SIN RUIDO Y SIN NUECES

Esto de la Zona Saturada de Ruido es una realidad sangrante en Arrecife con la salvedad de que ahora la autoridad competente no pasa de la cuestión que Pablo Betancort y Paca Duque plantearon con ardor y con rigor en el último pleno municipal de siete horas de duración. La cuestión no es una broma, y los vecinos que padecen esta tortura lo acreditan con multitud de testimonios que en algunos casos escalofrían. Cerrados los locales de ocio se producen en las calles unos tenderetes de mucho cuidado que desquician al vecindario menos exigente. Lo triste, nos dicen, es que en esas zonas de concentración de más de mil personas hay cantidad de menores que Dios sabe si en el devenir jubiloso de la noche empinan el codo hasta la saciedad. Entendemos que esto de los menores sí que se puede y se debe solventar con rapidez. Las policías (local y nacional) deberían insistir con machacona reiteración en mirar si efectivamente hay menores en locales y en la calle a estas intempestivas horas y sancionar con rigor o proponer, sería lo justo, las sanciones para que se sea inflexible a la hora de multar a los infractores o a quienes corresponda. La juventud es el estadio más importante de la sociedad y si proponemos que se vigile su presencia en locales públicos de la más variada índole es porque nos preocupa el mañana de quienes incautamente pueden verse abocados a vicios (alcohol, drogas, etc.) que luego son de dificilísima erradicación.