Las altas temperaturas y las recientes lluvias han estropeado buena parte de la vendimia

El Cabildo envia un informe al Gobierno de Canarias para hacer una valoración de las pérdidas en la cosecha de uva

La consejera de Agricultura del Cabildo de Lanzarote, Nereida Pérez, explicó este viernes en el programa ‘El Despertador' de la 95.8 que “ahora mismo se está redactando un escrito que se enviará al Gobierno de Canarias para hacer una valoración de las pérdidas” que están sufriendo los viticultores, documento que se ha enviado ya al departamento correspondiente.

La consejera informó asimismo de que el jueves tan sólo se habían recogido 370.000 kilos de uva, y aunque quiso invitar al optimismo al afirmar que se llegaría al millón y medio, lo cierto es que la cosecha de este año probablemente no alcanzará siquiera el millón de kilos de este preciado fruto.

El intenso calor que padeció la Isla hace dos semanas y las recientes lluvias han echado a perder gran parte de la cosecha de este año. Una situación que tiene muy preocupados a los viticultores, que perderán más de 2,5 millones de euros con respecto al año pasado, que se vendimiaron más de 3,5 millones de kilos. Así, el Gobierno Canarias tendrá que tomar cartas en el asunto y evaluar las pérdidas que se han sufrido para indemnizar a los agricultores, que están pasando por malos momentos.

De nuevo el viticultor, el más perjudicado

Sin embargo, y tal y como afirmó Pérez, “las bodegas están más preocupadas por la calidad de la uva que por la cantidad que está entrando”. La consejera dijo también que la escasa cosecha de este año servirá para que las bodegas regulen los excedentes, aunque lamentó que tuviera que ser de esta manera.

De modo que, una vez más, el agricultor vuelve a ser el gran perjudicado en esta situación. No obstante, la consejera de Agricultura mostró su preocupación por los años venideros. De un lado, la cepa está dañada y depende de que las lluvias sean generosas en invierno, de otro, el ciclo vegetativo de las vides va en descenso, por lo que las previsiones se tornan agoreras.

Los bodegueros, conscientes de la situación, quieren adquirir rápidamente las uvas a los agricultores, que podrían aprovechar esta circunstancia para incrementar el precio del fruto. Algo que sería más que justo si se tiene en cuenta que los viticultores siempre se quedan con las migajas de este suculento pastel de la economía de Lanzarote cuyos trozos más grandes se reparten las bodegas, y sobre todo, el sector hostelero.