jueves. 25.04.2024

Y REGRESÓ 2009

El año 2017 va a estar marcado por la constante inestabilidad política y por la imposibilidad manifiesta de sacar adelante los temas vinculados con el territorio. En ese río revuelto empiezan a sacar la cabeza los pescadores habituales, los mismos que no se esconden a la hora de hacer ver que mandan y mucho en partidos como el PSOE

Aunque estamos oficialmente en 2017, en lo que se refiere a los aspectos políticos y sociales de Lanzarote vamos a regresar sin duda alguna al año 2009. Semejante afirmación tiene un importante sustento.

El cierre esta vez no en falso de la enésima crisis entre Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista (PSOE), que ha dejado algún cadáver todavía oculto por el camino, nos lleva a pensar que no son casualidades todos los movimientos que se están produciendo. Y sobre todo los que se van a producir. El primero y muy importante para seguir la historia fue el intencionado rescate de Carlos Espino del mundo de los zombis políticos. Con lo a gusto que debía estar allí el hombre, alguien se ha empeñado en que vuelva a estar donde la mayoría de la gente de su partido no quiere que esté. El segundo, la anticipada marcha de su socio de andanzas del Gobierno canario, Manuel Fajardo Palarea. Hay que ir dando las puntadas. El tercero, el juego subterráneo que le están preparando a CC para que se lleve un susto morrocotudo del que los más pesimistas dicen que no se recuperará jamás. El cuarto, la consolidación de ese susto dando otros sustos en lugares más pequeños que el Ejecutivo de toda una Comunidad Autónoma.

Aparentemente hemos iniciado un año que parte con notable convulsión en lo regional y con notable calma en lo insular. Por primera vez en la historia no es Lanzarote el foco de todas las inestabilidades políticas y el tubo de ensayo que algunos usaban como si fuéramos el quimicefa. Sin embargo, como sabemos por experiencia, todo puede cambiar de un momento a otro. Especialmente porque en el Partido Socialista (PSOE) hay una enorme guerra interna que ni los que están dentro saben cómo va a terminar. Y entre los que apuestan por llevarse el volante de la guagua están muchos de los que se la tienen jurada a los nacionalistas, y en especial al presidente del Cabildo, Pedro San Ginés.

Han pasado siete años desde que en octubre de 2009 San Ginés tomó posesión por primera vez como presidente del Cabildo, precisamente en una sesión tremendamente bronca en la que el rescatado Espino, tras tener la osadía de interrumpir al recién llegado en su discurso de investidura, ordenó a los suyos que abandonaran la sesión plenaria en la que se estaba censurando a su compañera Manuela Armas. Algo que como se imagina el despierto lector parece muy habitual entre los socialistas, el hacer algún gesto que determine su posición política con una deliberada ausencia, tal y como Patricia Hernández y los suyos hicieron recientemente en el Consejo de Gobierno que les costó el puesto en el mes de diciembre.

Del primer discurso de San Ginés se pueden extraer muchas perlas que en este mes de enero de 2017 serían hasta noticia. Pero la parte más interesante y que mayor interés informativo tiene en este nuevo 2009 es sin duda la que sus enemigos utilizaron como principal arma en su contra: el territorio. Apremiado por el tiempo y un tanto de forma desordenada, en aquel discurso fue contundente al afirmar, refiriéndose a la polémica de la legalización o no de los hoteles por entonces megailegales (ahora parece que no lo son tanto), que "nosotros no vamos a hacer lo que ha hecho el PSOE, secuestrar el debate como si fuera patrimonio de una sola formación política". Como no podía ser de otro modo, habló del nuevo Plan Insular, subrayando que se iba a aprobar cumpliendo los plazos y buscando el mayor consenso posible, como se iba a aprobar el famoso y polémico entonces Plan Territorial Especial (PTE), el mismo PTE que provocó, como recordó San Ginés, la ruptura del pacto en el anterior mandato entre nacionalistas y socialistas. "¿Se acuerdan cuando decían que la Isla se iba a hundir si no se desclasificaban 25.000 camas?", preguntó en su discurso, respondiendo acto seguido con que "la mentira tiene las patas muy cortas". Pero insistió con el tema de los hoteles: "no debe haber impunidad". A su modo de ver, es el PSOE el que más sabe de regularización de hoteles, puesto que fueron los socialistas, y así lo remarcó entonces, los que han llegado a acuerdos de regularización como el de Yudaya (asunto que parece haberse calmado después de una serie de conversaciones que otro día les relatamos). Huyó entonces también con claridad de las presiones de empresarios, esos mismos empresarios que su compañero de partido entonces y archienemigo público José Torres Stinga afirmaba que dirigían todos sus pasos. "Ni nos han marcado el paso ni nos los marcarán. Espero que no les marquen a ellos el paso desde ningún despacho", soltó rotundo. Para ser más claro, y para "cerrar el chiringuito" abierto por los socialistas, adelantó el solemne compromiso de aquel grupo de gobierno de no llevar a cabo la regularización de un solo hotel si no había consenso con el PSOE. "Los hoteles no se legalizarán si el PSOE no quiere que se legalicen", remarcó al respecto. "¿Quién quiere más camas en la Isla, quién quiere impunidad para los que delinquen? Nadie", setencio, justo antes de terminar con rotundidad su intervención: "algunos no estamos en venta".

¿Qué queda de aquel primer discurso de investidura de San Ginés? Todo. Como ya predijo, los hoteles siete años después siguen exactamente en la misma situación en la que se los encontró. No se ha legalizado nada, pero tampoco se ha tirado nada. Como no predijo, el Plan Insular no ha avanzado todo lo que él creyó entonces que debía avanzar. De hecho, parece que en este nuevo 2009 la cosa va peor que en el viejo 2009. Como ya predijo, los problemas con el PSOE y el territorio iban a aparecer más adelante. De hecho, los socialistas no entraron a gobernar al comenzar su mandato por otro tema vinculado con el asunto de siempre. Como no predijo, esos problemas se resolverían en falso cuando los socialistas aceptaron a regañadientes un acuerdo sin que se hubieran cerrado las heridas que les hicieron dudar.

La batalla del territorio

Y es en este punto donde sustentamos nuestra teoría del regreso a 2009. Aunque aparentemente Pedro San Ginés y los suyos mantienen una relación de absoluta cordialidad y colaboración con el PSOE que lidera en el Cabildo José Juan Cruz, hay heridas que no se han cerrado del todo. José Juan Cruz es una cosa, y los que tiene detrás otra distinta.

San Ginés habló en su discurso de despachos de abogados, como ahora podría hacerlo también de otros poderes fácticos ocultos detrás de lugares como la Fundación César Manrique, de los que luego se ocupó cuando realizó una intervención en rueda de prensa que fue antológica, y probablemente hoy en día, con las circunstancias actuales, no repetiría. El presidente es consciente de que en la Fundación y en los cenáculos donde se reúnen todos sus acólitos no le perdonan el caso de Leopoldo Díaz, como no le perdonan tantas y tantas otras cosas. De ahí que cueste creer realmente que los esfuerzos que han hecho David de la Hoz y Dolores Corujo por aparentar tranquilidad y cohesión en el pacto vayan a tener sus frutos a muy largo plazo.

La batalla del territorio no ha escrito ni mucho menos su capítulo final. En su última intervención en diciembre en el programa “A buena hora” de Crónicas Radio-COPE Lanzarote San Ginés respondió casi con desgana a la reiterada pregunta de cómo y cuándo van a sacar adelante el Plan Insular. Respondió incluso dejando claro que estaba harto de dar fechas que luego nunca se cumplían, consciente además de que es un tema delicado que vuelve a estar en manos del PSOE, un PSOE al que por muchas razones que en Lanzarote conoce la mayoría de la gente no parece que le interese mucho que avancen los temas de planeamiento. Ni el Plan Insular, ni el Plan Especial de La Geria ni una herramienta tan básica para la capital como es el Plan General de Arrecife.

Porque alrededor de estos temas están los mismos de siempre, esos que no van a consentir que en Lanzarote se haga nada sin su permiso. De un modo u otro se las apañan siempre para estar allí donde se toman las decisiones. Si no, que se lo digan a la actual alcaldesa de Arrecife, Eva de Anta, y a sus socios. Que les pregunten de dónde reciben los asesoramientos, quiénes y cómo les orientan los pasos. No hay más que fijarse en la fotografía que ilustra este confidencial para entender de qué va todo esto. ¿De qué hablan en ese momento Eva de Anta, Carlos Espino y Alfredo Díaz, por qué hicieron corro el día en el que se planteó el paripé de coloquio sobre la Ley del Suelo en la Fundación César Manrique, de qué han hablado en otros lugares donde en teoría no se les ha hecho fotografía?

Una vez que se sepa realmente qué sucede con el Gobierno de Canarias, una vez que PP y PSOE dejen claro si se atreven a descabalgar por primera vez en décadas a CC de la presidencia del Ejecutivo, se sabrá por dónde van los tiros en Lanzarote. Es importante conocer también el final de las batallas internas dentro de todos los partidos, pero mucho nos tememos que 2017 puede ser otro 2009, lo que en ningún caso será bueno para Lanzarote y para los lanzaroteños.

En la vanguardia de las excusas para sacar a todos los personajes habituales de la polémica del suelo está el intento de Fernando Clavijo de poner en marcha lo que se conoce como la Ley del Suelo. En la Fundación César Manrique ya han puesto las cartas sobre la mesa, sacando también del baúl de los recuerdos a personajes como Fernando Prats. Su visión y su misión es muy clara: tumbar la Ley. Para ello se van a valer de los mecanismos y de los protagonistas habituales, utilizando las artimañas y las tácticas habituales.

Sólo un milagro podría impedir que nos peguemos un año hablando una y otra vez del territorio, que unos y otros den vueltas y más vueltas filosóficas para que finalmente no se haga nada, aunque se entierren a paladas toneladas de dinero público, invertidas en equipos redactores, planimetrías varias y litros de saliva que salen más caros que los litros de vino que se tendrán que tirar como las cosas no cambien.

Regresa 2009, y el que no lo entienda ahora terminará el año haciéndose preguntas que tendrán imposible respuesta.

Y REGRESÓ 2009
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