martes. 23.04.2024

1.- Querido Antonio Cubillo : Siento decírtelo, pero te mamaron la bandera. Te la ha mamado Paulino Rivero , el mago de El Sauzal, que ha decidido, porque él lo decide todo en Coalición Canaria, que la enseña tricolor con las siete estrellas verdes de la esperanza sea también su bandera. ¿Qué te parece, amigo? ¿Nos tendremos que reunir, otra vez, en "El Pole", para debatir este robo moral tan atrevido o lo comentamos por teléfono? El congreso de CC, yo ya lo esperaba, resultó contestado, pero ganado por Rivero y por los suyos; por poco. En Canarias, quien maniobra mejor gana. Aquí no vale el bienestar de los ciudadanos, ni siquiera de los militantes. Aquí privan el carguito y la promesa por encima de las ideologías e, incluso, de los aciertos. El que mejor maniobra, repito, gana. Pero la bandera de las siete estrellas, esa que sacan los ciudadanos a la calle cuando están apurados, esa que tengo yo en mi despacho firmada por ti, Antonio, esa no es de ellos, sino que se la han apropiado. Al menos no es de Paulino Rivero, porque ese trapo tricolor con siete estrellas verdes -y lo de trapo está dicho con respeto- no lo merece quien hace desprecio de su pueblo para vivir como un rajá. No, señor, Antonio, no lo merece. Paulino Rivero, que es un zorro y un mentiroso, había dicho que no se iba a presentar a la presidencia de CC, pero aquí habíamos retratado su jugada. Era un truco barato de los suyos. El partido está harto de él -o lo que queda de partido-, pero quienes andan instalados en los cargos, varios cientos, siempre lo van a votar porque nadie quiere, y menos en estos tiempos, que lo dejen en la calle. Hace mucho frío ahí fuera.

2.- Coalición Canaria es una caricatura de partido. Ni siquiera cuenta Rivero con el favor de los viejos, de los que lo pusieron ahí. Algunos de ellos tampoco fueron al congreso. No les interesa. CC es una sociedad limitada de intereses, sin ningún pudor, sin categoría moral ni política y sin posibilidad alguna de albergar sentimientos nacionalistas de verdad. Sin proyecto para convertir a Canarias en una nación. Y, por tanto, sin ideario definido, sin fuerza ante el Estado, sin poder en la calle. Sólo conserva el poder de los trescientos y pico cargos que ocupa en las islas. Lo demás le da igual. Rivero seguirá viajando con su secretaria a donde le dé la gana, seguirá montado en el "BMW" de gran cilindrada, seguirá visitando las islas en el helicóptero alquilado con el dinero de los canarios y seguirá vacilándose del pueblo que lo puso ahí (de rebote). Y no hay más que hablar. Incluso cuenta con el apoyo de los desgraciados del PSOE, que se agarran a un cargo como una lapa a la roca, cómplices confesos de la tragedia que sufre Canarias, la región más pobre del Estado. ¿A quién van a engañar? ¿A ti, Antonio, que eres un viejo zorro de la política? ¿A mí, que me jubilo en agosto?

3.- El resultado de la votación del congreso lo dice todo. A Paulino no lo quiere la mitad de CC. Le ha perdido el respeto. Pero él sigue, erre que erre. Le va a ser muy difícil recuperar la autoridad moral para presidir su partido; porque para gobernar Canarias hace tiempo que la perdió. Que diga lo que quiera, pero le ha llegado la hora del adiós. No tiene más capacidad política. Manteniendo los mismos presupuestos programáticos y morales no podrá seguir. Le falta algo muy importante: decencia política. Y eso no se adquiere respirando y mucho menos muñendo e intrigando. Pobre Rivero, pero, sobre todo, pobre Canarias. ¡En manos de quién está! Y, encima, te mamaron la bandera, Antonio.

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Te mamaron la bandera, Antonio
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