sábado. 20.04.2024

Por Antonio Hernández Lobo

Hace unos años, concretamente en el mes de julio del año 2002, fui invitado por un amigo socialista a la presentación del libro “Tender puentes. PSOE y mundo cristiano” en el Club Prensa Canaria de la capital grancanaria. El libro, cuyos autores son Ramón Jaúregui y Carlos García de Andoaín, llama muchísimo la atención, sobre todo en una época como esta, donde la estrecha relación entre cristianos y socialistas choca frontalmente con el afán de buena parte de la jerarquía eclesiástica por enfrentarlos. He rebuscado entre mis libros y ha aparecido. La obra en sí no tiene desperdicio alguno. Lo he vuelto a leer, por lo menos los extractos que más me llamaron la atención. Y al mismo tiempo, miro la foto que la prensa digital y de papel recogía donde se daban la mano el ex ministro José Bono y el Obispo de la Diócesis de Canarias, Monseñor Francisco Cases Andreu, en un acto organizado por el Aula Manuel Alemán de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Entre las conclusiones que se sacan del texto, donde aparecen testimonios de importantes socialistas como Felipe González o Alfonso Guerra, se llega a decir algo así como que sin el voto de los católicos practicantes, el PSOE nunca hubiera llegado al poder. Es más, desde Felipe González hasta Rodríguez Zapatero, todos los líderes socialistas se pronuncian de un modo positivo sobre el hecho religioso cristiano. Pero es que en la posguerra española, la izquierda, en el exilio, llega a incluir a la Doctrina Social de la Iglesia como apoyo del socialismo. Hasta Julio Anguita en su día pidió poner la cruz de la declaración del IRPF para la Iglesia, pensando en la labor que realiza Cáritas con los más desfavorecidos. Es decir, militantes del PSOE, IU, nacionalistas de izquierda, etc. han participado y siguen participando de este hecho.

Aquí contamos con dos hechos históricos en la izquierda, por una parte las posiciones ideológicas antirreligiosas del socialismo en general, y como consecuencia de ello, es la posición que ha hecho que muchos hombres y mujeres de izquierda hayan decidido privatizar su identidad religiosa dentro de los diferentes partidos. Fruto de todo ello ha sido la renuncia de gran parte de los cristianos de izquierda a elaborar cultura política desde el cristianismo.

Pero en la actualidad, toda esta situación ha cambiado muchísimo. Los que nos situamos en este grupo, mayoritariamente laicos (que no laicistas), con una vida social y política importante, y al mismo tiempo, insertos en nuestras comunidades parroquiales y grupos de fe, pretendemos tener una presencia pública cristiana como grupo con una identidad cultural y la convicción de que la experiencia cristiana es factor de generación de cultura política e iniciativas ciudadanas. Aquí la identidad cristiana es bastante nítida. La decisión de alimentar la praxis desde la espiritualidad cristiana y la inserción en la comunidad eclesial fortalece nuestro compromiso social y/o político.

En este sentido sería interesante destacar la unidad de fondo que transversalmente une a los diversos cristianos de izquierda basada en la prioridad concedida a dos temas básicos: la exclusión social por múltiples motivos en nuestro entorno más próximo, y la pobreza de masas en los países del Sur.

Y este debe ser nuestro mensaje, no sólo a los jerarcas de la Iglesia, sino también a muchos conservadores que se arrogan como únicos valedores de esa tradición cristiana. Porque hoy la izquierda la incorpora a su discurso público externo e interno, iniciando una práctica nueva de relación con el mundo cristiano.

Y volviendo a la foto entre Bono y Cases Andreu, se me ocurren algunas conclusiones, fruto de la relectura del texto de Jáuregui y García de Andoaín. Por una parte, la intersección real entre cristianismo y socialismo, y por otra, la reivindicación del valor del diálogo por parte de la izquierda. La distancia y el reproche recíprocos nunca son el mejor camino. Es decir, se puede ser de izquierdas y cristiano, dos términos que, en la actual coyuntura, parecen irreconciliables. Mientras tanto, este libro que recomiendo, es la identidad de todo aquel que se considere de izquierdas y cristiano. Todos los partidos de izquierda están llenos de cristianos; todas las iglesias están llenas de personas de izquierda. Por tanto, a ese grupo de jerarcas episcopales y radiopredicadores de la derecha mediática...”con el cuento a otra parte”, y a tomar nota. Seguimos tendiendo puentes.

Tender puentes: el cristianismo y la izquierda
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