Al César lo que es del César
Este martes, 25 de septiembre de 2007, se cumplía otro aniversario del doblemente desgraciado accidente automovilístico que causó la muerte de otro lanzaroteño mucho más conocido internacionalmente que la mayoría de los cientos de conejeros que también han perdido la vida en las carreteras de esta pobre islita rica sin gobierno conocido, las más ensangrentadas de toda Europa, si las estadísticas no engañan. 15 años ya sin el César visionario. Se escribe pronto y fácil. Tres lustros enteritos y entregados a la desmemoria, aunque desde las instituciones públicas y los públicos caraduras de la especulación hagan como que hacen algo por respetar ese legado manriqueño que en realidad desprecian y en la práctica ningunean. Mira no más el propio y nuevo y requeteampliado Cabildo cojitranco conejero, todo pintadito con los colores típicos de Lanzarote. Buen botón de muestra para otro (mal) ejemplo de los poco ejemplarizantes ejemplares políticos que padecemos, que predican una cosa y hacen justo la contraria, como es triste fama.
Los políticos se han vuelto a encaramar un año más al cementerio de Haría para hacer una suerte de ofrenda foral sobre la tumba manriqueña, cumpliendo así la tradición de ese fúnebre ritual que no termino de entender. Mientras escribo estas líneas contra reloj, me muestran fotos del acto de marras. Lo de siempre: políticos y más políticos (ergo, no trabajadores) haciendo el paripé floral y tal en Haría. Yo no lo haría, pero mi opinión no vale porque soy refractario a cualquier ceremonial institucional, así la organice Juana o su hermana, así cante Pepe Leches o Rosana.
Si unos repiten analmente (anualmente, quise decir) el paripé, a otros nos obligan a repetir idéntica opinión sobre el mismo. Y llegados a este punto siempre recuerdo que el aniversario de la muerte de Manrique no acostumbra a "celebrarlo" nunca la propia Fundación que lleva su nombre. Hace bien, para mi gusto. Mejor eso que lo de los políticos que le echan más cara que espalda al asunto y que cada año por estas mismas fechas suben al cementerio hariano a hacer como que lloran la pérdida del artista... mientras permiten, por activa o por pasiva -como dicen ahora los adictos a las frases hechas-, la pérdida no menos irreparable del futuro, si lo hubiera o hubiese, de Lanzarote. Échele usted millo a la baifa, cristiano, que está ya en las últimas.
Tampoco termino de entender por qué los lanzaroteños permiten/permitimos que sean precisamente los que más daño le están haciendo a la isla los mismos que se apropien del nombre del artista cuyos consejos desoyen a diario. Y no se me alcanza comprender por qué les damos tanta cancha informativa en los medios a los que mejor harían en esa fecha de luto en quedarse en sus casas para que nadie los viera por la calle. No me explico por qué hacemos entre todos este periodismo tan seguidista y adulador del poder político o empresarial de turno. No es de recibo que todos los años, con motivo de esta luctuosa efeméride, aparezcan invariablemente en portada, abanderando el recuerdo póstumo de Manrique, los mismos que lo apuñalan a diario con su desidia y su manifiesta incompetencia, en esas fotografías que constituyen un insulto a la inteligencia colectiva del pueblo y a la propia memoria del pintor desaparecido. (de-leon@ya.com).