Tres años de la muerte de Agustín Acosta

Por A. Hernández Romero (eldiariodetenerife.com)

El pasado viernes se cumplieron tres años del fallecimiento de Agustín Acosta Cruz, el gran periodista lanzaroteño que marcó toda una época en la profesión en Lanzarote y Fuerteventura y que fue el gran defensor de su tierra.

Ni un homenaje, ni un reconocimiento a su persona. Sólo el silencio de siempre con el que esta tierra premia a los que hicieron tanto por ella.

Nosotros sí lo recordamos aquí, como el gran hombre y el gran amigo que fue. Creador de “Radio Lanzarote” y del periódico “La Voz de Lanzarote” y de la televisión local más escuchada y más cañera del Archipiélago, fue un trabajador nato que lo dio todo por su familia y por su tierra, sin que se viera recompensado por casi nadie.

Agustín fue un ejemplo de supervivencia en esta profesión y en Canal 7 del Atlántico protagonizó etapas memorables, como integrante del programa “El perenquén”, que rompió todas las audiencias durante sus años de emisión. Con compañeros como Juan-Manuel García Ramos, Justo Fernández, Antonio Cubillo, Sonia García y Andrés Chaves.

Periodista de una pieza, gustaba despachar con la gente en el “Waikiki”, en Puerto del Carmen, un bar cercano a su domicilio que convirtió en su santuario. Los dos desaparecieron.

Agustín creó medios de gran influencia en su tierra y su palabra era ley. Fue presidente del Cabildo de Lanzarote en una época de transición y ayudó a crear, con César Manrique, su gran amigo, unas infraestructuras de ocio que aún hoy prestigian la isla. Fue el gran defensor de los Jameos del Agua, del Jardín de Cactus, de la Cueva de Los Verdes, del parque nacional de Timanfaya. Potenció la isla de Fuerteventura, a la que apoyó desde sus medios en Lanzarote y creó sucursales en ella.

Y era un enamorado de Tenerife, a donde venía a trabajar y a comprarse chaquetas en “El Corte Inglés”. Pero a Agustín siempre le gustaba dormir en su isla, porque al día siguiente se levantaba muy temprano para ir a grabar su programa de televisión en el hotel “Lancelot”.

Un día se lo encontraron durmiendo en su apartamento de Puerto del Carmen, un lugar que adoraba. Tenía un periódico en sus manos., Había muerto, plácidamente, viendo la televisión. Hoy hace tres años.

Nadie se ha movido para tributarle el gran homenaje póstumo a un hombre que nos dejó de improviso. Ni una calle, ni un monumento, ni un reconocimiento público. Nada de nada. Y eso a un hombre que lo fue todo en su tierra, que dejó atrás a muy pocos y buenos amigos y a unos cuantos afectados por su crítica mordaz y ácida. Agustín no daba tregua a nadie cuando creía que lo que defendía era justo.

Tres años después de su muerte, eldiariodetenerife.com quiere dejar constancia de su valía profesional, de su hombría de bien, de su amor por las cosas de su tierra y de su gran vocación periodística.

Agustín dominaba todos los medios: prensa, radio y televisión. Era un maestro al que no le gustaba la docencia y un periodista al que le gustaba la trinchera. Pudo hacerse rico con la profesión y no fue así. Era un creador, un enamorado de su trabajo y un buen amigo. Y lo recordamos, vaya que si lo recordamos.