jueves. 28.03.2024

1.- Y allí, en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, se presentó, pobre de él, el sexto teniente de alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz, José Alberto Díaz-Estébanez. Y entonces le preguntaron: “¿Y qué hace usted aquí?; usted no es consejero”. “Bueno, yo vi mi nombramiento en el BOE, por eso vengo”. “No, hombre, debe tratarse de una confusión. El que ha sido nombrado consejero de la Autoridad Portuaria es el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, que se llama como usted, pero que no es usted”. Me recuerda aquello de Groucho Marx, cuando abordó a una elegante señora en una fiesta: “Su pelo me recuerda a usted; sus manos me recuerdan a usted; sus ojos me recuerdan a usted. Todo me recuerda a usted, menos usted”. José Alberto (Díaz-Estébanez) se fue de la Autoridad portuaria a su casa, con el rabo entre las piernas, como no podía ser menos, y cabreado como un mono. En fin, que al pobre de José Alberto (el chimbo) lo dejaron sin dietas, sin esas cosas que se pagan en los consejos de administración. Y será el no menos entrañable edil lagunero (que La Laguna es puerto de mar ¿no?), el que las perciba, como está mandado. La noticia me la dieron ayer y me entró tal ataque de risa que me olvidé publicarla en mi artículo anterior. Y eso que tenía pocos temas. Lo malo de la Autoridad Portuaria es que sus funcionarios y consejeros tienen que lidiar con Ricardo Melchior, aunque sólo sea en las oficinas y en los consejos. En el segundo caso, no en el día a día, donde es terrible el alemán. Que están.

2.- Si ustedes son seguidores de nuestra sección de Cartas al Director se darán cuenta de que últimamente publicamos muchas más misivas que antes; y más extensas. Los lectores no hacen puto caso del número de líneas establecidas, porque los lectores no tienen capacidad de síntesis. Es mucho más fácil escribir un rollo repetitivo que cinco líneas bien escritas y enjundiosas. Muchas cartas significan también muchos lectores. Nosotros no permitimos comentarios a pie de artículo y utilizamos esta sección de Cartas al Director para que los seguidores de nuestro periódico se puedan comunicar con nosotros. Se desahoguen. Es una buena fórmula y toda una vía de escape. Algunas cartas son impublicables, porque venados hay en todas partes, pero las que le parecen correctas al director, y están medianamente bien escritas se publican. Aunque nos pongan a parir. Creo que es un buen vehículo de comunicación de los lectores con nosotros, repito.

3.- El escándalo en Venezuela no para. Ayer, Maduro bloqueó con la Guardia Nacional y el Ejército todas las entradas a Caracas para que los manifestantes del interior del país no llegaran a la capital a manifestar su protesta por el auto golpe. Hubo cientos de heridos, algunos de consideración. La Asamblea (el Congreso) no se pudo reunir porque muchos diputados no pudieron a llegar a la sede parlamentaria. El bruto sigue haciendo de las suyas, muy cabreado por la condena de los países de la OEA. Algunas naciones de Latinoamérica podrían retirar a sus embajadores de Caracas. La situación se tensa por momentos. No descarten un baño de sangre porque el pueblo venezolano –excluyo a los paniaguados chavistas y a sus comandos armados– tiene hambre y no se irá de las calles, asume los riesgos, que no son pocos. Hay fotos de ayer que me parecen terribles. Los cuerpos represores se emplearon a fondo. Ah, y una cosa. Según informa nuestro corresponsal en Venezuela, Leo Casino Varona, varios coroneles con mando en tropas en todo el país están dispuestos a dar el paso y a desobedecer al Gobierno. Hay muchos militares encarcelados por discrepar del chavismo. Pero los generales que participan del festín, y que han sacado a sus familias del país previendo lo peor, no van a poder mantener la labor de contención por mucho tiempo. Se les pueden ir de las manos sus propias Fuerzas Armadas. Y el que avisa no es traidor.

Y allí se presentó José Alberto Díaz-Estébanez
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