CARTAS A LA CARTA
Si usted está en el Tentempié tomándose un cubata, un bocata o un tentempié se puede ver sorprendido de improviso por una lluvia de cartas procedente de la ventana que copiosamente le invade la mesa. Como quiera que las innovaciones tecnológicas lo llenan todo, ahora resulta que hasta en Correos, y más concretamente en la calle Granada, se ha implantado una nueva modalidad de entrega de cartas al más puro estilo de lanzamiento de peso, peso que se quita el cartero pero, claro, propiciando con el temporal un susto morrocotudo a quienes degustan las diversas y espléndidas variedades que le ofrece la cafetería el Tentempié. Lo malo es que los “receptores” de la correspondencia por protestar creo que les ha caído hasta una denuncia del lanzador de turno. Menos mal que el remitente no era el “Ladilla”, que si no se arma la de Dios por aquellos pagos de ídem. Bueno, el remitente no era el “Ladilla” y sus mariachis, ni el receptor era el “Cojitranco” que si no tendríamos querellas en cantidades industriales. La verdad es que el sistema de nuevo cuño es eficaz en el sentido de aliviar el quehacer del repartidor. ¿O no? Le digo a usted guardia...
Si este sistema lo patentan algunos cartuchos corporativos estamos seguros de que el diluvio universal era apenas un chubasquito de nada.