martes. 23.04.2024

Por Diego Hernández Martín

De todos es conocido que en Teguise ya se necesitaba un instituto nuevo donde ubicar a tantos alumnos que se acumulan en las clases del ya diminuto Instituto de la Villa de Teguise, pero lo que no se sabía es que se adaptaría el nuevo inmueble a la situación que toda la población vivimos y que desconocíamos hasta estos días.

Un inmueble que se construye sabiendo los problemas de la empresa más conocida por todos nosotros y consiente del gasto de agua que se podría acumular en las cuentas de Educación, se termina la obra con materiales adaptados para ese ahorro, unas tuberías donde el cauce del agua sea menor para dicha fórmula, y así hacer la espera del sediento estudiante o de la higiene un desespero general. ¿Estarán buscando la solución en poner bombas de agua manuales?

La otra opción para la lucha de esta situación, es la de terminar una instalación moderna, de diseño adaptado a mejorar los problemas de los antiguos tan pronto como se podía con otro punto a tener en cuenta, un colegio sin aparcamientos donde poder aparcar los vehículos de los padres. ¿Harán aparcamientos para bicicletas y así seguir promoviendo la actividad saludable y ecológica?

Como todo en Lanzarote se hace el potaje de lentejas sin las mismas para luego ponérselas una vez terminado. ¿Cómo se puede mejorar algo cuando todavía no se ha inaugurado y que ya están alojados esos alumnos? Son tantas las preguntas que nos hacemos muchos que ya unos pocos piensan que solamente en esta isla las cosas se hacen mirando hacia atrás en vez de mejorar y seguir en un camino ascendente como hace el resto de islas.

Creo que es hora de que muchos ya se den cuenta de que Lanzarote no es solo para los turistas, sino que los que pagamos impuestos y vivimos en esta isla queremos que las cosas se hagan bien. Pongamos todos de nuestra parte, pero los que se encargan de gestionar y de intentar mejorar lo malo e incluso lo bueno sean consientes de que terminar algo rápido no es significado de brillantez, y que cuando se termina algo hay que probarlo, como hacemos con el ya mencionado plato canario, que a muchos nos cuesta ya tener.

¿Un instituto anticrisis?
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