Desde Estopa a Melendi, pasando por clásicos como los Beatles o Clapton, hablan de las excelencias de las drogas en sus discos

Canciones con dos rombos

Tanto el cantautor Tino Delgado como el guitarrista de Kardomillo, Samuel Perera, creen que se puede hablar de las drogas en las canciones pero de forma más sutil

Se puede decir, como Estopa, “nos comemos la noche cacho a cacho, gramo a gramo” o ser más sutil y pedir “abrázate a mí maría, abrázate fuerte a mí, que esta noche está más fría y necesito dormir”, como cantaban Los Secretos.

Ambas canciones hablan de los efectos beneficiosos de las drogas, pero la diferencia es notable. Los litros de alcohol que corrían por las venas de Ramoncín los conoce cualquier aficionadillo a la música ochentera, lo mismo que la resaca de los Mecano “porque el fin de semana los dejó fatal, fumando bebiendo y sin parar de reír” y los heavys recordarán que Barón Rojo iban “muy bien, borrachos como cubas y qué”.

Esa es la pregunta, ellos pueden cantar a lo que quieran ¿Y qué?

Aunque sus estilos musicales son distintos, tanto Tino Delgado, cantautor lanzaroteño como Samuel Perera, el guitarrista de Kardomillo, aseguran que no todo vale. Dice Samuel que “del mismo modo que hay películas para adultos, habría que diferenciar las canciones que se hacen porque está claro que algunas no son para niños de cinco años y sin embargo sí las escuchan”. Comenta que “lo que no se puede hacer es coartar la inspiración de alguien que quiera escribir un tema porque a lo mejor no lo hace pensando en que lo escuchen menores”. También apuesta por que este tipo de canciones con contenidos poco apropiados para los chinijos se emitan en horarios restringidos. Además, propone una mayor imaginación a la hora de componer porque se puede decir lo mismo de forma más sutil; es decir, nadie tiene por qué ver en Lucy in the Sky with Diamonds, una oda al LSD. Afortunadamente la lengua española es suficientemente rica para ofrecer diferentes recursos literarios. “No hace falta ser tan simplón”, comenta.

Para Tino, “hay que ser un poco más responsable porque todos hemos pasado por la etapa de la adolescencia en la que nos pensamos que todo es sencillo y no es el momento ideal para recibir mensajes como que la coca y los porros son buenos”. Recuerda como en la época franquista en la que había censura, se hacían canciones que parecían inocentes pero que no lo eran y la gente captaba perfectamente el mensaje. “Uno puede decir que es genial meterse una raya siempre que lo haga en su ámbito privado y no para que salga en una canción”, argumenta. Dice que “si todos fuéramos insultándonos por la calle y diciéndonos en canciones lo que pensamos unos de otros, como ha hecho el rapero con el rey o la policía, sería un caos”.

Canciones protesta

Si un autor quiere protestar en uno de sus temas porque quiere que se legalice el consumo de marihuana, ¿es lícito que lo haga? En opinión del cantautor lanzaroteño, “se puede hacer de tal forma que sólo capte el mensaje la persona que ya está intelectual y emocionalmente preparado para asimilarlo”.

Los dos apuestan por la libertad de expresión pero entienden que si a un joven le dice el cantante de su grupo favorito que tomar cocaína es genial, para él directamente es una verdad incuestionable. “Si a mí se me critica pero lo hacen de forma sutil, igual hasta me hace gracia”, dice Tino. El único caso en el que no aceptan las sutilezas es en carnavales con las letras de las murgas poniendo a caldo a los políticos, comentan ambos entre risas.

Para Samuel la repercusión de las letras de estas canciones en la mente de un adolescente va a tener mucho que ver con la educación que haya recibido. “Si en su casa ve en la televisión determinados programas que todos conocemos cuáles son, va a saber perfectamente lo que es una raya pero si se le evitan estos contenidos se le puede mantener un poco más inocente”, piensa.

Lo malo es que siempre va a haber un compañero de clase o el amigo “malote” de la pandilla dispuesto a revelar la verdad a los demás. “En los tiempos de Eric Clapton o Jimmy Hendrix, ellos eran la droga personificada y hablaban del LSD y no la nombraban tan directamente”, dice Tino, al que obviamente se le ha escapado que uno de los temas más conocidos de Clapton se llama “Cocaine”.

Otros intereses

¿Por qué habla Estopa de la cocaína, porque es su motivo de inspiración o porque la compañía se ha dado cuenta de que este tema engancha a los jóvenes, que son los que van a comprar los discos? Dice Samuel que “un grupo como ese está muy controlado y su enfoque comercial está clarísimo porque es un producto de marketing sin más, que fomenta el concepto rebelde”.

Desdramatizar

“No creo que haya que ser tan exagerado y que por que un cantante hable de drogas vaya a convertir a todos los jóvenes en drogadictos porque un niño está influenciado por muchísimos más estímulos que la música”, explica Samuel. Para Tino, “no quiero pecar de puritano, pero yo pasé por la edad del pavo y busqué puntos exteriores que apoyaran mi rebeldía pero luego uno ya tiene experiencia y más sentido común”.

Dice Samuel que “un artista tiene que escribir lo que siente” y para Tino, “escribir supone dar rienda a la necesidad que tienes de expresar lo que sientes y compartirlo pero también debes ser consciente de la repercusión de esas canciones”. Sólo espera que las canciones que queden para la historia trasmitan mensajes más positivos que las excelencias de las drogas.

Lo que no esperan es que con sentencias condenatorias o no, se dé en España una ola de puritanismo porque, como dice Samuel, “sería horroroso”. Dice que para eso, es mejor no escribir canciones. No piensan que la sociedad española sea tan hipócrita como la norteamericana en la que parece que se escandalizan porque a una cantante se le vea el pecho en la televisión, aunque como dice Tino, “tampoco vamos a irnos nosotros al punto contrario”.