¡VIVA LA PEPA!
Aquí, en Arrecife podemos asistir atónitos a multitud de vergonzosos procedimientos en una carrera loca hacia ninguna parte. La penúltima joya que divisamos es la discoteca, o lo que sea, llamada Tángara, ayer conocida por Factory y también por otro nombre anterior que a voz de pronto no recordamos. Las carajeras que se armaban por aquella zona eran épicas y levantaron ronchas de la más variada índole. En la actualidad, los vecinos próximos a la tal Tángara están ardiendo y protestando en el desierto de la burocracia sin que encuentren respuestas satisfactorias a sus quejas. Ya no es sólo Paca Duque la que protesta sin éxito por las escandaleras nocturnas, ahora le toca el turno a otros moradores sin que se vea una respuesta rápida por quien corresponda. Lo lamentable es que estos muchachos no tienen el correspondiente permiso de apertura, pero abren, y tienen actividad a toda leche de tal manera que la fogalera que arman ha propiciado hasta diez denuncias ante el consistorio capitalino. Es más, nos dicen lenguas, y no de doble filo, que no es que no tengan licencia, sino que ni siquiera la han pedido. El tal consistorio abrirá un expediente más y sólo Dios sabe cuándo cierra el expediente y cierra esta actividad, que al decir de ediles y de vecinos carece de la legitimidad que las normas establecen. ¡Viva la Pepa! La Pepa y los que cierran los ojos al clamor popular. En fin, que la enfermedad en lugar de atajarse gana en extensión en el cuerpo inerte de algo que se llama pueblo y que dice que en un estado democrático es soberano.