A cobrar, que son dos días
Esta vez se han pasado siete pueblos. O siete ayuntamientos (y algún cabildo). Han roto la saca de la avaricia económica y han roto también, de paso y del bolichazo, la paciencia de los dueños de la misma, que somos todos. Ahora el pueblo (el pueblo que no está en la pomada del poder) se ha cansado, y ya ha obligado a dimitir a algún alcalde (Mijas). Ahora la oposición se ha decidido a ejercer como tal (Tías). Ahora la prensa medianamente seria ha empezado a editorializar en contra de este relajo, y hasta columnistas progres y pro psoecialistas firman artículos denunciando lo obvio (Elvira Lindo: “El ciudadano no sale de su asombro ante el hecho de que no haya una ley que decida por encima de los deseos de los políticos”). Ahora los foros digitales y cuales se llenan de comentarios de lectores/electores entre anonadados y cabreados ante tanto descaro, y ante la pregunta de si algún organismo debería fiscalizar el sueldo que se ponen los alcaldes (cuestión planteada en El País), se publican nueve opiniones contundentes y coincidentes. 1: Por supuesto, ya está bien de hacer negocio con los votos de los ciudadanos. 2: Un organismo no, una ley que prohíba que se suban más el sueldo de lo que se lo suben a los trabajadores. Sueldos y dietas, en consulta popular y públicos. 3: El Tribunal de Cuentas debería revisar las cuentas de forma automática y sin aviso previo, por sorteo. 4: El Ministerio de Administraciones Públicas debería regular mediante la ley los sueldos máximos de todos los cargos públicos. 5: ¿Y el tema de los asesores? Leo y quedo estupefacto: el presidente de la Diputación de Castellón tenía 23 asesores. Ahora, 33. Una manera más de colocar amiguetes y ex lo que sea. 6: Sí que debería estar fijado el sueldo de los alcaldes, probablemente en función del número de habitantes, porque eso de un cheque en blanco me parece una desvergüenza total. 7: Creo que sería lo más sensato y mínimo exigible, y conocer los emolumentos completos; así como conocer su estado fiscal, real, antes y después de los mandatos en algún cargo público. 8: Los cargos políticos locales deberían considerarse como no profesionales, y cobrar solamente por compensación a su tiempo dedicado, el salario mínimo que establezca la ley. 9: Deberían leer La República, de Platón. Así aprenderías cuáles deben ser las virtudes de los gobernantes y lo que obtienen a cambio”.
Apenas pide nada este último lector: que los políticos se pongan a leer. Y encima a Plastón (Platón, quise decir). Eso es conocer poco o muy mal a los políticos lugareños, que no están por la labor de perder el tiempo en lo que ellos consideran boberías (es decir, todo lo que no sea ganar dinero lo antes y más fácilmente posible). Hay dignas excepciones, sí. Justo las que vienen a confirmar la lamentable y vergonzosa regla.
La coincidencia ciudadana en la crítica al uso y abuso de los dineros públicos de alcaldes y demás cargos políticos parece unánime, en efecto. Y más ahora que, como ya queda dicho, a los insaciables se les ha ido la mano más lejos que nunca antes. Mira lo de Mijas, en donde sus concejales -generosos, desinteresados y desprendidos- aceptan un sueldo que no supere el del presidente del Gobierno. El municipio de marras está en Málaga, y el grupo socialista en el Ayuntamiento se ha comprometido a revocar el acuerdo sobre las retribuciones económicas aprobadas el pasado día 5 y reducirlas a unas cantidades “razonables” y que en ningún caso superen el salario del presidente del Gobierno (89.303 euros). Hablamos de una ciudad de 60.000 habitantes, casi la misma cantidad que Arrecife, por poner un ejemplo cercano.
Los grupos de gobierno, como los grupos de poder (político, empresarial y lo que se tercie) siempre son sospechosos, como las grandes fortunas, que guardan invariablemente un cadáver en el armario o en el barranco. Yo no les creo por sistema. Como no me creo a la prensa que apoya al Gobierno, a cualquier gobierno. Todo elogio del periodista al poder es una patada a su propia credibilidad, si la hubiera o hubiese. Así que me posiciono con la oposición, incluso cuando se equivoca o exagera. En Tías, si los tíos que tienen el poder no explican, aclaran y -en su caso- devuelven el dinero que han podido cobrar indebidamente de más, ya está tardando el PP en llevar eso ante los tribunales de Justicia. Amén. (de-leon@ya.com).