Las fuertes discrepancias en el seno del Ejecutivo obligaron a alargar durante siete horas la reunión

Un tenso Consejo de Ministros activa el estado de alarma en todo el país

Este era un Gobierno pensado para hacer frente a múltiples emergencias: climáticas, machistas y feministas. Pero cuando la verdadera emergencia ha llamado a sus puertas ha evidenciado su falta de reacción y su falta de unidad, sembrando la confusión. El Ejecutivo aprobó ayer el estado de alarma con medidas absolutamente excepcionales. Y lo hizo en una jornada esperpéntica, en la que se puso de manifiesto la descoordinación y la pugna dentro del Gobierno. Las pretensiones de Pablo Iglesias chocaron frontalmente con la idea que defendía la parte socialista, llegándose a producir el amago de dimisión de varios ministros si Sánchez cedía ante semejantes pretensiones, como la intervención de los medios de comunicación.

La legislatura preparada para la guerra cultural se ha convertido en un mandato verdaderamente excepcional. El temor de Pedro Sánchez a formar «dos gobiernos en uno» renació ayer con crudeza. Las fuertes discrepancias en el seno del Ejecutivo obligaron a alargar durante siete horas la reunión, en la que el Gobierno decretó el estado de alarma debido a la crisis del coronavirus.

Los españoles estuvieron durante más de 30 horas expectantes para conocer las medidas que se iban a adoptar dentro del estado de alarma. Desde que el presidente anunciase esta decisión, pasado el mediodía del viernes hasta que finalmente compareció ayer a las 21 horas. Para entonces, muchas horas antes, se filtraba un borrador del decreto. El Gobierno reproducía los peores errores del Ejecutivo italiano, al no impedir que medidas de excepcional calado se conociesen directamente por boca del presidente.