubiese, esas nimiedades que se cuentan sobre la ética, la moral o la dignidad humana o profesional. Todo eso son boberías bobas, como decimos los canarios cuando le echamos gracia o salero a la redundancia, que también es un arte.

Llevo ya más de 200 páginas escritas y dedicadas a ti. 253 a día de hoy, para ser precisos. No son cáscaras de lapa, teniendo en cuenta que en el fondo, y hasta en la forma, eres un don nadie. Y eso que no recurro ni hago cuenta del chismorreo que circula por toda la isla sobre ti, que eres el rey del runrún falso e interesado. No, ahí no hablo por hablar ni escribo para rellenar más espacio. Todos los datos, todas las fechas, todas las graves acusaciones están perfectamente registradas y documentadas. Y todos tus elogios al poderoso, junto con tus insultos al débil. Así de valiente eres.

Me estás dando un trabajo añadido que ni te lo imaginas. El tiempo que no tengo para mí ni para las personas a las que aprecio lo estoy dedicando a ti, para que no digas luego que no me ocupo ni me preocupo por tu labor desarrollada durante tantos años, y tan en vano. Pero no lo hago por mi gusto, sino por sugerencia ajena. Y la empresa lo merece, a fe mía.

Te estoy estudiando a fondo, como el entomólogo a la araña: fijándome hasta en los más mínimos detalles y en todos los movimientos del bicho, aunque me repugne su aspecto, su vil estrategia y su sucia tela de araña, que la has extendido ya por toda la isla, atrapando en la misma a los más incautos e inocentes. Y toda esa estrategia ruinita para lograr como único premio final que todos los que te conocen hablen unánimemente mal de ti a tus espaldas, incluyendo ahí a los que hablan muy bien de ti cuando estás tú delante. A muchos les ha infundido temor, pero a ninguno le inspiras respeto. Tanta mentira y tanta maldad para tan poca cosa. Hoy sólo tienes dinero. No se puede ser más pobre. ([email protected]).

Te conozco
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